Hablan las víctimas de ETA

Teresa, Almudena y Maite, víctimas de ETA: “Nunca pensamos que los vencedores iban a ser los terroristas”

Su futuro, en el que innegablemente se acopla la memoria de sus familiares asesinados, es incierto. "Solo queda el derecho a pataleta, pero es con lo que tenemos que vivir", sentencian.

Arriba a la izquierda, Almudena Blanco con su familia; abajo a la izquierda, Teresa Jiménez-Becerril, y a la derecha, Maite Araluce. Kiloycuarto

Casi una semana ha pasado desde que el terror se desató. Seis días en los que indignación e impotencia se han convertido en las palabras que las víctimas de ETA responden mayoritariamente al ser preguntadas sobre qué opinión les merece el error del PP, Vox o UPN al haber votado a una reforma legal que recortará tiempo de prisión a 44 etarras.

Sus efectos son analizados por Teresa Jiménez-Becerril, Almudena Blanco y Maite Araluce. Teresa, cuyo hermano, Alberto Jiménez-Becerril, y cuñada, Ascensión García Ortiz, fueron asesinados por la banda terrorista en 1998, define lo ocurrido como un “error inaceptable”. A pesar de ello, desliza cierta consideración al señalar que los responsables “están utilizando los instrumentos posibles para frenar esta injusticia”. Un acto de resarcimiento que se augura imposible.

Almudena muestra una opinión diferente. Esta “aparente dejadez o falta de interés” política le ha generado mucho enfado. “Me hizo sentirme muy defraudada”. Tampoco con entonar el mea culpa sería suficiente, defiende. Para ella, a cuyo padre, el teniente coronel del Ejército Pedro Antonio Blanco, mató ETA en el 2000, “tendría que haber habido algún tipo de consecuencia política”.

La reacción de Maite, a quien la banda terrorista asesinó a su progenitor, Juan María de Araluce, en 1976, es de indignación e incomprensión. Admite que el mencionado cambio legislativo ha ido “disfrazado” a través de una enmienda, pero el hecho de que no se hayan dado cuenta de que “se la estaban colando” le parece “tremendo”. Máxime, asegura, cuando hace dos años ya advirtió como presidenta de la AVT de que este cambio legislativo iba en la hoja de ruta de EH Bildu. Una formación política que aún mantiene vínculos con etarras.

Pese a que la oposición cometiera ese irremediable error, resaltan las tres víctimas, esto tampoco quita responsabilidad al Gobierno. Por una parte, Almudena indica que su diligente puesta en marcha se debe a la necesidad de los apoyos de la formación vasca. Cabe recordar, como hace la hija del teniente coronel asesinado, que la modificación legislativa propuesta por Sumar afecta, entre otros, a casos de terrorismo. “Algo mucho más grave que cualquier delito común”.

Por ello recuerda que 14 años después del atentado contra su padre, fecha en la que recibió la sentencia, aquello “supuso una alegría y supuso cerrar el círculo del duelo”. “Pero ya ni eso”. El consuelo y alivio, de repente, “es como si me lo hubieran borrado”.

Con una pregunta retórica Teresa, por su parte, muestra una mayor dureza contra los impulsores de esta legislación. “Parece que le han cogido el gusto a humillar y despreciar a las víctimas de ETA. ¿O es que quizás a lo que le han cogido el gusto es al poder y si para mantenerlo hay que pisotear los valores de quienes sacrificaron sus vidas por la libertad y la democracia de todos se hace y a seguir?”.

Un devenir sin certidumbres

El futuro, además de oscuro, es incierto para las víctimas. Las palabras con las que lo describen son diferentes, aunque el mensaje es el mismo. “Igual mañana nos obligan a pedirles perdón a los asesinos de nuestros seres queridos”, indica la hermana de Alberto Jiménez-Becerril. “En ningún momento hubiéramos pensado que los vencedores iban a ser los terroristas y los vencidos las víctimas”, añade Maite.

A la hora de intentar dilucidar el devenir, como indica Almudena, tampoco ayuda que la justicia “se haya borrado”. Y es que si este punto tan importante no les responde “como debía, ya no nos queda nada”. Por ello, la enorme decepción se suma a una sensación de impotencia al no poder hacer absolutamente nada, puesto que la liberación de determinados etarras se acelera. “Solo me queda el derecho a pataleta, pero es con lo que tenemos que vivir”, sentencia.

Con estas cuestiones sobre la mesa, la manutención de la memoria de las víctimas también es compleja. El precoz borrado histórico y el inevitable paso del tiempo la erosionan, provocando que las voces de estas tres mujeres suenen cada vez más lejanas. Aunque la sensación, por lo general, es que esa memoria se está escapando más rápido de lo que debería.

Las razones de este olvido se generan, por una parte, no al pasar de página, sino al “arrancar la página de la historia más reciente de España”, matiza Almudena. Respondiendo ello a un interés político, añade. Teresa también señala la existencia de una “voluntad política, ya iniciada hace tiempo y acelerada de manera escandalosa en los últimos años”, para “blanquear a ETA y a sus herederos políticos”. Una “misión Olvido“, cuyo objetivo es “borrar todo resquicio de décadas de terror”.

Por otra parte existe la olvidanza histórica y social. Esta, dice Teresa, puede deberse al paso del tiempo y al hecho de que la banda terrorista ya no comete atentados. “Pero si se piensa, tampoco ha pasado tanto tiempo”, pues cabe recordar que ETA se disolvió en 2018. “Muy poco tiempo” desde un punto de vista histórico.

Almudena, en parte, achaca esa pérdida al devenir natural. Y es que según van pasando los años “cualquier tema se va olvidando, se va difuminando”. Algo contra lo que intenta luchar. Por ejemplo, las charlas en las que comparte su testimonio con chicos jóvenes, o su activismo en redes sociales y en medios de comunicación, se convierten en su “granito de arena”. “Pero en mi mano no hay más. No puedo hacer más”. Por su parte, la hermana del político recuerda: “Ellos dieron sus vidas, tú puedes dar un poquito de la tuya”.

El tiempo ulterior también puede ser doloroso, pues Almudena no va a tener la compensación de ver en prisión a uno de los asesinos de su padre los años que la ley marcó en su momento. El etarra Gorka Palacios, autor del atentado, cumplió condena en Francia por distintos hechos, y su estancia entre barrotes españoles será reducido cuando la reforma legal entre en vigor. En el caso de Teresa, esa indemnización moral tampoco existirá. José Javier Arizkuren, Kantauri, el etarra que ordenó el asesinato de su hermano y de su cuñada, señala ella, se descontaría 7 años y 8 meses de su estancia en prisión. Pese a ello, subraya: “Yo creo que no merece descontar ni 7 minutos y 8 segundos”. Y para Maite se plantea una situación casi imposible de solucionar, pues el de su padre es uno de los 379 asesinatos que aún faltan por resolverse.

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