Este viernes, con todos los políticos pintones de PSOE y PP desparramados protagonizando mítines por doquier, con los equipos de campaña haciendo acopio de Trankimazin para la noche del domingo, y con los españoles deshojando la margarita electoral, poca gente prestó atención a una entrevista a primera hora de la mañana en Onda Vasca. A eso de las 8:30h, Andoni Ortuzar se apoltronaba en el estudio de la emisora en Bilbao y ponía en tela de juicio la supervivencia esta maltrecha legislatura: “No descartaría que tuviéramos en otoño o en invierno elecciones españolas”.
Estas palabras no son de un cualquiera; Ortuzar ordena y manda en uno de los principales partidos que sostiene a Sánchez y le permite seguir en danza. El presidente del Euzkadi Buru Batzar (el puente de mando de los nacionalistas vascos) sostiene que si al final no hay forma de amarrar la gobernabilidad en Cataluña y se repiten los comicios, toda esa riada desembocaría en unas elecciones generales.
Los políticos jetzales como Aitor Esteban o el propio Ortuzar suelen tener un sexto sentido para leer los posos del café de la política española. Tampoco hace falta ser politólogo o un vidente preclaro para adivinar que PSOE y PP llegan al domingo en pleno frenesí y sin uñas por comer. Basta con escuchar a Esteban González Pons el viernes diciendo que “si el domingo por la noche Pedro Sánchez ha empatado, Pedro Sánchez se queda y nosotros, no voy a decir cómo; pero también”.
El lunes empieza todo, pero todo sigue igual
Pons no dijo cómo se iban a quedar, pero todos intuyeron que quería decir jodidos. A ese pánico se quiere agarrar el PSOE ahora que los trackings pronostican apreturas entre los dos grandes partidos. En el Gobierno piensan que si consiguen un empate o si Feijóo se queda con una victoria pírrica, la amenaza de las urnas nacionales quedará conjurada por una temporada. Como contábamos hace unos días en Artículo 14, también hay algunos que incluso se permiten soñar con ganar por la mínima y que eso abra una crisis en Génova que afiance la legislatura.
“El lunes vuelve a empezar todo”, reconoce una diputada socialista, vuelve a empezar todo, pero con los mismos equilibrios de fuerzas que había hace dos semanas. La configuración en Estrasburgo poco va a afectar a la aritmética madrileña o a las sumas que son necesarias en Cataluña. Es cierto que si la carrera vuelve a arrancar será vital ver con qué ánimo la encaran los corredores.
Sánchez en el cierre de campaña demostró que en este momento él de moral va sobrado: “¿Os apetece daros el gustazo el domingo de ver a Feijóo y Abascal perder las elecciones?”, les gritaba a los 4.500 asistentes al mitin de Fuenlabrada. Pasada su reflexión depresiva el presidente se ve con fuerza para esta legislatura y las que vengan, aunque no dependerá de él.
Pase lo que pase este domingo, el PSOE sigue teniendo que llevar dos enormes piedras a la cima de la montaña. Los socialistas necesitan desbloquear la gobernabilidad en Cataluña y hacerlo sin cabrear a un Puigdemont del que depende que siga habiendo legislatura. Una legislatura que quedaría amarrada con la aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado. A esas dos tareas (Govern y Cuentas) se va a encomendar ahora el equipo negociador socialista, que lo haría mucho más desahogado con un buen resultado europeo en el bolsillo.
“Todas las cosas y bravuconadas que hemos oído estos meses se deben a que hemos estado permanentemente en campaña”, dice una de las voces más autorizadas del Partido Socialista, una voz que espera que a partir del verano las cosas empiecen a estar más claras. Para Ferraz, el escenario idílico pasaría por un Salvador Illa president aunque sea en minoría, por una amnistía diluida que empiece a funcionar cuando España esté en el chiringuito de la playa y por conseguir unos PGE que hagan de viga maestra de la legislatura.
Toda esa hoja de ruta podría quedar trastocada en caso de que al final se pinche el globo de la remontada. Si Sánchez se despeña, Feijóo gana sobrado, Sumar no resiste el acoso de Podemos y Vox duplica resultados, la debilidad del Ejecutivo será todavía más palmaria. En ese escenario catastrófico para el PSOE los independentistas podrían verse tentados a pulsar de nuevo el botón de las elecciones. Estaríamos más cerca del vaticinio del augur vasco y de entrar de nuevo en un carrusel eterno de urnas. Sea cual sea el horizonte dicen en el Gobierno, lo empezaremos a vislumbrar este lunes.