Caso Begoña Gómez

Zapatero convenció al presidente para seguir

Se puso al frente de la crisis, arengó al PSOE, le arropó y cerró los apoyos de los socios de investidura

José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en la pieza clave del PSOE en las últimas horas
José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en la pieza clave del PSOE en las últimas horas Efe

Hermetismo total. Pedro Sánchez se había bunkerizado en Moncloa a la espera de comunicar este lunes a las 11:00 su decisión a los españoles tras tomarse cinco días de reflexión para decidir si dimite después de que un juez abriese diligencias para investigar a su mujer, Begoña Gómez, por un posible tráfico de influencias. Se ha volcado en su familia y ha hablado por WhatsApp con algunos amigos, entre ellos periodistas de confianza, que a última hora de la tarde de ayer le veían “animado”. El estado del presidente no servía para inferir que anunciará. Ni siquiera estaba cerrada la agenda en la noche del domingo. Finalmente a las once de la mañana anunciaba que se quedaba.

De lo que si hay certeza es del papel determinante que está jugando José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente se había echado a la espalda la defensa de su pupilo en público y en privado no ha dejado de trabajar para que tanto si Sánchez abandonaba como si se quedaba nada cambie. Transmitía a los que le preguntaban la convección de que se quedaría. Era de los pocos que siempre fue optimista.

El mismo día de la misiva a los ciudadanos

Zapatero habló con el presidente el mismo día que publicó la carta. Sánchez le escucha y ha encontrado en él un guía. Atrás quedaron los tiempos en que el veterano socialista auspició el golpe en contra del que hoy es el mejor exponente de su legado. Estos días se ha especulado con la idea de que incluso fuese designado como presidente interino si finalmente el jefe del Ejecutivo da un paso al lado. Entre los fontaneros de Moncloa se ha barajado junto a otras de las muchas hipótesis.

Sí es una certeza que el expresidente se ha encargado de mantener prietas las filas respecto a los socios de investidura. Tanto si Sánchez se iba se quedaba, necesitan los votos de los soberanistas vascos y catalanes y de los diputados de Podemos del grupo mixto. Zapatero ha sido la correa de transmisión con Carles Puigdemont. Lo fue para que el presidente amarrase La Moncloa pese a perder las elecciones del 23 de julio como para encontrar soluciones a las discrepancias sobre el texto de la ley de amnistía.

“Es el botón de emergencia”, reconocen el entorno del expresidente de la Generalitat.

En público, con la campaña de las elecciones catalanas como telón de fondo, los socios elevan el tono. El prófugo había trasmitido a los suyos que en caso de haber una cuestión de confianza hubiera votado que no. Era consciente de que con el apoyo de Coalición Canaria, el sí de sus siete parlamentarios no es decisivo dado que se necesita una mayoría simple, es decir más síes que noes. En el caso de que Sánchez hubiera optado por abandonar y se hubiera quedado al frente la vicepresidenta, María Jesús Montero, como aventuraban tanto ministros como altos cargos socialistas, tendría que ser propuesta por el Rey y aquí sí, asegurarse la mayoría absoluta.

En las filas del PNV anoche daban por hecho que Sánchez se marcharía, pero su respaldo a mantener a un presidente o presidenta socialista en La Moncloa no está en duda. Ellos fueron los que en una situación similar, salvando las distancias, propusieron a Mariano Rajoy designar a su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, como sucesora para que el PP conservase el poder y hacer naufragar la moción de censura de Sánchez.

Con el pacto de gobierno en el País Vasco no hay duda de que el PNV no virará y Bildu no será un problema porque están capitalizando la influencia en el Congreso de los Diputados en su tierra, como se ha visto en las últimas elecciones. El elemento distorsionador volverá a ser Puigdemont pero Zapatero sabrá domarlo, según confían en el PSOE. Desde Waterloo se deja caer que podría haber acercamiento al PP a futuro. El tiempo no acompaña a los que hacen estas cábalas hay elecciones en Cataluña el 12 de mayo y europeas el 9 de junio.

El mensaje de los “buenos” y los “malos” que se ha rescatado estos días para que la ciudadanía empatice con Sánchez es el preludio de los eslóganes del PP. Zapatero ya inventó las dos Españas y Vox ha contribuido a abrir la brecha. Los de Santiago Abascal son la coartada para generalizar el mensaje que vuelve la ultraderecha. Vuelta al guerra civilismo.

Papel de mediador

Si Sánchez se hubiera marchado, hubiera sido Zapatero un “presidente en la sombra” dado que en estos años se ha ganado el papel de mediador. El de León se ha puesto al frente de la pancarta con sus declaraciones y las manifestaciones celebradas ayer ante el Congreso de los diputados. Incluso si se hubieran convocado elecciones, opción menos probable, el PSOE iba a agitar el miedo a la derecha y la ultraderecha que tan buen resultado le dio en julio. Fuentes socialistas descartaban está opción porque sería darle el Gobierno al PP.

Zapatero ha vuelto para quedarse. Tiene todos los escenarios en la cabeza. Fuera cual fuera el protagonista de la nueva etapa, él será el pegamento para que la legislatura pueda seguir adelante con una mala salud de hierro.

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