Los equipos negociadores de PSC y ERC —encabezados por Lluïsa Moret y Marta Rovira— inician una semana decisiva para vislumbrar si hay fumata blanca para investir a Salvador Illa. La secretaria general de Esquerra preveía una negociación al límite de los plazos (25 de agosto) para sacar la mayor tajada, pero cambió de estrategia al comprobar que Carles Puigdemont planea su regreso a Cataluña precisamente en esas fechas, que es aproximadamente cuando tendrá lugar el debate de investidura en el Parlament. Su regreso (con posible detención) lo contaminaría todo, así que Rovira ha optado por distanciar la negociación con el PSC del retorno del expresidente de la Generalitat.
¿En qué punto están ahora las conversaciones entre PSC y ERC y cuándo deben culminar? La parte socialista solo ha emitido mensajes en una línea optimista respecto a un pacto final. Aun admitiendo que persisten diferencias respecto a la llamada “financiación singular” que Esquerra quiere basar en que la Generalitat recaude el 100% de los impuestos y que el PSC quiere fundamentar en un consorcio fiscal paritario entre la administración catalana y la estatal, los socialistas sostienen la confianza en que Illa acabará investido president.
Cercanías y el cobro al contado
ERC, en cambio, ha introducido dudas en los últimos días y considera que ha llegado el momento de intensificar la presión para comprobar hasta dónde están dispuestos a ceder los socialistas. Esquerra aspira, por una parte, a la mencionada financiación singular, pero también quiere cobrar en efectivo otros asuntos. De ahí que la semana pasada Gobierno y Generalitat anunciaran avances en la transferencia de la línea R1 de Cercanías, así como en su financiación. Este traspaso se iniciará el próximo mes de enero. Y más aún: el traspaso de la R2 y la R3 comenzará a tramitarse “antes de diciembre de 2025″.
Al margen de los ya encarrilados temas ferroviarios, ERC quiere concreción sobre otros asuntos como la condonación de parte de la deuda de la Generalitat (por valor de 15.000 millones) del Fondo de Liquidez Autonómico estatal, el incremento de la financiación de 1.600 millones de incremento para Mossos d’Esquadra y los pagos relativos al traspaso del Ingreso Mínimo Vital.
La aparición de Sánchez
Pero, cheques al margen, la negociación —considera ERC— debe alcanzar algún tipo de escenificación que incluya de alguna manera a Pedro Sánchez porque los republicanos consideran esencial este punto antes de dar por bueno un pacto que, posteriormente, deben explicar a las bases del partido. Cabe recordar en este punto que los 8.300 militantes de ERC serán quienes validen finalmente el posible pacto de investidura. Por eso precisamente, Rovira quiere dos cosas: un acuerdo lleno de cheques firmados y con fondos, y un componente de bilateralidad con el Estado (ineludible, por otra parte, para sellar algo semejante a una financiación singular para Cataluña).
Sobre la mesa, ERC también quiere colocar la gestión del aeropuerto de El Prat, puesto que los republicanos aspiran a que la Generalitat tenga un papel influyente y que no sea Aena la única decisora. Este punto es de los que está más verdes porque persisten discrepancias de fondo de gran significado como la conveniencia de ampliar o no ampliar el aeropuerto de Barcelona.
La semana, en todo caso, será decisiva y tiene una fecha que preocupa a socialistas y a republicanos, que es la del sábado, 27 de julio, cuando Junts organiza un gran acto político en el sur de Francia con la presencia de Puigdemont. Un acto con un guion prácticamente escrito: el de lanzar todo tipo de mensajes contra la investidura de Illa. Será, a continuación de este mitin, cuando las conversaciones entre PSC y ERC lleguen a su final, sea para bien o sea para mal.