El deporte es la forma más sencilla y barata de mantenerse sano, y es que cuidarse es algo inherente al ser humano, ya que todo el mundo quiere estar saludable, independientemente de la edad, la forma física o el género. Y en ese caso, hay pocos deportes que sean más completos y se adapten mejor a cada necesidad que la natación. Al nadar se ponen en funcionamiento casi cada uno de los músculos del cuerpo, lo que permite fortalecerlos en función de la necesidad de cada uno, dando opción a que se pueda cumplir cada objetivo. Eso sí, si hay una parte del cuerpo que se vea beneficiada de nadar es sin duda la espalda, que es la zona de la anatomía que más carga recibe en la práctica.
Beneficios del entrenamiento en el agua
Nadar tiene muchísimas cosas positivas, para empezar hay que destaca que mejora la resistencia cardiovascular y estimula el riego sanguíneo, reduciendo la presión arterial y aumentando la oxigenación de los tejidos; también es muy útil porque favorece la coordinación corporal y ayuda a combatir la obesidad, el colesterol alto y la diabetes tipo II. Otro punto más que positivo es que es apto para todas las edades, tanto por su bajo impacto articular gracias a la flotabilidad que proporciona este medio, como porque en lugar de ser lesivo, previene las lesiones musculares. Y por último y no menos importante, es perfecto para la salud mental, ya que es un excelente método antiestrés, que libera tensiones, y posee una faceta lúdica y socializadora, sobre todo en caso de que se practique en grupo.
Los mejores ejercicios para fortalecer la espalda
- Nado Crol: Este estilo de natación usa los brazos y un batido de pies unilateral. Uno de los brazos se mueve hacia adelante por el aire con la mano dispuesta a entrar en el agua, y el codo relajado, mientras el otro brazo se mueve avanzando bajo el agua en sentido contrario al otro brazo.
- Nado espalda: El estilo espalda consiste en una acción alternativa de los brazos y de las piernas mientras se va con la espalda en contacto directo con el agua.
- Caminar o correr: La acción de caminar y correr como si se fuera sobre la superficie, pero dentro del agua, es perfecta para las piernas y para todo el cuerpo, además de que aumenta la resistencia y la fuerza, al ir contra el mismo peso del agua.
- Jumping Jacks: Empezamos el ejercicio de pie con los pies juntos y brazos extendidos a lo largo del cuerpo. Desde esta posición se elevan los brazos hacia ambos lados, manteniendo el codo flexionado, y al mismo tiempo se abren y se cierran las piernas. La clave es ir repitiendolo de de forma alternativa para favorecer la activación de todo el cuerpo.
- Desplazamiento vertical hacia adelante con un churro: Montarse en el churro o en algún objeto flotante como si fuera una escoba o un caballo, y en esa posición sin tocar el suelo y con la espalda recta y mirada al frente, se mueven hacia adelante y hacia atrás las piernas de forma alternativa, como si se estuviera pedaleando.
- Desplazamiento vertical hacia adelante con apoyo: Similar al ejercicio anterior, pero con menor intensidad. Consiste en moverse hacia adelante mientras se brazea de forma alternativa.