El alzhéimer, una de las enfermedades neurodegenerativas más devastadoras, podría estar frente a un punto de inflexión con la llegada de Leqembi, el primer fármaco contra el alzhéimer que ha demostrado eficacia en ralentizar su progresión. Aunque es un avance prometedor, su uso estará limitado a unos 20.000 pacientes en España. Eso supone un gran desafío tanto médico como logístico en el sistema sanitario.
¿Qué es Leqembi y cómo funciona el primer fármaco contra el alzhéimer?
Leqembi, cuyo principio activo es el lecanemab, ha sido desarrollado por las compañías farmacéuticas Eisai y Biogen. Este medicamento actúa contra las placas beta-amiloides, un marcador distintivo del alzhéimer, al ralentizar su acumulación en el cerebro. En términos más sencillos, se trata del primer fármaco contra el alzhéimer.
En los ensayos clínicos, los pacientes tratados con Leqembi mostraron una ralentización del deterioro cognitivo en comparación con los que recibieron un placebo. Tras año y medio de tratamiento, el grupo con Leqembi presentó una puntuación de 1,22 en la escala de deterioro clínico, frente a los 1,75 puntos del grupo placebo. Aunque la diferencia no es espectacular, supone un hito en el tratamiento de la enfermedad.
Sin embargo, este fármaco contra el alzhéimer no está exento de complicaciones. Los efectos adversos más preocupantes son las anomalías de imagen relacionadas con el amiloide (ARIA), que pueden causar edemas o hemorragias cerebrales. Estas reacciones se observaron en el 12,9% de los pacientes tratados, aunque esta cifra bajó al 8,9% en pacientes con una o ninguna copia del gen ApoE4, relacionado con mayor riesgo.
Limitaciones del tratamiento: ¿quién podrá acceder a él?
Leqembi está indicado exclusivamente para pacientes en las fases iniciales del alzhéimer, lo que limita significativamente su uso. Según estimaciones, en España hay 800.000 personas afectadas por esta enfermedad, pero solo una fracción cumple los requisitos para recibir el tratamiento. Miguel Medina, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (Ciberned), calculó en El Español que esto se reduce al 2-2,5% de los casos. Es decir, unos 20.000 pacientes.
El acceso al fármaco también depende de una confirmación diagnóstica precisa, que incluye:
- Pruebas de imagen (PET) para detectar placas beta-amiloides.
- Análisis genético para determinar la presencia del gen ApoE4.
Estas pruebas, necesarias para garantizar la seguridad y eficacia del tratamiento, no están disponibles de forma uniforme en todo el territorio español. Eso podría generar desigualdades de acceso.
Un proceso diagnóstico complejo
El retraso en el diagnóstico del alzhéimer es uno de los principales obstáculos para tratar la enfermedad en España. Según los expertos, las barreras incluyen:
- Estigma social: Muchas familias evitan reconocer los primeros signos de la enfermedad.
- Confusión con otros trastornos: Los síntomas iniciales del alzhéimer pueden confundirse con el envejecimiento normal o con otras patologías, retrasando la derivación al especialista.
- Acceso limitado a pruebas especializadas: Confirmar la presencia de placas beta-amiloides requiere tecnología avanzada, como PET o análisis del líquido cefalorraquídeo, que no están disponibles en todas las regiones.
Además, el tratamiento con Leqembi exige resonancias magnéticas periódicas para monitorear posibles efectos secundarios graves, un recurso que podría ser limitado en zonas rurales.
¿Cuánto cuesta el fármaco contra el alzhéimer?
El precio estimado de Leqembi es de 25.000 euros por paciente y año, todo un desafío para el sistema sanitario español. Este coste, junto con las diferencias en infraestructuras y recursos entre comunidades autónomas, podría generar un acceso desigual al fármaco. Además, la financiación del fármaco depende de negociaciones entre el Gobierno español y la Comisión Europea. Eso podría retrasar su llegada a los pacientes.