La interlocución entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz ha sido constante desde que estallara el caso Errejón, según fuentes de Sumar. El presidente ha dado orden de arropar a su vicepresidenta y ensalzar su respuesta ante la crisis. No habrá remodelación del Gobierno, aseguró en una charla informal con los periodistas que cubren su viaje a la India. Si bien, la preocupación no mengua en el seno del Consejo de ministros. “Conmoción” fue el término utilizado este lunes por Fernando Grande-Marlaska.
El temor en la Moncloa es que las alarmas sobre Errejón sonaran mucho antes de lo verbalizado por Díaz. En privado, hay ministros del ala socialista que se preparan para el peor escenario. “El problema es si sale un mensaje o un WhatsApp”, explican las fuentes consultadas, que reconocen que en ese caso sería “muy complicado” que Yolanda Díaz pudiera mantenerse en el cargo. “El riesgo es si en algún momento se sabe que ella era conocedora o encubridora. Ahí sí que será difícil que aguante”, razona un ministro socialista.
En su primera rueda de prensa tras el estallido de la crisis, en el Congreso, la vicepresidenta reconoció que la informaron de la denuncia de agresión en Castellón en 2023, pero que el tuit se retiró y Más Madrid dio por resuelto el caso. Antes, Podemos hizo público que le alertó de esos hechos. “Es evidente que no tenía que haber sido ni diputado ni portavoz, pero esa información la tenemos ahora”, se defendió.
Sumar ha mantenido siempre que la vicepresidenta supo de las denuncias de violencia machista contra Errejón la pasada semana, el martes de la noche, a través de la periodista Cristina Fallarás. De inmediato, según su relato, se abrió una investigación interna y el ex portavoz reconoció “comportamientos machistas” pero negó “haber cometido delito”. “Aún así, se consideró que era lo suficientemente grave para que asumiera responsabilidades políticas”, exponen las fuentes consultadas.
La vicepresidenta habló con el propio Errejón el miércoles -como avanzó Artículo14- y el jueves advertirle que tenía dejar su escaño y todas sus responsabilidades políticas. “Estos son los hechos”, se afanó en dejar claro desde el Escritorio del Congreso la vicepresidenta.
Si la crisis no va a más, en el Gobierno creen que Díaz, aún tocada, podrá resistir. “Aguanta seguro” si no se constata que lo sabía, apunta un ministro del círculo de confianza del presidente. Preguntado si corre peligro en términos políticos la vicepresidenta, otro compañero del Consejo también socialista añade: “Hasta ahora no parece”.
Pese a que desde la ruptura con Podemos hay varios ministros que se muestran distantes con Díaz por su “incapacidad” para mantener unido el voto de los diputados a la izquierda del PSOE, hay unanimidad en que ahora hay que cerrar cuanto antes la crisis para sacar adelante los Presupuestos.
A su izquierda, los movimientos también se multiplican. Desde hace meses el coordinador general de IU, Antonio Maíllo, negocia con Pablo Iglesias un nuevo proyecto para unificar todas las siglas. El ex líder morado había puesto como condición que la vicepresidenta quedase fuera y Errejón será la coartada perfecta, tal y como avanzó este periódico. Habrá una “refundación”, auguran desde estos sectores.