La rodilla es una de las articulaciones del esqueleto humano en la que se desarrolla la artrosis con más frecuencia. La razón de la gran frecuencia de la artrosis en la rodilla, en comparación con otras articulaciones del cuerpo, es porque es una articulación que soportar el peso del cuerpo y de los objetos que transportamos.
La artrosis de rodilla es una enfermedad degenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo, caracterizada por el desgaste del cartílago que protege las articulaciones. A medida que aumenta la esperanza de vida y la prevalencia de la obesidad, la incidencia de esta afección también sigue en ascenso.
¿Qué es la artrosis de rodilla?
La artrosis de rodilla, también conocida como osteoartritis de rodilla, es una forma común de artritis que implica el desgaste gradual del cartílago articular, el tejido que amortigua los extremos de los huesos en la rodilla. De acuerdo con la doctora Inmaculada Gómez Arrayás, jefa de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Ruber Internacional, la incidencia ha aumentado debido a que vivimos más. “Nuestros cartílagos articulares, sobre todo los de articulaciones de carga como es la rodilla y la cadera, se desgastan”, explica.
Este desgaste puede llevar a la fricción directa entre huesos, causando dolor, hinchazón y dificultad para mover la articulación. Factores como la edad, el sobrepeso, las lesiones previas y la predisposición genética pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta enfermedad. “Ocurre antes en unas personas que en otras. Hay una predisposición genética que actualmente aún no podemos modificar, y eso hace que personas presenten artrosis de rodilla a una edad no demasiado avanzada. Por otro lado, es más frecuente en el sexo femenino”, asevera.
Síntomas de la artrosis de rodilla
Los síntomas de la artrosis de rodilla suelen desarrollarse gradualmente e incluyen:
- Dolor en la rodilla: inicialmente puede ser leve y aparecer solo después de actividades físicas intensas, pero con el tiempo se vuelve constante, incluso en reposo.
- Rigidez: especialmente después de períodos de inactividad o al despertar.
- Inflamación y derrame articular: la rodilla puede hincharse y acumular líquido.
- Limitación de la movilidad: dificultad para doblar y estirar la rodilla completamente.
- Sonidos de crujido: sensación de fricción o crujido al mover la rodilla, acompañado de dolor.
Grados de artrosis de rodilla
La artrosis de rodilla se clasifica en cuatro grados según la severidad:
- Grado 1: desgaste mínimo del cartílago, síntomas leves.
- Grado 2: desgaste leve del cartílago, con mayor dolor y rigidez.
- Grado 3: desgaste moderado a severo, dolor constante, hinchazón y limitación significativa del movimiento.
- Grado 4: desgaste severo, con pérdida casi total del cartílago y deformidad visible de la rodilla, causando gran dolor y discapacidad.
¿Qué tratamientos hay para la artrosis de rodilla?
El tratamiento de la artrosis de rodilla varía según la gravedad y puede incluir:
- Medicamentos: analgésicos y antiinflamatorios para reducir el dolor y la inflamación.
- Fisioterapia: ejercicios para fortalecer los músculos alrededor de la rodilla y mejorar la movilidad.
- Infiltraciones: inyecciones de corticosteroides, ácido hialurónico o factores plaquetarios para aliviar el dolor disminuyendo la inflamación y lubricar la articulación.
- Soportes ortopédicos: plantillas y rodilleras para mejorar la alineación y reducir el estrés en la rodilla.
- Tratamientos quirúrgicos: en casos avanzados, se puede recurrir a la cirugía para realinear la rodilla o reemplazarla con una prótesis.
¿Qué hay que hacer para retrasar el avance de la artrosis? Recomendaciones y ejercicios
Para prevenir o retrasar la progresión de la artrosis de rodilla, se recomienda:
- Mantener un peso saludable: la obesidad aumenta significativamente el riesgo de artrosis de rodilla. Una dieta balanceada y ejercicio regular pueden ayudar a controlar el peso.
- Ejercicio regular: actividades de bajo impacto como caminar, nadar o andar en bicicleta fortalecen los músculos y mejoran la flexibilidad sin sobrecargar las articulaciones.
- Evitar posturas perjudiciales: minimizar el tiempo en cuclillas o arrodillado.
- Rehabilitación adecuada: tras lesiones de rodilla, seguir un programa de rehabilitación para recuperar la fuerza y la estabilidad.
- Corregir la alineación: en casos de desviaciones en las piernas (rodillas en O o X), se pueden realizar osteotomías para prevenir el desgaste articular.
¿En qué casos hay que operar?
La cirugía se considera cuando los tratamientos conservadores no alivian el dolor ni mejoran la función. Las indicaciones para la cirugía incluyen:
- Dolor severo e incapacitante: que no responde a tratamientos no quirúrgicos.
- Deformidad significativa de la rodilla: que afecta la función y calidad de vida.
- Fallo en otros tratamientos: cuando las infiltraciones y la fisioterapia no son efectivas.
- Pérdida de movilidad: que impide realizar actividades cotidianas.
La cirugía puede variar desde la realineación de la rodilla hasta la sustitución total por una prótesis. Los avances en la tecnología, como la robótica y la navegación quirúrgica, han mejorado la precisión y los resultados de estas intervenciones.
En resumen, la artrosis de rodilla es una condición debilitante pero manejable con el enfoque correcto y que hoy en día tiene solución cuando está en fases avanzadas para retomar una vida normal, sin dolor, con la cirugía. Mantener un estilo de vida saludable y seguir las recomendaciones médicas puede retrasar su progreso y mejorar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen.