Pedro Sánchez repite estos días que el PSOE recuperará poder territorial en las próximas elecciones autonómicas y municipales, pero también en las elecciones generales que hoy no contempla convocar antes de 2027. Aún en el caso de que el presidente del Gobierno logre agotar una legislatura tan difícil, con tantos frentes judiciales abiertos, hasta en su partido reconocen serias dudas sobre las opciones de reeditar una mayoría parlamentaria.
Aún en el caso de que el Partido Socialista logre aguantar, la salida del laberinto pasa por lograr la resurección de Sumar. En noviembre, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), atribuyó al espacio que representa Yolanda Díaz un 7% de los votos en unas generales. Son 7 décimas más que en octubre, a pesar del escándalo que precipitó la dimisión de su portavoz parlamentario, Íñigo Errejón. Y son casi cinco puntos y medio menos de los que logró esta marca en las elecciones del 23-J.
A los sucesivos batacazos electorales, la dimisión de Díaz como coordinadora de Sumar, o la crisis de credibilidad generada por las acusaciones de machismo de Errejón, se une el divorcio con Podemos y la división de este espacio político. En el PSOE y en su ala del Ejecutivo preocupa esta debilidad, y fuentes del Partido Socialista reconocen que sus socios de Sumar están en un momento “complicado”.
Sobre todo, abundan, por las “enemistades irreconciliables” que marcan su relación con el partido morado, que datan de hace años y que han propiciado que todos los puentes, todos los canales de comunicación, estén rotos. Ni Sumar quiso contar con Irene Montero en sus puestos de salida en las listas al 23-J, hace año y medio, ni hoy los suyos aceptarían un acuerdo que los subordinara, de nuevo, a Díaz.
Podemos aguantó algo más de tres meses antes de dar portazo al grupo parlamentario Sumar, para pasarse al mixto, hace un año. Y la vicepresidenta segunda tampoco ha olvidado los obstáculos que puso Podemos cuando ella accedió a tomar las riendas del espacio político y a diseñar su nueva hoja de ruta. En el PSOE saben que no dan los números para gobernar si no cuentan con un espacio fuerte a su izquierda, y en este espacio asumen que Sánchez convocará la cita con las urnas cuando le convenga.
La disputa Sumar-Podemos tiene mucho que ver con elementos personales, pero también tiene un importante componente político e ideológico. Los morados no disimulan su desaprobación con la actuación de Díaz y el resto de ministros, tanto en cuestión de iniciativa política como en lo que tiene que ver con su escasa labor de diferenciación con el PSOE. Ni los nombran, básicamente centran sus dardos en el PSOE, trasladando que Sumar es una suerte de convidado de piedra en el Gobierno.
En Sumar no perdonan su forma de erosionarles. La última polémica se produjo hace escasas semanas, cuando la eurodiputada Montero, en mitad de la promoción de un libro escrito por ella, acusó a Díaz de haber exigido su dimisión como ministra de Igualdad por los indeseados efectos de la ley del sí es sí. Sumar tilda de falsa esta anécdota, que es sólo una más, pero que ilustra el estado de su relación con los morados.
En las últimas semanas, Izquierda Unida ha redoblado esfuerzos para sentar las bases de un diálogo entre todas las fuerzas de izquierdas. Quieren servir de puente, limar asperezas y tratar de coser heridas que, en muchos casos, están lejos de cicatrizar, o incluso infectadas.
Tampoco se prevé que Sumar resuelva su crisis de liderazgo hasta marzo. Desde hace meses, Díaz intenta vender su perfil gestor, recuperar la imagen de ministra solvente con la que deslumbró a parte del espacio político en el periodo 2021-2022. Y no está claro quién heredará las riendas de la alianza de partidos, ni del que fundo la vicepresidenta.
Y, aunque no está claro si volverá a ser candidata, entre distintas fuerzas de su espacio político existe la convicción de que, si lo hace, Podemos presentará a Irene Montero. El CIS les otorga apenas un 3,3% de los votos. Ni aún añadidos al 7% que hoy se atribuye a Sumar podrían llegar al resultado del 23-J.
A pesar de los golpes recibidos por Sánchez, el eslabón más débil de la coalición es Sumar. En el PSOE han pasado años pidiendo a Díaz que ponga orden en su casa, y hoy asumen que el entendimiento entre ambas facciones se antoja casi imposible. Al menos, mientras las mismas personas sigan a los mandos.
Presupuestos en enero y defensa del fiscal general
El Gobierno espera presentar los Presupuestos Generales del Estado para 2025 al arranque del próximo año, y prevé que las cuentas públicas salgan adelante en el primer trimestre, antes de que concluya marzo. Es lo que han trasladado Sánchez y María Jesús Montero este viernes, en conversaciones informales con los medios de comunicación, en los corrillos posteriores a la celebración institucional del día de la Constitución, en el Congreso de los Diputados.
Además del presidente y los ministros, entre las autoridades que recibieron mayor atención estuvo el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Está imputado por su supuesto rol en la filtración de los datos fiscales del novio de Isabel Díaz Ayuso, Alberto López Amador.
El Gobierno lo respalda, y Sánchez aprovechó este viernes para volver a expresarlo, negándose a hacer más valoraciones sobre su imputación o sobre esta causa. Sí se recreó en denunciar el “acoso” y el “ruido” contra su Gobierno. Preguntado por si se consideran víctimas de acoso judicial, Sánchez respondió que el “acoso al que someten al Gobierno”, “se va a volver en contra de los acosadores”. “El tiempo pone las cosas en su sitio”.
La denuncia de este “acoso”, considerada “victimismo” por parte de algunas figuras de peso en el PSOE, es la piedra angular de la estrategia de Moncloa. Tras la citación como investigado de su hermano, David Sánchez, o de las acusaciones del empresario Víctor de Aldama en sede judicial a dirigentes socialistas como su secretario de Organización, Santos Cerdán, Sánchez ha negado que este haya sido un mes “complicado”. “Tenemos tranquilidad, el acoso hace mucho ruido pero el tiempo pone las cosas en su sitio, y el acoso está condenado al fracaso”.