Pedro Sánchez tiene la palabra este lunes y también tiene la palanca del vértigo, puesto que de su decisión depende que todo siga (casi) igual o que las instituciones entren en un vertiginoso proceso de cambio hasta ahora desconocido. ¿Dimite o no dimite? Este es el interrogante fundamental.
Pero vayamos paso a paso. Si Sánchez anuncia que su reflexión de 5 días le ha servido para coger fuerzas y seguir en el cargo, España no sufrirá ningún cambio a nivel institucional. La situación política, por supuesto, sufrirá un inevitable giro de guion pero, en la práctica, el Gobierno seguirá su curso y la mayoría parlamentaria que hasta ahora ha sostenido al PSOE y a Sumar no tendría por qué verse quebrada aunque sí zarandeada.
Cuestión de confianza
En cambio, si el presidente anuncia que su deseo es seguir en el cargo pero, al mismo tiempo, pide someterse a una cuestión de confianza en el Congreso de los Diputados con el propósito de saber qué formaciones le respaldan a pesar de la investigación judicial que sufre su esposa, Begoña Gómez, por tráfico de influencias, las cosas podrían cambiar.
Podrían hacerlo por un simple motivo: Sánchez no tiene garantizados los apoyos porque para salir airoso del trámite necesita una suma mínima de 172 diputados (PSOE, Sumar, PNV, Bildu, ERC, BNG y Coalición Canaria), la cual se impondría al bloque de 171 (PP, Vox y UPN). Todo ello, hay que insistir, siempre y cuando Junts optara por la abstención y no por el rechazo a Sánchez. En caso de no lograr más síes que noes, Sánchez perdería la cuestión de confianza y debería cesar todo el Gobierno.
Sánchez dimite
Otro escenario consistiría en que Sánchez anunciara este lunes que dimite con el propósito de ceder la presidencia del Gobierno a una figura política del PSOE. En este caso, el Gobierno pasaría a estar en funciones, el Rey debería abrir un proceso de consultas y, a continuación, debería convocarse una sesión de investidura para escoger al nuevo presidente o a la nueva presidenta (María Jesús Montero y Pilar Alegría son las favoritas, llegados a este extremo). Hay un sinfín de rumores en torno a esta opción, no solo respecto al relevo de Sánchez en la presidencia del Gobierno, sino también respecto al siguiente destino político del líder del PSOE (¿acaso el Consejo de Europa?)
Convocatoria de elecciones
Y existe una última opción: que el presidente del Gobierno anuncie una convocatoria de elecciones en diferido, puesto que las Cortes no pueden disolverse hasta el 30 de mayo (cuando se cumple un año de las anteriores elecciones). Es decir, que el anuncio de convocatoria electoral no podría ejecutarse este mismo lunes ni esta misma semana, sino que debería alargarse la situación durante varias semanas que, ya de por sí, están completamente condicionadas por el calendario electoral (hay elecciones catalanas el 12 de mayo y elecciones europeas el 9 de junio).
Todo esto es lo que está en manos de Sánchez, que ha vivido estos últimos 5 días manteniendo muy pocos contactos a nivel político y guardando muy celosamente sus cartas.