La fotografía de la paz

Sánchez prepara su encuentro con Puigdemont para reflotar la legislatura

El presidente necesita lanzar un mensaje a Puigdemont para mantener su apoyo y llegar a 2027. Moncloa trabaja para que el encuentro sea en junio cuando el Constitucional haya validado la amnistía

La crisis internacional desatada por Donald Trump con los aranceles ha alejado el foco de la política patria. Pedro Sánchez se ha codeado con el presidente chino, Xi Jinping, para erigirse en mediador de la Unión Europea. Ni rastro en los últimos días de Carles Puigdemont, aunque el prófugo sigue ahí. Moncloa lo sabe y prepara la agenda para el encuentro comprometido con el expresidente catalán con el mes de junio en el horizonte.

Sánchez mantiene su plan de agotar la legislatura y para ello necesita mantener amarrados los siete votos de Junts en el Congreso. El de Waterloo sigue siendo el resorte para dar oxígeno al Gobierno al que ocupa pero no preocupa la deriva cainita del espacio a su izquierda. Con los votos independentistas asegurados siempre será más sencillo presionar a Podemos para que apoye las medidas que se lleven al Congreso.

Santos Cerdán y Carles Puigdemont, entre otros, durante una reunión en Bruselas.
Junts

Desde la convicción de que puede aguantar hasta 2027, el presidente quiere aprobar los Presupuestos de 2026 y para ello reestablecer una línea de confianza con Puigdemont. En privado, el líder de ERC, Oriol Junqueras, ya ha trasladado a los socialistas que su formación está dispuesta a facilitar las cuentas del próximo año. Ahora hay que atraer al líder de Junts que según ha hecho llegar su entorno “está desesperado”.

Puigdemont se siente “engañado” una vez más por Sánchez. Su confianza en el expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha empezado a quebrar también. Quién fuera su interlocutor estrella ha tomado un protagonismo en las negociaciones de Suiza que desagrada al catalán. No le perdona, dicen sus allegados, que utilizase la figura del mediador para presionarle y retirar la cuestión de confianza.

La paradoja es que el balance es positivo para Junts, que ha colocado en instituciones y empresas relevantes a altos cargos, y “pésimo” para Puigdemont que sigue esperando que el Tribunal Constitucional valide la amnistía. El mensaje es que Cándido Conde Pumpido acelerará para que este en verano y así Sánchez podrá reunirse con un Puigdemont ya amnistiado.

Pedro Sánchez y el presidente del Constitucional Cándido Conde-Pumpido en la celebración del Día de la Constitución, este viernes en Madrid.
EFE/ Chema Moya

La impaciencia del catalán es cada vez mayor y hay quienes le susurran que la única vía que le queda es regresar a España aunque sea detenido. Este plan es recurrente desde que se fugó, pero pese a que ha pedido al Gobierno en multitud de ocasiones garantías de que sería puesto en libertad nunca ha obtenido ese compromiso. El Tribunal Supremo jamás ha emitido señales de que el juez Pablo Llarena vaya a tirar la toalla. Ni siquiera el intento de desactivar la vía del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha funcionado.

El horizonte judicial sigue siendo negro para Puigdemont y el político también. Ninguna de sus exigencias estrella, como el uso del catalán en la UE, han sido atendidas. Su descrédito es cada vez mayor entre cargos de Junts que ven como el partido se hunde cada vez más en las encuestas ante el auge de la formación independentista de extrema derecha de Silvia Orriols, Alianza Catalana. Los sondeos la colocan con hasta quince diputados en el Parlamento catalán.

Los más críticos con Puigdemont le reprochan que no dejase paso a un nuevo liderazgo en el último congreso. Sin sucesor y con las encuestas en contra cada vez son menos los que le respaldan internamente. “Ha jugado tanto de farol que ya nadie le cree”, lamentan en las filas de Junts.

Con este ambiente está pendiente de celebrarse la reunión en Suiza de abril donde Puigdemont tiene previsto plantear sus quejas por los incumplimientos una vez más. En el ánimo del expresidente catalán está volver a dar un ultimátum a los socialistas para que aceleren sus compromisos. Les dará de plazo hasta mayo cuando se volverán a ver los interlocutores de ambos bandos. Si no hay avances volverá el debate de dejar caer a Sánchez. Para entonces el presidente del Gobierno espera calmar, una vez más, al prófugo con fecha y lugar para la ansiada fotografía de la paz.

 

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