Eran en torno a las 15:30 horas. En el Servicio de Urgencias del Hospital Vithas de Vigo recibieron una comunicación. Era del Robin M.Lee, el barco gallego que había rescatado a un ocupante del pesquero Argos Georgia, el cual naufragó en aguas próximas a las islas Malvinas en la madrugada del pasado martes.
Aunque dicho evento estuvo y estará cubierto por lo tétrico, la esperanza, discretamente, se hizo espacio. Y es que el Robin M.Lee estaba dotado con un sistema de asistencia sanitaria vía satélite para dar cobertura médica a las tripulaciones de barcos pesqueros en alta mar. Un hecho que permitió al capitán del buque conectar de inmediato con el equipo médico del hospital, liderado por la doctora Idoya Sanluis, para recibir asistencia.
Por ello, y escasa media hora después, la también coordinadora del Servicio de Urgencias y del servicio de telemedicina satelital en alta mar, comenzó a realizar, con la colaboración de los dos primeros oficiales del barco gallego, la primera exploración del superviviente rescatado. Un ciudadano indonesio de 43 años.
A 7.100 millas de distancia -unos 11.600 km-, a través de una pantalla y con aparatos como un monitor de signos vitales o una cámara de exploración general, la doctora Sanluis constató que el paciente padecía hipotermia como consecuencia de las bajas temperaturas de la zona donde naufragó. Un gélido cuerpo cuya temperatura se situaba por debajo de los 36 grados Celsius. Asimismo, percibió que el marinero indonesio sufría una arritmia cardiaca posiblemente derivada de la propia hipotermia.
Y es que en una coyuntura que se ha producido en dos centenares de veces, el proceso de salvación comenzó con el suministro de tranquilizantes y la realización de un electrocardiograma remoto fibrilación articular tras descubrir dicha arritmia.
Cabe precisar que la doctora Sanluis no estuvo sola durante el proceso. El también doctor Antonio Varela, médico de la Unidad de Cuidados Intensivos del mismo hospital, acudió al servicio de telemedicina para valorar al paciente. Juntos acordaron suministrarle un medicamento para tratar la fibrilación articular. Un fármaco que solo puede ser dispensado por un médico y que ya había sido añadida y prescrita antes de zarpar de Vigo al botiquín del Robin M. Lee.
Aproximadamente media hora después de que se le suministrase la medicación, el paciente recuperó el ritmo sinusal normal y quedó monitorizado durante las horas y días siguientes, realizándosele controles periódicos similares a los que se le practicarían si estuviese ingresado en observación en un hospital.