Encontrarán la jornada calificada como histórica. Sin duda lo fue. España no recuerda haber estado tan pendiente de un Clio azul matriculado en el año 2020 nunca. Porque sí, el coche en el que el juez Juan Carlos Peinado llegó a la Moncloa fue seguido casi minuto a minuto por toda la prensa nacional. Sabemos cuándo salió de los juzgados y cuándo llegó a su cita con el Presidente del Gobierno, pero no alcanzamos a ver a su ocupante más buscado: el propio juez. Lo vivimos todo… sin ver casi nada. Algo similar nos pasó con la declaración de Sánchez: también era histórica. Nunca antes un Presidente del Gobierno de España había tenido que recibir a un juez para que le tomara declaración en la Moncloa. Y de nuevo aquí, lo importante estaba dentro pero, como entrar no entró casi nadie, nos tuvimos que conformar con el colorín de lo que pasaba fuera.
Para dar espectáculo, Hazte Oír logró convocar a unas cuantas personas a la puerta de Moncloa. ¿Los carteles? Pues reciclados de las manifestaciones de Ferraz. En ellos se podía leer eso de: “por la libertad en Ferraz “,”culpables ” y “no al golpe de estado”. Llevaron también un monigote de Begoña Gómez vestida de presa y una cabeza gigante del presidente.
Quizá todo les hubiera quedado más lucido si hubieran sido más o, al menos, si los periodistas y cámaras congregados no hubieran superado con creces el número de manifestantes. Pero es que el despliegue de medios era impresionante. Todo para cubrir dos minutos que nadie vio.
Dos minutos de gloria
Cuando algo sucede a puerta cerrada hay que fiarse de quienes lo vivieron para poder contarlo. Según el abogado de Begoña Gómez, Antonio Camacho, la cosa fue breve: dos minutos. El tiempo que uno tarda en decir…que no va a decir nada. Porque fue más o menos así. Sánchez reconoció conocer a su mujer y se acogió a su derecho a no declarar.
Dos preguntas, una respuesta y media. Todo esto Camacho lo cuenta rodeado de micros de todos los colores, cámaras, grabadoras… Añade una cosa: que el Presidente estaba “tranquilo”.
Pero claro, poco después, la abogada de Vox, la única de las acusaciones particulares que había logrado entrar, reclamaba la atención de los medios. Y los medios, atendíamos. Para Marta Castro, Pedro Sánchez no estaba “tranquilo”, sino “impávido, altanero”. Matices.
El Rey del Show
Si alguien ha demostrado tener la inteligencia necesaria para saber cambiar el foco dentro de una escena es sin duda Pedro Sánchez. Le vimos hacerlo, por ejemplo, cuando convocó unas elecciones generales de la nada. Todo el mundo pasó a hablar de eso dejando a un lado la derrota socialista en varios territorios. Ayer volvió a tirar de plot twist. Tras la “no declaración”, no sólo voló a Palma para despachar con el Rey, sino que además presentó su querella contra el juez Peinado e hizo que todos nos enterásemos de ella. Un golpe digno de la mejor dirección escena que hacía que las cámaras, cansadas de mirar hacia una fachada en la que en realidad no pasaba tanto, volvieran a intentar encontrar al ocupante de aquel Clio azul matriculado en 2020.
¿Que se podía haber permitido que Sánchez ejerciera su derecho de declarar por escrito? Por supuesto.
¿Que nos habríamos perdido un show capaz de amenizarnos un anodino 30 de julio? Sin duda.
¡Ah! Por si se lo preguntan, el Clio en cuestión tenía etiqueta Eco.