Pedro Sánchez acaba de reclamar ante Naciones Unidas que la próxima secretaria general de la ONU sea mujer. Su Gobierno aprobó en julio una ley de paridad, que impone una presencia mínima de un 40% de mujeres en las cúpulas de las grandes empresas y en la administración. Y esta semana remodeló la sala de máquinas de Moncloa, para aupar únicamente a hombres a los puestos de mayor rango. A día de hoy, sólo hay dos mujeres frente a seis hombres en el máximo escalafón, apenas un 25%.
Son Judit Alexandra González Pedraz y Emma Aparici Vázquez de Parga, secretaria general de la Presidencia y secretaria general de Asuntos Exteriores, respectivamente. Las dos cuentan con vastos currículums y llegaron a estas posiciones en 2023 y 2020, aunque sus puestos no siempre han estado situados en lo más alto de la cadena de mando. Es Sánchez quien dibuja, vía real decreto, la estructura de mando situada inmediatamente bajo la Presidencia, que se estructura en esos ocho órganos “superiores y directivos”.
Además de Riego Rubio, designado jefe de Gabinete con la salida de Óscar López, los cambios de las últimas semanas han aupado a Ángel Alonso Arroba al cargo de director Adjunto; a José Fernández Albertos a la Secretaría General de Política Nacional, y a Francisco Salazar a la Secretaría General de Coordinación Institucional. Cuatro nuevos cargos, tres de ellos designados en la última semana. Y todos son hombres.
En la parte superior de la pirámide de poder de Presidencia, a los mandos de los equipos que trabajan más directamente con Sánchez en el complejo de Moncloa, se encuentran también Manuel De la Rocha, al frente de la Oficina de Asuntos económicos y G20 (con rango de secretario de Estado), y Francesc Vallés, el secretario de Estado de Comunicación.
No son todos los cargos con mando en plaza, pero sí la punta de la lanza de la arquitectura de La Moncloa, de acuerdo con su propia configuración. Hay otras figuras de peso, como Silvia Calzón Fernández, flamante directora del Departamento de Atención y Respuesta a la Ciudadanía del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.
Calzón fue la única mujer, del total de 8 designaciones de cargos adscritos a la Presidencia que recoge la referencia del Consejo de Ministros de este martes. Su nombre, junto al de sus siete colegas varones, se ha movido por todas las redes sociales, visibilizándose esta falta de paridad.
A última hora de la tarde, la ministra portavoz, Pilar Alegría, publicó un mensaje en la red social X, antes Twitter, precisamente sobre esta cuestión. Lo hizo en respuesta a otra publicación de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que acusó a Sánchez de “usar” a las mujeres, citando los siete últimos nombramientos. “Una presidenta que miente a las mujeres”, reaccionó la también titular de Educación, adjuntando una imagen con una lista de “altos cargos” del Gabinete de la Presidencia.
En él aparecen 11 nombres de mujeres, frente a 11 de hombres, si bien se incluyen quienes ostentan cargos que no están incluidos en la cúpula que establece el real decreto. “La Presidencia del Gobierno, bajo la superior dirección del Presidente del Gobierno, desarrolla las funciones que se contemplan en el presente real decreto a través de los siguientes órganos superiores y directivos”, reza la norma que impone este esquema.
En Moncloa esgrimen que hay mujeres con gran peso en el nuevo organigrama, marcado por su carácter más académico y técnico que político. Un ejemplo es Ana Ruipérez, la directora de Gabinete de Rubio. Ella depende directamente, como los primeros espadas, del jefe de Gabinete del presidente. Calzón, cuyo nombramiento recordaban desde el equipo de Sánchez, reporta a su vez a Salazar, que sí está entre esos ocho nombres de mayor rango. Por otro lado, en el portal de Transparencia, que no está actualizado, recoge los nombres de 26 altos cargos de Moncloa. 11 son mujeres, un 42%.
2020: la cúpula sin una sola mujer
La proporción de mujeres en los puestos de mayor peso tras los últimos cambios es exactamente la misma que ya decidió el presidente cuando fue investido por tercera vez, en noviembre de 2023. Los nombres se repiten, Hoy sin López y Hernando. Aparici y González fueron, de nuevo, las dos únicas mujeres.
En el anterior Gobierno, el primero de coalición, ninguna mujer ocupó los puestos que, según el diseño de Moncloa, estaban en la cúpula de la pirámide de poder. En la lista hay nombres que se mantienen hoy, como el de Salazar, el del primer jefe de Gabinete de Sánchez, Iván Redondo, y el de políticos que han gozado de un ascenso imparable desde la investidura del presidente. Es el caso de Féliz Bolaños, entonces secretario general de la Presidencia y hoy todopoderoso ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las cortes.
Entonces, Sánchez contó con Ernesto José Gasco Gonzalo como Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil; con Francisco de Paula Polo Llavata como Alto Comisionado para España Nación Emprendedora. Y con Miguel Ángel Oliver como secretario de Estado de Comunicación. Ni una sola mujer en sus filas. Ninguna en los puestos más altos de la cadena de mando establecida por real decreto.
En la remodelación de julio de 2021, cuando ejecutó la gran crisis de Gobierno que afectó a 7 ministros, Sánchez sustituyó a Redondo por López. En esta ocasión sí contó con una directora adjunta de Gabinete, Llanos Castellanos. Fue la única primera espada entre seis compañeros varones. Un pírrico 16%.
Que las mujeres estén en minoría en la sala de máquinas de La Moncloa es la tónica general que se mantiene desde la conformación del primer Ejecutivo del PSOE en solitario, en 2018. Ese fue el organigrama para el que contó con más mujeres, tres de siete puestos. Sin embargo, Luisa Carcedo lo abandonó dos meses después para convertirse en ministra de Sanidad. Y fue reemplazada por Pau-Marí Klose, por lo que volvieron a ser dos frente a cinco. El 42% se convirtió en poco más de 60 días en un 28%.
De hecho, nunca se ha mejorado la paridad en la fontanería monclovita del primer Ejecutivo de Sánchez. Con todo, el presidente acostumbra a presumir del poder político que han ostentado las políticas desde su primer Consejo de Ministros. Carmen Calvo, Nadia Calviño, Teresa Ribera y hoy María Jesús Montero han lucido los galones de vicepresidentas con carnet socialista, y han gozado de grandes cuotas de poder. Eso no quita para que la ministra de Igualdad saliente, Irene Montero (Unidas Podemos), aprovechase el traspaso de carteras para deslizar que considera machista al presidente. “Te deseo valentía para incomodar a los amigos de 40 y 50 años de Pedro Sánchez”, lanzó a su sucesora, Ana Redondo.
El martes, el presidente recibió el galardón ‘He for She’ de la ONU, un reconocimiento a su trabajo para promocionar la paridad y la igualdad de género. “El cálculo es muy simple: si las mujeres son la mitad de la población mundial, deberían de representar la mitad de los gobiernos y parlamentos, la mitad de los consejos de administración de las empresas de mayor envergadura, la mitad de los puestos de responsabilidad en cualquier ámbito o sector”, afirmó entonces. Ese cálculo tan “simple”, no se cumple en la cúpula de la sala de mando de Moncloa.