Un pacto entre damas: del viaje a Suiza a la ‘sintonía personal’

Marta Rovira (ERC) y Lluïsa Moret (PSC) no se conocían antes de iniciar las negociaciones, pero la empatía lograda entre ambas posibilitó un acuerdo que amenazó con descarrilar

Marta Rovira (ERC) y Lluïsa Moret (PSC) firmaron ayer, miércoles, ante la Biblioteca de Cataluña el pacto de investidura de Salvador Illa
Marta Rovira (ERC) y Lluïsa Moret (PSC) firmaron ayer, miércoles, ante la Biblioteca de Cataluña el pacto de investidura de Salvador Illa Efe /Kiloycuarto

Lluïsa Moret (Barbastro, Huesca, 1964) nunca habría acumulado los cargos de presidenta de la Diputación de Barcelona y de viceprimera secretaria del PSC sin el deseo explícito de Salvador Illa para que así fuera. Podría concluirse que siempre estará en deuda con Illa por ello. Pero en realidad no lo está. Moret ha satisfecho la deuda con creces, ya que su protagonismo en la negociación de investidura con ERC es una de las principales explicaciones de por qué Illa va a ser elegido presidente de la Generalitat.

La dirigente socialista —que también es alcaldesa de Sant Boi de Llobregat desde 2014— hace tiempo que forma parte del núcleo duro del PSC y, más todavía, desde que Illa abandonó el ministerio de Sanidad en enero de 2021 —en plena tercera ola de la pandemia— para entregarse a la carrera electoral en Cataluña. Moret ya ocupaba cargos en el PSC relacionados con la Organización y la Acción Electoral, pero Illa la promocionó en el último congreso de marzo como viceprimera secretaria del partido, es decir, como número dos.

El ciclo electoral protagonizado por los socialistas en Cataluña avala el trabajo de Moret, puesto que los socialistas han recuperado el gobierno de Barcelona y en breve se harán con las llaves del Palau de la Generalitat. Así que, si lo desean, los dirigentes del PSC podrán volver a celebrar con los periodistas la copa de Navidad en algún bar del Tibidabo (el punto más alto de Barcelona) para parafrasear al Miquel Iceta de hace 15 años. “Os hemos traído aquí para que contempléis todos nuestros dominios”, dijo, entre carcajadas.

Un mes de vértigo

Illa —y no es una exageración— no ha tenido ni que descolgar el teléfono para negociar con ERC porque el equipo liderado por Lluïsa Moret se ha encargado de todo con la inestimable ayuda del Ministerio de Hacienda (dirigido por María Jesús Montero). Todo comenzó con un viaje de la número dos del PSC a Ginebra (Suiza) a comienzos de junio para ponerse cara con la secretaria general de ERC, Marta Rovira, a quien no conocía.

En un mes, Moret y Rovira han logrado cerrar un acuerdo de investidura que no podría comprenderse sin apelar al factor humano que ha presidido las conversaciones entre ambas dirigentes. De la viceprimera secretaria del PSC nadie cuenta cosas temibles en el partido. No es de las que impone sus galones, sino de las que busca empatizar, acaso por su formación (es licenciada en Psicología).

Guiada por esta conducta, ha logrado trabar una relación de confianza con Rovira, con quien comparte el objetivo de una sociedad más feminista. Moret siguió prácticamente en directo la súbita decisión de la secretaria general de ERC de regresar a Cataluña después de que su causa fuera amnistiada. Volvió un viernes 12 de julio. Al cabo de solo tres días, ambas se reunieron en el despacho de Moret en la Diputación de Barcelona para enderezar la negociación de investidura.

Aquellas negociaciones encalladas

La negociación entre PSC y ERC logró a partir de entonces avanzar a velocidad de crucero en todos los frentes hasta que las cosas comenzaron a complicarse con la llamada financiación singular. Por momentos parecía que el pacto podía deshacerse, pero el tesón de Moret, la disposición de Rovira y la decisiva intervención de Hacienda acabaron por facilitar un acuerdo de investidura para un presidente de género masculino a quien el género femenino ha puesto los cimientos. Este pacto de investidura ha sido, sin duda, un pacto de damas.

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