Opinión

Una crisis de ida y vuelta

Tanto el Gobierno de España como el Argentino han dicho improperios

Que la política exterior de un país es un tema serio, de conceso y de estrategia, no es una novedad; la novedad es que España lleve sin rumbo en materia de política exterior desde hace años.

En los últimos años hemos visto como el Gobierno actual cambia políticas y relaciones internacionales de un momento para el otro, comprometiendo la posición del país, sin explicar el por qué, y sin consensuar con la oposición (medida habitual anteriormente). Hemos visto como España de un día para el otro cambiaba su posición respecto al Sahara (aún esperamos a ver qué pasó y por qué se hizo), o como las relaciones con Marruecos cada día son más oscuras y permisivas (sin favorecer a España), o cómo España abandera una posición sobre el conflicto palestino israelí de manera unilateral sin consensuar con la oposición.

Tradicionalmente la política de Exteriores era aquella que despertaba grandes consensos, aquella que se negociaba con sosiego, y sobre todo aquella que velaba por los intereses de un país, sin importar la ideología del gobierno de turno. Pues bien, lo tradicionalmente habitual ha sido erradicado.

A principios de mayo nos despertamos con una crisis dialéctica muy seria abierta por el ministro Puente; en la que acusaba al presidente de Argentina, Javier Milei, de presuntamente “tomar ciertas sustancias”. Nadie entendió a que venía esta salida de tono, nadie entendió el por qué agredir de esa manera a un presidente de un país con el que se tienen importantes relaciones comerciales, realmente, nadie entendió nada.

Tras estas declaraciones incomprensibles el gobierno de Argentina emitió un
comunicado oficial confrontando lo que había dicho el ministro español y dejando claro, que esas declaraciones no eran procedentes. Ante esto, el ministerio de Asuntos Exteriores (AAEE) español lanzaba un comunicado no aceptando el lenguaje de documento del gobierno latinoamericano, pero manifestando que las relaciones seguirían siendo cordiales.

El propio portavoz del ejecutivo argentino dio en diferentes declaraciones la crisis por zanjada, por lo que todos podríamos llegar pensar que ahí se había quedado la cosa, pero lamentablemente, todo ha ido a peor.

La ministra española Morat, no quiso quedarse fuera de la discusión y declaró: “la gestión de Pedro Sánchez busca fortalecer la democracia basándose en el conocimiento y en la ciencia, mientras que el argentino representa el negacionismo de la ciencia”. A esto hemo de añadir que el ministro Puente nunca se disculpó, de hecho, lo que manifestó fue que: “si hubiese sabido la repercusión, no lo hubiera dicho”. Sin disculpas, subiendo la apuesta, y con declaraciones desde Ferraz que justificaban las declaraciones del ministro, manifestando que, al haber sido en un clima distendido, estas no tenían importancia.

En ocasiones parece que estamos en Matrix y que todos lo que hace este gobierno saltándose todas las líneas rojas, está en una dimensión desconocida.

Tenemos que ser conscientes de lo que supone Argentina en cuanto a intereses comerciales y de inversión para España, para de esta manera seguir sin entender el cómo es posible que un gobierno de España sea capaz de desencadenar toda esta crisis.

Actualmente en Argentina existe una inversión española superior a los 15.000 millones de euros, además de que aproximadamente 136 empresas españolas están en el país latinoamericano o tienen inversiones de importante valor. Además de esto, España fue el segundo país exportador de productos argentinos de la UE en 2021, por lo que queda patente que es uno de los principales socios españoles en materia de intercambio comercial. Con este contexto, toda esta situación resulta más inverosímil aún.

Las críticas por parte de los miembros del gobierno español al líder argentino han sido una tónica bastante habitual, de hecho, el propio Pedro Sánchez decía que el discurso de Javier Milei era un “delirante discurso reaccionario”, y ni que decir de las declaraciones de los miembros de Sumar y de Podemos. Es de ley decir que todas estas declaraciones podrían entrar en una dialéctica ideológica desafortunada y electoralista, en el intercambio de posturas, en insultos impropios derivados de la poca altura política y el poco nivel que tenemos en los últimos tiempos. Pero incluso en estas circunstancias, existen líneas rojas diplomáticas que no se deben transgredir.

El pasado fin de semana en el seno de un acto de campaña de VOX para las elecciones europeas se volvió a desatar la crisis (en esta ocasión de vuelta). El presidente Javier Milei acusaba en el acto de campaña a Begoña Gómez (mujer del presidente Sánchez y actualmente en investigación por su presunto “tráfico de influencias”) de corrupta. Muchos podemos pensar que estas declaraciones están fuera de lugar, que no obedecen a la cortesía diplomática entre dos países “amigos”, que se podrían haber evitado.

En esta ocasión, la reacción del Gobierno de España ha sido contundente y desproporcionada, con una llamada a consultas de la embajadora española en Buenos Aires, y con una pseudo ruptura de relaciones. Una contundencia muy cuestionada puesto que esta crisis dialéctica está viniendo con efecto “boomerang” de la crisis abierta por el señor Puente hace unas semanas.

Es curioso el ver cómo se tiene la piel de fina para ciertas cosas, y cómo el resto del mundo tiene que aguantar otras. Es curioso ver como por parte del ejecutivo español cada día se lanzan improperios a la oposición, a familiares de esta, a presidentes extranjeros, y a todo ser susceptible de ser bloqueado en X con una frialdad pasmosa, pero cuando vienen de vuelta dan lugar a “reflexiones históricas”.

El portavoz del Partido Popular se manifestó a través de sus redes sociales dejando claro que no han sido consultados para nada de política exterior del país, pero sin embargo, sí han sido llamados para que se posicionen por las declaraciones (fuera de todo) del presidente Milei. En palabras textuales el señor Tellado manifestó: “Nuestro deber es el de hacer oposición al presidente el gobierno de España, no al de Argentina”.

Lo que está claro es que la política ha dejado la intelectualidad y los acuerdos, para pasarse a la dialéctica desproporcionada y los titulares que luchan por tener más “likes”. La situación actual no debe de gustar a la mayoría (aunque lamentablemente le gusta a muchos), porque no ayuda a la sociedad; de hecho nos sabotea a todos.

Una crisis de ida y vuelta se da cuando llamas (presuntamente) “drogadicto” al presidente de una nación y piensas que no te va a venir de vuelta ni te va a responder. La crisis de ida y vuelta viene cuando rompes los límites y piensas que nadie los va a romper contigo (porque eres intocable). Recibir lo que se da solo es bueno cuando lo que ofreces es bueno, porque cuando ofreces vientos, tal y como decía el refrán español, solo recogerás tempestades.