Las altas temperaturas no solo generan incomodidad, sino que también pueden desencadenar una serie de trastornos físicos y mentales. De acuerdo con el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus destacó que un estudio calculó que más de 61.000 personas murieron por causas relacionadas con el calor en 35 países europeos durante el verano del hemisferio norte en 2022.
Para prevenir desde los síntomas más leves, hasta los más graves, la doctora Asunción Gonzálvez, jefa del Servicio de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Torrevieja, ofrece una visión detallada de cómo el calor extremo impacta en el cuerpo humano y cómo mitigar sus efectos adversos.
¿Qué le ocurre al cuerpo bajo un calor extremo?
Cuando el cuerpo se enfrenta a temperaturas elevadas, inicia una serie de respuestas fisiológicas para mantener su temperatura interna estable. Entre los síntomas más comunes que pueden aparecer debido al calor extremo se encuentran la debilidad, el estado de confusión, el vértigo, la cefalea (dolor de cabeza), el cansancio, la sensación de náuseas acompañada de ansiedad, y la sudoración excesiva.
La doctora Gonzálvez advierte que si estos síntomas no se gestionan adecuadamente, pueden evolucionar hacia condiciones más graves como un golpe de calor, que se caracteriza por una temperatura corporal extremadamente alta, falta de sudoración, y potencial daño a órganos vitales.
¿Qué población corre más riesgo ante las altas temperaturas?
Las personas más vulnerables al calor extremo incluyen a los ancianos, los niños, y aquellos con condiciones de salud crónicas. Cada grupo presenta riesgos específicos y requiere medidas de precaución adaptadas a sus necesidades.
Las personas mayores son especialmente sensibles al calor, particularmente aquellas que toman medicamentos para la hipertensión. “Algunos fármacos antihipertensivos tienen un componente diurético, lo que puede aumentar la pérdida de líquidos”, explica la doctora Gonzálvez. La capacidad del cuerpo para regular la temperatura disminuye con la edad, y una hidratación insuficiente puede agravar los problemas de salud preexistentes. Es crucial que las personas mayores consuman al menos 1,5 litros de agua al día, incluso si no sienten sed.
Mientras que los niños, especialmente los más pequeños, tienen una menor capacidad para regular su temperatura corporal y pueden deshidratarse rápidamente. “Debemos estar atentos a cambios en el comportamiento, desde llantos irritables al aletargamiento. Se les debe ofrecer agua regularmente, independientemente de que manifiesten sed”, aconseja Gonzálvez.
Otro grupo vulnerable son aquellos que realizan actividad física intensa bajo el sol. Ellos están en riesgo de sufrir calambres musculares intermitentes y otros síntomas de golpe de calor. Los calambres están relacionados con la pérdida de sales y la respiración acelerada durante el ejercicio. Es recomendable evitar el deporte al aire libre en las horas de mayor calor para minimizar estos riesgos.
¿Cómo prevenir los efectos de las altas temperaturas en nuestro cuerpo?
Para reducir el impacto negativo del calor en el cuerpo, se deben adoptar medidas preventivas que incluyan cambios en el estilo de vida y prácticas de cuidado personal.
Beber suficiente agua es fundamental. La recomendación general es consumir entre 1,5 y 2 litros de agua al día, o más si se está expuesto a temperaturas muy altas o se realiza actividad física intensa.
Usar ropa ligera, de colores claros y fabricada con materiales que permitan la transpiración, puede ayudar a mantener el cuerpo fresco. Los sombreros y gafas de sol también son útiles para protegerse de los rayos solares directos.
Limitar el tiempo al aire libre durante las horas de mayor calor (entre las 12:00 y las 17:00) y buscar sombra siempre que sea posible. Si es necesario estar al aire libre, se deben aplicar protectores solares con alto factor de protección.
Con una planificación adecuada y la implementación de medidas preventivas, es posible disfrutar del verano y las altas temperaturas minimizando los riesgos asociados.
Actuación ante un golpe de calor
Hay veces que por más medidas cautelares que se tomen, un golpe de calor puede suceder. Esto es una emergencia que requiere intervención inmediata. Las medidas a tomar incluyen:
- Traslado a un lugar fresco: Mueve a la persona a un área sombreada y fresca.
- Hidratación: Proporciona agua fresca para beber.
- Enfriamiento: Aplica compresas frías en áreas como la frente, cuello y axilas, y afloja la ropa ajustada.
- Ventilación: Usa ventiladores o aire acondicionado para reducir la temperatura corporal.
- Llamada de emergencia: Si la persona muestra síntomas graves como confusión, convulsiones o pérdida de conciencia, contacta con servicios de emergencia inmediatamente.
En bebés y niños, la respuesta debe ser similar, pero con un enfoque especial en evitar la deshidratación y el sobrecalentamiento a través de medidas preventivas como mantenerlos bien hidratados y protegerlos del calor.