Las conferencias telefónicas se suceden de punta a punta en Europa. El futuro del Gobierno Europeo está en el alero y las tareas de zapa y lobby se intensifican cada minuto que pasa. Una de las líneas más intensas ha unido Bruselas y Madrid poniendo al habla a Pedro Sánchez y Ursula Von der Leyen. Tras una semana de abrasar los móviles y hablar mucho entre ellos, ambos mandatarios tienen previsto aprovechar que coinciden en el G20 de Brasil para verse cara a cara y tratar de desbloquear el nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta para la Transición Limpia, Justa y Competitiva.
Moncloa no confirma ni desmiente que la cita esté agendada o ya se haya producido, y responde con un lacónico “España es uno de los países que está trabajando, hablando y empujando”. Río de Janeiro es el nuevo teatro de operaciones para una guerra diplomática que tiene buena parte de su epicentro en la calle Génova número 13.
En la capital comunitaria (y en el Gobierno de España), la tesis más extendida es que finalmente Ribera pasará el filtro. El caso es que si lo pasa será después de dos semanas de sufrimiento para Sánchez y su equipo que reconocen que la situación es extraordinaria y que el PP español ha logrado mucho más de lo que esperaba cuando empezó esta maniobra de despiste que buscaba darle oxígeno al valenciano Carlos Mazón.
Nadie pensó que el pulso fuera a llegar tan lejos, pero en las últimas horas desde Bruselas parecen llegar vientos que presagian el acuerdo. Así lo entiende un histórico de los populares europeos: “Si hay acuerdo para no tocar al candidato de Meloni, los líos españoles pasarán a un segundo plano”. Algo que parecen corroborar desde las filas socialistas donde asumen que tendrán que aceptar a Raffaele Fitto como mal menor si quieren tener a Ribera en el puesto que Sánchez proyectó para ella hace muchos meses.
Ahora bien, en caso de que el hombre de la canciller italiana se tambalee también, entonces Ribera podría también quedarse en el intento de ser comisaria, según las fuentes consultadas. “Pero la que estaría tocada, además, es Ursula Von der Leyen”, expone un integrante de los equipos negociadores.
La posición del PP
En el PP español siguen sin dar la batalla por perdida. “Hemos logrado lo que nadie preveía”. Y, de hecho, avisan de que mantendrán su órdago hasta el final. Si Ribera pasa la primera votación de las comisiones, Alberto Núñez Feijóo no descarta en ningún caso ordenar a sus eurodiputados votar que no a todo el colegio de comisarios de Von der Leyen, según ha podido saber este periódico, informa Pablo Montesinos.
“Podemos perder y no nos preocupa porque nuestra prioridad es que el electorado en España en general y de la Comunidad Valenciana en particular entienda que cualquier ascenso o premio a Teresa Ribera no contará con el apoyo, la complicidad o la condescendencia del Partido Popular español”, resumieron desde el entorno del jefe de la oposición.
En Moncloa ya afilan el argumentario para cuando pase el susto y apuntan a que de aprobarse la Comisión en los términos que planeó la presidenta alemana quedará claro que el PP español “le ha bailado de nuevo el agua a los ultras europeos” de la mano de Manfred Weber. Pero antes de hacer esos análisis triunfantes queda un último repecho negociador que Sánchez y Von der Leyen quieren remontar en pareja.