Ayer se produjo un seísmo con epicentro en los juzgados de la Audiencia Nacional y con réplica en distintos puntos de Madrid. Entre ellos, la sede de Génova13. Hasta la séptima planta, donde tiene su despacho Alberto Núñez Feijóo, llegó el temblor de la declaración ante el juez de Víctor de Aldama, pieza clave del ‘caso Koldo’. El recital de revelaciones, implicando a casi todos los pesos pesados del Gobierno y del PSOE de Pedro Sánchez de antaño y de hogaño, causó furor en las filas populares. “Está cantando la Traviata”, decían los cuadros de la formación con un arriesgado entusiasmo.
Ahora sí, pensaron, le ha llegado su hora a Sánchez. Pero he aquí el problema: la sensación fue parecida a la previa del 23J. Entonces, pasó lo que pasó. Por eso, cuando compareció ante la prensa al mediodía, Feijóo neutralizó las presiones de los que, en privado, ya le habían trasladado su parecer de que tiene que presentar una moción de censura “con o sin apoyos”.
En busca de una respuesta salomónica, dijo: “Yo no tengo los votos para cambiar el Gobierno, pero si alguno de sus socios quiere acabar con esto, que sepa que estoy a disposición de una nueva etapa para mi país”. Para algunos de sus dirigentes, se trata de una reacción insuficiente. A juicio de estos cargos, tras las acusaciones “extremadamente graves” de Aldama, Feijóo está obligado a dar un golpe de efecto con una moción de censura en el Congreso de los Diputados. Aunque no cuente con los apoyos suficientes y la pierda.
“Si no se presenta ahora, no sabemos cuándo”, aseguran los que creen que ha llegado el momento de dar ese paso al frente. “¿A qué está esperando, a que los socios de Sánchez le den permiso?”, se preguntan.
El argumento oficial de Génova es que, si no dan los números, no tiene sentido intentar nada. El contraargumento de los partidarios de la moción es que, por esa regla de tres, Feijóo tampoco debió presentarse a una sesión de investidura que resultó fallida en lo cuantitativo, no así en lo cualitativo.
Entonces, en un momento delicado para su liderazgo, el presidente de los populares consiguió contentar a todas las sensibilidades del partido y demostró destreza en un debate sin límite de tiempo. Ahora, en un contexto en el que la corrupción azota con más dureza que nunca al Ejecutivo, la tesis de los que le empujan a dar un paso al frente es que, si lo hace, logrará situar todos los focos en un elemento de desgaste para Sánchez, pondrá en un brete a los aliados parlamentarios y tendrá ocasión de confrontar con su rival en igualdad de condiciones, de tú a tú.
Consciente de que el runrún en aguas populares va in crescendo, este miércoles Sánchez, a su salida de la Cámara Baja, retó a Feijóo a presentar la susodicha moción de censura. “Quiere que la haga y la pinche”, señalan desde la cúpula popular. “Hoy por hoy no se va a plantear, pero veremos más adelante”, apostillan. Una indefinición que irrita a los sectores más beligerantes.
Debate en el PP
En la bancada popular, las opiniones son variopintas. Tampoco hay una opinión unánime entre los barones consultados por Artículo14. “No creo q salga. Es un gesto político muy relevante pero no dan los números. Con lo dicho por Feijóo logra dos cosas: dejamos de hablar de la Dana y nadie puede decir el PP no mueva ficha”, en palabras de presidentes autonómico.
Los contrarios a la moción opinan que sería, directamente, “un disparate”. Porque la foto arrojaría una conclusión evidente: “Todos contra Feijóo”.
En ese sentido, recuerdan que ayer mismo, a pesar del terremoto Aldama, el bloque de investidura volvió a votar unido para sacar adelante la reforma fiscal. Y, por mucho que se agrave la corrupción que asedia al Gobierno, el apoyo se mantendrá firme. Hasta para dar luz verde a la norma troncal de la legislatura: los Presupuestos. “Esto va para largo, Feijóo tendrá que esperar a unas elecciones para llegar a la Moncloa”, insisten.
Lo que nadie espera a estas alturas es que Sánchez dé un paso atrás. Por más que salgan informaciones que le pongan contra las cuerdas. Pese a ello, Feijóo reiteró ayer: “Lo que haría cualquier persona con un mínimo de decencia es dimitir, marcharse y dejar en paz a los españoles”. En una breve intervención sin preguntas desde el Escritorio del Congreso, censuró: “El señor Sánchez y los suyos han mentido a los españoles con una frialdad que asusta. Hay corrupciones políticas, hay corrupciones económicas y hay corrupciones morales. El señor Sánchez y su gobierno han incurrido en todas”.