Pedro Sánchez prometió que intentaría participar en todos los congresos regionales del PSOE, y el calendario ha querido que los primeros sean algunos de los feudos en los que el poder de Ferraz se ve más limitado. Ahora toca vender la paz.
Después de arrancar el viernes su gira por los territorios en el feudo de Adrián Barbón (Asturias), que también se considera crítico, el sábado el líder socialista se dejó ver con Emiliano García Page (Castilla-La Mancha) y ensalzó su figura. El domingo fue el turno de Miguel Ángel Gallardo (Extremadura).
Son los barones díscolos que quedan hoy en el PSOE, a la espera de que culmine el proceso congresual territorial, al que Sánchez dio el pistoletazo de salida con su discurso de cierre del 41 Congreso Federal, en Sevilla. En escasas semanas, el aparato federal ha logrado su deseo de que figuras como Juan Espadas (Andalucía); Juan Lobato (Madrid) o Luis Tudanca (Castilla y León) fuesen borrados del mapa de poder. Prácticamente todos los territorios están ya alineados con el núcleo duro del secretario general.
Según Ferraz, el objetivo de este recorrido es vender “unidad y fortaleza”, pero nadie ha olvidado la tensión vivida estos meses con los dirigentes territoriales protagonistas de esta etapa últimos meses. Page, que se ha erigido como el barón más crítico con Sánchez -con permiso del aragonés Javier Lambán, hoy en retirada-, protagonizó uno de los momentos más tensos con Sánchez en toda la conferencia de presidentes celebrada en Cantabria hace poco más de un mes.
El presidente castellanomanchego tiene el control total del partido en su territorio y comparte con el reelegido secretario general extremeño -y, en menor medida, con el asturiano-, sus críticas al acuerdo fiscal sellado con ERC. Page se lo recordó a Sánchez en el cierre de su congreso: “El PSOE no puede ser el partido que defienda privilegios“. El secretario general se había ido 24 horas antes. No compartieron escenario, como si ocurrió con Barbón y con Gallardo.
Es el mismo pacto que puso en pie de guerra a buena parte del PSOE, y que en el último congreso federal socialista forzó a todas las partes a buscar una fórmula común sobre el modelo de financiación que desactivara la alarma de los territorios. El texto final final acabó calmando las aguas, pero desde distintos territorios reconocieron que sólo sirvió como bálsamo por su ambigua redacción.
Page ha sido reelegido sin sobresaltos, sin que se postulara ningún otro candidato. Buena parte de su perfil político se ha consolidado, precisamente, sobre su rechazo a políticas del Gobierno central, como la amnistía a los condenados por el procés independentista en Cataluña.
El barón extremeño ha tenido un perfil mucho más bajo a la interna, salvo en lo que toca al acuerdo con ERC. No preside la región y no ha cumplido ni un año en el cargo, pero ya ha ganado las primarias dos veces. La última, con un 62% de los votos.
En el acto de cierre del cónclave, el domingo, Sánchez bendijo al político que hace sólo una semana se impuso a la candidata favorita de Ferraz. Y ambos vendieron cohesión. Es lo mismo que ya pregonaban desde Extremadura escasos días antes: “El respaldo de Ferraz es claro, nunca ha habido dudas”. “Y menos, tras el Congreso Federal de Sevilla”, aseguraron.
Tambores preelectorales
El 1 de diciembre, Sánchez marcó como única prioridad para el partido la recuperación de poder territorial en las autonómicas y municipales de mayo de 2027. Entiende que revalidar La Moncloa pasa necesariamente por volver a teñir de rojo el mapa de gobiernos autonómicos, y prevé volcarse en este objetivo en los próximos meses.
En teoría, en 2025 no está previsto que se celebren elecciones. Pero, ante las inminentes citas con las urnas en Castilla y León y Andalucía (previstas para 2026), los partidos ya escuchan el ruido de fondo de los tambores electorales. Para estos territorios despliegue, Sánchez ha logrado la retirada del crítico Tudanca como candidato a dirigir en Castilla y León, y hoy es Carlos Martínez quien lleva el timón.
En Andalucía, la apuesta es aún más fuerte, toda vez que es la actual número dos del Gobierno y del partido, María Jesús Montero, quien ha tomado este sábado las riendas de la otrora poderosísima federación socialista. En el PSOE, salvo que el contexto favorezca la presentación de candidaturas de unidad, los dirigentes se escogen por primarias.
Pero, en esos procedimientos, el parecer del líder y el músculo de Ferraz acostumbran a decantar la balanza. Para el nuevo ciclo, Sánchez ha dispuesto que varios ministros y ministras desembarquen en los territorios, para que puedan servirse del escaparate de La Moncloa antes de los comicios.
Con escasa oposición en las federaciones, en Ferraz sostienen que ahora toca recuperar los gobiernos regionales perdidos con la debacle electoral del 28-M, pero también “consolidar” los que ya presiden. Fuera del discurso oficial, nadie esconde que estos encuentros, en particular la respuesta de Page a Sánchez, tenía interés por la tensión existente entre ambos.
No estaba previsto que el líder del partido pasase más que unos minutos allí tras su intervención, el sábado, y estaba previsto que abandonase el cónclave sin demasiados gestos de aproximación a su barón. Page también se marchó del 41 Congreso Federal antes del discurso del presidente del Gobierno y líder del PSOE.