Una celebración de la llegada de la libertad a España que le sirvió para ajustar cuentas con Elon Musk, para erigirse como defensor de la democracia, y para alertar de que España no está exenta del riesgo de que el sistema salte por los aires con la instauración de una nueva dictadura.
De paso, Pedro Sánchez aprovechó este miércoles para justificar los actos que ha diseñado el Gobierno para celebrar la llegada de la democracia, precisamente por el repunte electoral del “fascismo”, la “tercera fuerza en Europa”. O ante los intentos del empresario Musk, al que hace poco menos de tres años invitó a invertir en energías renovables en España -antes de su acercamiento a Donald Trump-, como líder de la “internacional ultraderechista”.
”El fascismo que creímos dejar atrás es la tercera fuerza de Europa y la internacional ultraderechista liderada por el hombre más rico del planeta ataca abiertamente nuestras instituciones, azuza el odio y llama a apoyar a los herederos del nazismo en Alemania en las próximas elecciones. La historia nos enseña que la libertad nunca se conquista de forma permanente. Es algo que se puede perder”, aseguró.
El presidente del Gobierno dio este miércoles el pistoletazo de salida al ciclo de un centenar de actividades bautizado “España en libertad”, que persigue celebrar el fin del Franquismo con la muerte del dictador y el retorno al sistema democrático.
Se trata de una serie de conferencias; actividades musicales; representaciones teatrales y de baile; publicaciones como fanzines, cómics o informes especializados; paseos y visitas a lugares clave, y hasta “un escape room itinerante”. El Ejecutivo no ha detallado el coste de estas actividades, ni tampoco el del despliegue en su conjunto.
Tampoco ha explicado el rol que jugará el rey emérito, Juan Carlos de Borbón -más allá de afirmar que Moncloa los decidirá conjuntamente con la Casa Real-. Ni siquiera lo mencionó en el acto inaugural, este miércoles, en el que el Ejecutivo esbozó este programa. Ni está claro si tendrá algún papel, ni tampoco qué rol jugará el actual jefe del Estado, Felipe VI, más allá de que está prevista su participación en alguno de estos actos, según el Ejecutivo.
El Gobierno prevé además aprovechar que en 2025 se cumplen 50 años de la muerte del dictador para iniciar una treintena de expedientes de declaración de lugar de memoria -previstos en la Ley de Memoria Democrática-. Y para desarrollar actividades fuera de las fronteras, a través de organismos como el Instituto Cervantes o la red de embajadas.
Más allá de lo que ha querido llevar a esta puesta en escena, Moncloa rechaza desvelar más detalles sobre esta iniciativa, que presenta como una suerte de celebración de las libertades y la democracia. Como una invitación ” a la ciudadanía a la conversación” sobre estas libertades. De hecho, entre los objetivos está también que las nuevas generaciones conozcan el origen del sistema actual, así como la ausencia de libertades durante la dictadura.
“No hace falta ser de una determinada ideología, ni de izquierdas, ni de centro, ni de derechas, para mirar con tristeza y terror los años oscuros del franquismo y temer que ese retroceso se repita. Basta con ser demócratas”, afirmó Sánchez.
Los protagonistas de la actualidad, juntos
Por lo pronto, el acto reunió a los protagonistas de la actualidad política: estaba Juan Espadas, que ayer renunció a dar la batalla por el liderazgo del PSOE en Andalucía. “No soy yo el protagonista”, dijo a la puerta ante los medios. Estuvo la vicepresidenta primera, ministra de Hacienda y futura líder socialista en Andalucía, María Jesús Montero, que será quien lo releve.
Estuvieron Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, y Carlos Cuerpo, ministro de Economía, hoy enfrentados a cuenta de la reducción de la jornada laboral que el Ejecutivo planea impulsar. Del rey emérito, al que el Gobierno reconoce un papel “fundamental en esos primeros años”, no hubo rastro.