Con la misma sonrisa que ha dedicado este fin de semana a Emiliano García Page en Toledo o a su homólogo extremeño, Miguel Ángel Gallardo, en Plasencia recibirá mañana Pedro Sánchez a los grandes empresarios españoles del Ibex 35 en el foro económico de Davos. Puede que incluso fuerce una fotografía de cordialidad como ha hecho este fin de semana con sus barones críticos.
El presidente del Gobierno busca exhibir su poder ante los que le combaten y no estaba dispuesto, según aseguran a Artículo14 fuentes de Moncloa, a que se repitiese el “espectáculo” del año pasado en la cumbre de Suiza donde se sintió “ninguneado” por los grandes empresarios españoles. Ni Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, ni Rafael del Pino de Ferrovial acudieron a escuchar su intervención.
Antecedente
Sí hubo un encuentro en 2024 que desde el gabinete del presidente se difundió a los medios. La imagen, que acompaña esta crónica, era reveladora de la mala relación que atravesaba Sánchez con los grandes empresarios.
En una salita, parapetado por el entonces ministro de Transformación Digital y Función Pública, José Luis Escrivá, y el de Exteriores, José Manuel Albares, conversa el jefe del Ejecutivo español con los popes de las grandes compañías sentados en unas sillitas de oficina en medio círculo. La composición es angustiosa, ridícula e impropia de los protagonistas.
El tono según confirmaron entonces varios de los asistentes fue tenso. Era la época en la que Rafael del Pino había comunicado su intención de llevar la sede de Ferrovial a Países Bajos -bronca con Moncloa mediante- y en la que el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, quería evidenciar su malestar por el “impuestazo” a las eléctricas y los bancos.
En estos momentos la relación con el Ibex es correcta pero no cordial. Las ataduras de Sánchez a sus socios de investidura le llevan a decisiones que colisionan con los intereses de las grandes compañías. La tensión se ha rebajado desde la campaña de ataques a “los poderes ocultos que fuman puros”, pero el presidente del Gobierno sigue convencido de que conspiran contra él o al menos que le ven como un pato cojo.
Plan de bunkerización
En su estrategia de resiliencia Sánchez levanta un muro tras otro. En el PSOE ha tomado el control de los territorios desplegando a sus ministros federaciones clave como Madrid, Andalucía, Aragón o la Comunidad Valenciana; en el Congreso mantiene el pulso a Carles Puigdemont con la cuestión de confianza y ahora ha hecho valer su posición de fuerza en Telefónica para dejar claro al Ibex que no está de retirada.
En esta guerra enmarcan las citadas fuentes la premura con la que se desencadenó este fin de semana el relevo de José María Álvarez-Pallete al frente de Telefónica. La operación llevaba meses sobre la mesa, pero se remató de forma exprés para sorpresa incluso de alguno de los implicados.
Premura
Cuando Ángel Simón, consejero delegado de CriteriaCaixa, contactó con Pallete el viernes, después de que desde Moncloa no le localizasen, para informarle de que tenían que acudir a la residencia del presidente pocos esperaban que en 48 horas sería sustituido por el número uno de Indra, Marc Murtra.
El cálculo para parte de los actores de la operación era que después de que el responsable económico de la Moncloa, Manuel Rocha, comunicase a Pallete su cese éste se oficializaría el 29 de enero.
En la cabeza de Sánchez había otros planes. El golpe en un buque insignia como Telefónica tenía que servir para poner orden en “los poderes reales” antes de la cita en Davos que se celebra del 20 al 24 de enero. El Gobierno controla el 10% de la compañía a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y necesitaba recabar el apoyo de Isidoro Fainé, dado que CriteriaCaixa ostenta otro 10%, y del grupo saudí STC (9,9%).
Cuando el presidente llamó a Fainé no hubo sorpresas pese a que el catalán siempre ha tenido una “buena relación” y “mejor opinión” de Pallete, señalan fuentes solventes a este medio. De hecho, hay quienes apuntan a que puede ser Fainé quien recoloque en un futuro al ya expresidente de Telefónica: “Ahora está muy tocado pero a futuro…”.
Los saudíes estaban descontados y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se encargaría de notificar el cambio al resto de socios. En horas se ponía fin al mandato de nueve años de Pallete con una jugada limpia. El peón estaba dentro desde que se nombró a Carlos Ocaña, íntimo del presidente, consejero en nombre de la SEPI el pasado mes de mayo.
Sánchez sólo tenía que mover pieza y ha decidido hacerlo en un momento político delicado. Con los casos de presunta corrupción cercando a su entorno más cercano y cuando parece imposible presentar unos Presupuestos.
La cabeza de Pallete en la puerta del Ibex también tiene recado para Alberto Núñez Feijóo: quien se siente en su mesa tendrá a la estructura del Estado en contra… porque el Estado soy yo.