Encuentros en el G-20, llamadas cruzadas y reuniones a última hora en Bruselas. Úrsula Von der Leyen ha conseguido salvar el colegio de comisarios que alumbró para su segundo mandato al frente de la Comisión Europea. No se descolgará ni un solo nombre. Tampoco el de Teresa Ribera, que será elegida vicepresidenta ejecutiva y responsable de una de las carteras más codiciadas: la de Competencia. La fumata blanca se anunciará entre mañana y pasado. Pero, a esta hora, hay pocas dudas de que su nominación vaya a naufragar como pretendía el Partido Popular español.
El presidente del grupo conservador europeo, Manfred Weber, ha comunicado este miércoles a los eurodiputados de su formación que la decisión ya está tomada: votarán ‘sí’ a la candidata socialista. Lo particular del anuncio es que se ha producido antes de la comparecencia de Ribera en el Congreso y el Senado, que tiene lugar este miércoles. La delegación de los populares españoles en la Eurocámara lleva días insistiendo con que no habría fumata blanca (o negra) hasta escuchar las explicaciones de la socialista sobre la gestión del Ministerio de Transición Ecológica -departamento que actualmente dirige- en la DANA que ha arrasado con la zona metropolitana de Valencia y otras zonas en Castilla-La Mancha y Andalucía y que se ha cobrado un total de 219 víctimas, según el último parte oficial.
Pero las piezas del puzzle han terminado de encajar a primera hora de esta mañana: las tres grandes fuerzas de la Cámara comunitaria, populares, socialistas y liberales, han acordado avalar a todos los vicepresidentes propuestos por Von der Leyen. También al italiano Raffaele Fito, el candidato de Giorgia Meloni, que ocupará otro puesto de máxima relevancia: una vicepresidencia ejecutiva con las responsabilidades de Cohesión y Reformas.
De hecho, fuentes conocedoras de la negociación aseguran a Artículo14 que el retraso en la votación de Ribera -estaba prevista para la semana pasada y se ha pospuesto a finales de este mes-, no se debe tanto al veto que ha impulsado PP español a la nominación por su cuestionado papel en la mayor tragedia climática de la historia reciente de España -que también-, sino principalmente por la reticencia de los socialistas a apoyar al hombre fuerte de la primera ministra Italiana, a la que asimilan con la ultraderecha.
La maniobra del PP español, que en las últimas semanas ha empleado todos sus esfuerzos en derribar a Ribera, ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para Von der Leyen y ha servido para arrastrar a los socialistas, que finalmente se han retractado y aceptan el salto a la Comisión de los perfiles propuestos por Meloni y Viktor Orban, primer ministro húngaro.
Inicialmente, Feijóo logró meter presión suficiente al jefe de su partido en Europa, al que convenció de la necesidad de poner en cuarentena a la aspirante española. De hecho, durante su hearing en la Eurocámara, que tuvo lugar el martes de la semana pasada, los eurodiputados populares de los distintos países europeos la sometieron a uno de los interrogantes más duros que se recuerdan, a fin de ponerla contra las cuerdas. No obstante, el boicot ha naufragado en el intento. Pese a todo, Teresa Ribera será vicepresidenta de la Comisión Europea. Eso sí, al no ser eurodiputada y salir del Gobierno español, perderá su condición de aforada. Es decir: cualquier juzgado ordinario en España podrá abrir diligencias contra ella por su relación con las riadas del pasado 29 de octubre. De ahí el leit motiv del PP en el Pleno de hoy: “¿Dimitirá si es imputada?”.
Más allá del visto bueno del PPE a Ribera, los populares españoles se mantienen en sus trece y aseguran que seguirán “defendiendo el rechazo” a la candidata de Sánchez. “Y lo haremos aunque eso implique no apoyar el Colegio de comisarios que conformará el nuevo Gobierno comunitario”. Una decisión que conocen “tanto la dirección del PP europeo como la presidenta” Von der Leyen. Algo que, apostilla un destacado dirigente popular, “no ha pasado nunca en la historia, ni siquiera con Pedro Sánchez”.