La crisis política que ha provocado la carta de Pedro Sánchez es de una magnitud indescriptible. El panorama socialista se mueve a medio camino entre la incredulidad y la incertidumbre. Nadie parece saber qué va a pasar con Sánchez a partir del lunes, salvo quizás el propio presidente. Se habla de cuestión de confianza en entornos independentistas, y también entre analistas y expertos. También se habla de una estrategia política al estilo de Frank Underwood en House of Cards. Sin embargo, lo que todo el mundo tiene claro es que la carta ha sido toda una sorpresa. Especialmente, si tenemos en cuenta la clase de político que está detrás del escrito.
Pedro Sánchez ha convertido la resiliencia en su mayor virtud. Es un superviviente. No hizo del manual de resistencia su carta de presentación en vano. Si atendemos a todo lo que ha vivido, que es lo que vamos a repasar a continuación, sorprende —y bastante— que el presidente del Gobierno de España haya cancelado su agenda política y necesite cinco días para reflexionar antes de tomar una decisión y hacérsela saber a la ciudadanía. La historia del líder socialista, desde su victoriosa irrupción hace una década hasta la apertura de diligencia sobre el caso de Begoña Gómez y su posible tráfico de influencias, es una historia de supervivencia. Este es su auténtico manual de resistencia.
El Congreso Extraordinario del PSOE en 2014
El Congreso Extraordinario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de 2014 celebrado en Madrid marcó un hito significativo en la historia política contemporánea de España. Convocado tras la renuncia de Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general, este evento congregó a los líderes y militantes socialistas en un momento crucial para la formación política.
El cónclave estuvo inmerso en un clima de intensos debates ideológicos y estratégicos, donde se delinearon los futuros rumbos del partido frente a los desafíos políticos y socioeconómicos del país. Pedro Sánchez, por aquel entonces una figura en auge dentro de las filas socialistas, se llevó el gato al agua con casi el 50% de los votos, superando a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Esa fue la primera gran batalla que superó Sánchez.
Elecciones generales de España en 2015
Las elecciones generales de España de 2015 fueron un momento trascendental en el devenir político de la nación. Celebradas en un contexto marcado por la crisis económica y la emergencia de nuevos actores políticos, estas elecciones convocaron a los ciudadanos españoles en un ejercicio democrático de máxima relevancia. El bipartidismo tradicional, encarnado por el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, se vio desafiado por la irrupción de formaciones emergentes, como Podemos y Ciudadanos, que canalizaron el descontento popular y la demanda de renovación política.
El resultado electoral reflejó esta dinámica cambiante, con un Congreso de los Diputados fragmentado y sin mayorías absolutas. El PP, liderado por Mariano Rajoy, obtuvo la mayoría relativa pero sin alcanzar la suficiente para gobernar en solitario. Esta situación condujo a un escenario de negociaciones y pactos postelectorales, dando inicio a un período de incertidumbre política y búsqueda de consensos para la formación de un gobierno estable. Tras las elecciones, Pedro Sánchez quedó muy tocado, pero aún le quedaba una bala: la repetición electoral.
La derrota de Pedro Sánchez en la repetición electoral de 2016
Las elecciones generales de España de 2016 supusieron la derrota electoral del PSOE y la posterior dimisión de su líder, Pedro Sánchez. El socialismo, histórica fuerza política del país, sufrió un revés significativo al obtener nuevamente unos resultados desfavorables. Lo que evidenciaba una pérdida del respaldo electoral y una desconexión con las demandas de la sociedad española. La caída en el número de escaños y la posición relativa en el Congreso de los Diputados fueron un punto de inflexión en el devenir del partido.
Ante este escenario adverso, Pedro Sánchez, en aras de asumir la responsabilidad política por los resultados obtenidos, presentó su dimisión como secretario general del PSOE. Esto desencadenó un proceso interno de reconfiguración y replanteamiento estratégico dentro de la formación política. Lo que nadie imaginaba es que tan solo sería el inicio de la resurrección de un político que no iba a tirar la toalla.
La sorpresa salta en el XXXIX Congreso del PSOE
El XXXIX Congreso del Partido Socialista Obrero Español se convirtió en todo un hito para la historia contemporánea de la formación política y de España en su conjunto. En un contexto de intensa expectación y especulación, Pedro Sánchez, con una determinación inquebrantable, sorprendió al mundo político al alcanzar una victoria contundente sobre sus rivales, Susana Díaz y Patxi López, con un respaldo abrumador que superó el 50% del apoyo socialista. Y todo esto poco después de haber dimitido de su puesto.
Este evento, celebrado en un clima de debate y confrontación de ideas, reflejó la voluntad de cambio y renovación que imperaba dentro del seno del PSOE. La candidatura de Pedro Sánchez encarnaba un mensaje de frescura y audacia. Logró capturar el sentir de una militancia ávida de nuevas perspectivas y liderazgo inspirador. La contundente victoria de Pedro Sánchez consolidó su posición como líder indiscutible del PSOE, y también simbolizó un giro significativo en la trayectoria del partido hacia lo que hoy se conoce como sanchismo.
La moción de censura contra Mariano Rajoy
La moción de Censura contra Mariano Rajoy en 2018 representó un giro drástico en el panorama político español. Vivíamos en un contexto de creciente descontento y escándalos de corrupción que afectaban al Partido Popular. Una coyuntura que aprovechó el líder del PSOE, Pedro Sánchez, para tomar la audaz decisión de presentar una moción de censura en el Congreso de los Diputados.
Este movimiento político sorprendió a propios y extraños, y desencadenó un intenso debate parlamentario que culminó con la destitución de Mariano Rajoy y el ascenso de Pedro Sánchez como nuevo presidente del Gobierno español. La moción de censura no solo implicó un cambio de liderazgo en el Ejecutivo, sino que también reflejó el hartazgo de la sociedad española frente a la corrupción política y la demanda de regeneración democrática. El triunfo de Pedro Sánchez en esta contienda parlamentaria significó un punto de inflexión en la política española, y dio paso a una nueva etapa de gobierno que se prolonga hasta la actualidad.
Elecciones generales de España en 2019
Las elecciones generales de España celebradas el 28 de abril de 2019 tuvieron una enorme participación, con más del 70%. Estos comicios se convocaron anticipadamente por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras el rechazo de los presupuestos generales por parte del Congreso de los Diputados. El PSOE, liderado por Sánchez tras la moción de censura, fue el claro vencedor. Obtuvo 123 escaños de los 350 en juego, pero no pudo alcanzar la mayoría absoluta necesaria para gobernar en solitario.
El Partido Popular, por su parte, sufrió una significativa derrota. Obtuvo solamente 66 escaños, su peor resultado en décadas. Estas elecciones también destacaron por la consolidación de VOX, que entró en el parlamento por primera vez con 24 escaños. Ciudadanos incrementó su representación hasta los 57 escaños, posicionándose como una fuerza liberal significativa, mientras que Unidas Podemos experimentó un descenso y se quedó con 42 escaños. ¿Resultado? Bloqueo institucional y repetición de elecciones porque Pedro Sánchez y Albert Rivera se negaron a llegar a una cuerdo y formar un gobierno de coalición liberal, progresista y de centro-izquierda.
El primer gran giro argumental de Pedro Sánchez en la repetición electoral de 2019
Solo unos meses después, en noviembre de 2019, volvimos a votar. Pedro Sánchez volvió a ganar las elecciones, aunque perdió tres escaños y 30 senadores con respecto a los comicios de abril. Sin embargo, la suma de PP, VOX y Ciudadanos —que firmó su sentencia de muerte con una caída de cuatro senadores y 47 diputados— no fue suficiente para formar gobierno. Y eso dejó la pelota en el tejado de Sánchez.
Lo que nadie esperaba es que Pedro Sánchez, apenas unos días después de decir que “no dormiría tranquilo teniendo a Pablo Iglesias en el gobierno”, levantara el teléfono tras las elecciones y llamara al líder de Unidas Podemos para convertirlo en vicepresidente del Gobierno de España. El 7 de enero de 2020, Sánchez fue investido presidente con una mayoría simple y la sospecha de haber entrado en la Moncloa habiendo mentido a sus votantes tras la repetición electoral.
La gestión de la crisis del coronavirus
La gestión de la crisis del coronavirus por el gobierno de Pedro Sánchez estuvo envuelta por una intensa polémica, marcada por críticas de diversos sectores de la sociedad española. A medida que la pandemia se extendía con rapidez por España, uno de los países europeos más afectados, surgieron acusaciones de reacción tardía y falta de preparativos adecuados. La crisis sanitaria, que se intensificó en marzo de 2020, puso de manifiesto deficiencias en el sistema de salud pública, y evidenció una escasez crítica de equipos de protección personal y recursos médicos para el personal de primera línea.
La oposición política, especialmente el Partido Popular y VOX, reprochó al gobierno su gestión de la información y la toma de decisiones. La calificó de opaca y errática. Incluso la formación de Santiago Abascal trasladó a la justicia algunas de las decisiones tomadas por Pedro Sánchez. El enfoque del gobierno hacia el confinamiento y su impacto en la economía generaron un debate significativo sobre el balance entre medidas de salud pública y la reactivación económica.
El gobierno de Pedro Sánchez defendió su actuación destacando lo imprevisible de la crisis y la magnitud sin precedentes de la pandemia, enfatizando las acciones tomadas para fortalecer el sistema de salud y apoyar a la economía. No obstante, la gestión de esta crisis sigue siendo objeto de análisis y discusión intensa en la arena política y social española.
Los indultos a los independentistas del ‘procés’
La concesión de indultos a los líderes independentistas catalanes por parte del gobierno de Pedro Sánchez desató una de las controversias más significativas en la política española de los últimos años. En junio de 2021, el gobierno socialista aprobó los indultos parciales a nueve líderes involucrados en el intento de secesión catalana de 2017. Todos ellos habían sido condenados por sedición y malversación de fondos públicos. Esta decisión se presentó como un esfuerzo para fomentar la concordia y la cohesión territorial, en un contexto de gran polarización y tras años de tensión entre el gobierno central y las autoridades de la comunidad autónoma de Cataluña.
Sin embargo, la medida fue recibida con profundo escepticismo y rechazo por parte de la oposición, liderada por el PP, VOX y Ciudadanos, quienes argumentaron que los indultos suponían un grave precedente y una amenaza para la legalidad y la unidad de España. También convocaron manifestaciones masivas en protesta, reflejando un amplio sector de la sociedad que veía en los indultos una concesión política inaceptable. A pesar de las críticas, el gobierno de Pedro Sánchez sostuvo que los indultos eran una herramienta necesaria para avanzar hacia la resolución del conflicto catalán, enfatizando el diálogo y la reconciliación como pilares de su política territorial. Otra gran batalla social y mediática superada por el superviviente Sánchez.
Pedro Sánchez: “Somos más”
Esa fue la idea que expresó Pedro Sánchez tras las pasadas elecciones del 23 de julio de 2024. A pesar de haber perdido las elecciones ante Alberto Núñez Feijóo, el líder socialista hizo suyos los votos a los partidos independentistas para llegar a la conclusión de que sería capaz de sacar adelante una investidura y mantenerse en la Moncloa durante cuatro años más. Sería difícil, sí. Tendría una oposición muy dura por delante. Y una gran presión por parte de los medios de comunicación y los partidos políticos con los que contraería deudas. Sin embargo, Sánchez lo logró. “Somos más”, dijo. Y fueron más en la investidura, a costa de su imagen, su palabra y la integridad de España.
La bomba atómica de la Ley de Amnistía
Para hacer valer ese “somos más”, Pedro Sánchez tuvo que pactar con Junts per Catalunya. Más concretamente, con Carles Puigdemont. El líder independentista, fugado de la justicia tras declarar la independencia de Cataluña y hacer volar por los aires la Constitución Española, se reunió en Bruselas con portavoces socialistas para pactar una Ley de Amnistía a la medida de las necesidades del político de Junts. Una Ley de Amnistía que ha costado mucho aprobar en el Congreso de los Diputados, tras la primera negativa de Junts y la renegociación que tuvo lugar después para que no se quedara fuera nada, y que todos los procesados estuvieran amparados por las leyes españolas y europeas.
Aprobar esta medida no solo ha tenido un desgaste político para Pedro Sánchez. El líder socialista se ha enemistado con una gran parte de la sociedad española y catalana, con la justicia —por dinamitar la separación de poderes— y con los medios de comunicación para sacarla adelante. Y también ha tenido un coste personal, pues Sánchez afirmó por activa y por pasiva, de manera rotunda y tajante, en un plató de televisión y ante millones de personas (entre ellas, sus votantes), que no habría amnistía. De ninguna de las maneras habría amnistía. Pero, de la misma forma que hubo indultos, también ha habido amnistía. Otra crisis superada por el del manual de resistencia.
La explosión del caso Koldo
El caso Koldo es una de las últimas crisis políticas con las que ha tenido que lidiar Pedro Sánchez. En medio de toda la crispación social, mediática y judicial por culpa de la Ley de Amnistía, Sánchez afrontó la publicación del caso Koldo y las mascarillas que salpica directamente a su partido y a su gobierno. Especialmente, por los vínculos amistosos de José Luis Ábalos, quien fuera su mano derecha y uno de los hombres responsables de la resurrección sanchista en el XXXIX Congreso del Partido Socialista Obrero Español. Esto aún colea en el Parlamento y en el Senado, con varias comisiones que tratan de aclarar los distintos casos de corrupción que acaecieron durante el coronavirus.
Begoña Gómez, la gota que ha colmado el vaso
Lo que ha terminado por dinamitar el manual de resistencia de Pedro Sánchez ha sido el caso de Begoña Gómez, su mujer. La gota que ha colmado el vaso. La admisión a trámite de la denuncia de Manos Limpias por parte del Juzgado Nº 41 de Madrid y la apertura de diligencias sobre Begoña Gómez y su posible caso de tráfico de influencias ha hecho saltar por los aires la situación política en España. Es probable que Begoña Gómez no cometiera ninguna irregularidad y que todo quede en nada, más allá de la estética del caso. Sin embargo, Sánchez ha puesto en jaque al Gobierno de España. Y hasta el lunes seguiremos esperando si habrá dimisión o si, por el contrario, se trata de una nueva maniobra del superviviente.