Todavía queda mucho. La DANA no se ha ido. Sigue su curso por la península. Este jueves le ha tocado a Castellón. Las lluvias continúan causando situaciones límites en decenas de pueblos. El conteo de muertos no parece tener fin: 95, 100, 140… A día de hoy, resulta imposible hacer un cálculo de los daños materiales y humanos. La mayor tragedia del siglo asola el sureste de España. Y, mientras tanto, la prioridad de los políticos parece clara: enhebrar un relato favorable a sus intereses electorales. Ni siquiera ante una catástrofe de dimensiones desconocidas para la mayoría de los mortales en este país, los dos principales líderes políticos han sido capaces de tender puentes o de mostrar una imagen de unidad, como demandan los ciudadanos. Más grave aún: en las últimas horas se han dedicado a tirarse los trastos a la cabeza, buscando un chivo expiatorio sobre el que cargar el peso de la desgracia.
Alberto Núñez Feijóo se desplazó este jueves, a primera hora, al epicentro del desastre: Valencia. Allí se vio con el presidente de la región, Carlos Mazón. Después, compareció ante la prensa. “No tengo información del Gobierno central. En absoluto. Nadie me ha informado de nada, he sido yo el que me he tenido que ir informando de lo que ocurre en mi país”, se quejó. En lo que llevamos de crisis, no ha mantenido contacto de ningún tipo con Pedro Sánchez, como avanzó Artículo14.
Aunque no existe ninguna obligación por parte del presidente del Gobierno de informar al jefe de la oposición en este tipo de situaciones, suele ser habitual, como poco, una llamada. Así lo hizo José MaríaAznar en el 11-M con José Luis Rodríguez Zapatero. Y Mariano Rajoy cuando los atentados de Barcelona en 2017, con Sánchez.
Durante su atención a los medios, el presidente popular no sólo reprochó la incomunicación con Sánchez. También salió al paso de las críticas que distintos miembros del Ejecutivo y del PSOE habían vertido contra su barón por la tardanza en enviar una alerta a los ciudadanos el pasado martes, cuando las riadas alcanzaron su punto más álgido: “Les aseguro que un presidente autonómico gestiona en función de la información que recibe, y la información que se recibe depende de organismos con competencia exclusiva del Gobierno central, véase la AEMET o la Confederación Hidrográfica”.
Antes de la comparecencia de Feijóo, algunos de sus colaboradores más próximos se mostraron indignados con que “dirigentes del PSOE” dijeran “que las alertas en la Comunidad Valenciana se dieron tarde teniendo en cuenta que no hubo un proceder distinto en la Castilla-La Mancha del socialista Page”. En Génova tacharon de “asqueroso” que “el Gobierno de España y sus satélites” estuvieran “haciendo oposición a Carlos Mazón mientras la Generalitat busca ciudadanos debajo del lodo”. No obstante, Feijóo tampoco dudó en responsabilizar a los organismos que dependen del Ejecutivo de todo lo sucedido: “Nadie puede tomar decisiones en función de una información que puede ser exacta, inexacta, mejorable. Las decisiones se toman en función de la información que te facilitan en cada momento”.
Después del presidente popular, en el mismo punto, irrumpió el presidente del Gobierno. Tras mantener una breve conversación con Mazón, los dos hicieron una declaración ante los medios. El tono fue bien distinto. El presidente valenciano no dudó en mostrar cercanía con Sánchez, al que llamó “querido”, agradeció la “cercanía” por acudir y alabó la “ayuda” y la “colaboración” que éste le brindaba. Sánchez, por su parte, volvió a comprometer “todos los recursos posibles”, por “tierra, mar y aire” y “el tiempo que haga falta”, e hizo un llamamiento a la población a permanecer en sus hogares. A diferencia de su ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que en un comunicado puso a Mazón en la diana por la alerta tardía, Sánchez eludió la crítica al Govern valenciano.
En pleno luto oficial, que se prolongará hasta el sábado, la gresca política copa buena parte de la atención. En las redes sociales, no cejan los ataques cruzados. En las filas socialistas, insisten en disparar contra Mazón por la alerta y por desmontar una unidad de emergencias inexistente. En las populares, cargan contra el Ejecutivo por los organismos oficiales. Vox, por su parte, recrudece su discurso contra la inmigración y contra el PP. A colación de una foto de un grupo de afectados por las tormentas, que duermen en un pabellón, rechaza que los forasteros que entran ilegalmente a España estén en mejores condiciones. Del encuentro entre Sánchez y Mazón se sirven para azuzar a los populares: “Le da las gracias por la cercanía al felón corrupto, en vez de recriminarle que aproveche la tragedia para subir el impuesto al diésel y asaltar la RTVE. O se está con los españoles o se está con el corrupto. No es tan difícil de entender”.
En el PP, hay quienes, con pesar, reconocen que, “poco a poco se va a levantar el luto” y llegará “el terremoto político”. En el momento en el que la sociedad española demanda más coordinación que nunca, buena parte de la clase política demuestra estar ensimismada en una lucha continua por sus intereses, en un ajuste de cuentas permanente. El miércoles fue el Pleno de RTVE, el jueves, la lucha por el relato. Y la cifra de muertos, mañana será mayor.