Sánchez da alas a Díaz con la gestión de la DANA pero entierra el impuesto a las energéticas

Trabajo acapara casi la mitad de los recursos del segundo paquete de medidas del Gobierno. PSOE y Sumar logran un pacto en materia fiscal que no tiene garantizados los apoyos

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz presiden este domingo el Comité de crisis para el seguimiento de los efectos de la dana en la Moncloa. EFE/Moncloa/Fernando Calvo

Yolanda Díaz gana algo de oxígeno político en mitad de la peor crisis que ha atravesado Sumar en su corta existencia. Si el presidente, Pedro Sánchez, se ha puesto al frente de la gestión y de la comunicación del Gobierno a la hora de responder a la destrucción generada por la DANA, Díaz lleva días centrada en abordar la catástrofe desde las competencias del Ministerio de Trabajo.

Y, aunque el jefe del Ejecutivo se ha reservado las dos comparecencias tras los Consejos de Ministros en los que se han aprobado medidas por valor de más de 14.37 0millones de euros, Díaz está intentando sacar cabeza. Su Ministerio es el que ejecutará 1.439 millones, de los 3.760 comprometidos en el segundo real decreto ley de medidas para compensar las consecuencias de esta crisis.

Sánchez acapara la mayoría de focos, pero Díaz concedió una entrevista este lunes a Al Rojo Vivo (La Sexta) para vender estas medidas. Particularmente las que le tocan de cerca: en los últimos días ha celebrado los ERTE a los que ya se han acogido más de 400 empresas y que benefician a 9.087 trabajadores. También los permisos retribuidos y no recuperables para quienes residan en las zonas más afectadas y no puedan asistir a sus lugares de trabajo, o la prohibición de despedir para las empresas que reciban ayudas directas con ocasión de la DANA.

Ya ha visitado la Comunidad Valenciana, y desde el martes hará lo propio en Castilla-La Mancha, donde se reunirá con sindicatos, empresarios o con su homóloga a nivel autonómico, Patricia Franco. En un momento de debilidad a la interna, y tras meses registrando caídas en las encuestas, Sánchez facilita que Díaz sobresalga; el segundo Ministerio que recibe una mayor inyección de recursos públicos es el de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que percibe casi 240 millones menos que Trabajo.

El PSOE sabe que necesita un espacio fuerte a su izquierda para afrontar una futurible convocatoria electoral, que hoy se percibe aún más lejana que hace escasas semanas, incluso si el Ejecutivo no logra aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2025. Sin embargo, los socialistas dan una de cal y otra de arena.

Este lunes desconvocaron la Comisión de Hacienda en el Congreso de los Diputados, en la que debía votarse el proyecto de ley por el que aspiran a establecer el tipo mínimo efectivo del 15% en el impuesto de sociedades para las grandes empresas. Es la norma que reeditará el impuesto a la banca, hasta ahora extraordinario y en vigor durante dos años, pero también sepultará el impuesto a las grandes energéticas.

PSOE y Sumar, que negocian desde hace días, han suspendido esta reunión y retrasado la votación del dictamen que llegará a pleno, donde no tienen garantizados los apoyos. Está previsto que la Comisión se reúna este jueves, y que la norma llegue al hemiciclo la próxima semana. Hasta el anuncio del pacto, Podemos se mantenía en que no prestará sus cuatro votos a una norma que acabará con el impuesto a las eléctricas. La decisión de enterrarlo obedece a un pacto entre el PSOE y Junts per Catalunya, y los socialistas no van a dar su brazo a torcer.

Sumar, que intenta mantener un perfil bajo en esta materia, ha pactado con el PSOE una serie de compromisos entre los que no aparece este tributo, icónico para la izquierda a la izquierda del PSOE.

En su lugar, ha logrado un acuerdo con el partido de Sánchez para imponer un IVA del 21% a los pisos turísticos; un impuesto al lujo que aún está por concretar, un aumento de dos puntos en la tributación en el IRPF para rentas de capital por encima de los 300.000 euros, y la eliminación de la exención a las primas de seguros privados sanitarios.

Debilidad interna

Al enorme daño generado por el caso de supuesta violencia sexual y comportamientos machistas que afecta a Íñigo Errejón, exportavoz parlamentario, Díaz sumaba este lunes las acusaciones de Irene Montero, eurodiputada de Podemos y ministra de Igualdad. Montero, en un libro recién publicado (Algo habremos hecho, editorial Navona), afirma que la vicepresidenta segunda exigió su dimisión “a gritos” tras la rebaja de penas de agresores sexuales provocada por la ley del sólo sí es sí.

Sumar niega este extremo, y rechaza comentar las palabras de la exministra de Igualdad, si bien fuentes de la formación afirman que miente. “La veracidad en obras literarias es una cuestión bastante complicada”, afirmó este lunes en rueda de prensa la secretaria de Comunicación de Movimiento Sumar, Elizabeth Duval.

Las hostilidades con Podemos se dan por asumidas, pero lo que más preocupa desde hace meses son los pulsos a la interna. El “necesita mejorar”, con el que Antonio Maíllo calificó la actuación política de Díaz fuera de su rol como ministra sentó como un jarro de agua fría en el cuartel de la vicepresidenta segunda. “Todos podemos mejorar en muchas cosas”, respondió la secretaria de Organización, Lara Hernández.

Y, sobre el cambio de nombre de la alianza Sumar, que también reclama el líder de IU, en la formación de Díaz se negaron en redondo. “No es el momento ni la ciudadanía lo está esperando”. La vicepresidenta pelea por sacar cabeza en mitad de una crisis, emulando las formas que la llevaron a obtener una buena valoración ciudadana y en su espacio político por su gestión en la pandemia. Se distancia de cualquier contacto con la interna porque sabe que camina sobre arenas movedizas, y se aferra a la gestión desde el Ministerio para recuperar su capital político.

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