El congreso extraordinario de Junts per Catalunya ya está en marcha desde este viernes y Carles Puigdemont ha querido poner todas las cartas sobre la mesa desde el primer momento para demostrar que su autoridad sobre la formación sigue intacta.
Puigdemont, que se ha mantenido formalmente apartado de todos los cargos orgánicos de Junts durante los dos últimos años, regresa sin el menor inconveniente a la presidencia que había dejado en manos de Laura Borràs, la dirigente que estaba llamada a todo pero que ha acabado relegada a la fundación del partido (FunDem) tras su condena judicial por corrupción.
Conocido por su aversión a la vida de partido, el líder huido vuelve a los mandos de Junts porque necesita algún puesto de proyección como el de presidente de Junts para protagonizar la reconstrucción del menguante espacio independentista. Y lo hace revalidando su confianza en el que ha sido su mano derecha en los últimos tiempos, Jordi Turull, que mantendrá su tarea de secretario general tras las votaciones de la militancia en el congreso, cuyos resultados se proclamarán este domingo en La Fàbrica Llobet-Guri, en Calella (Barcelona).
Las grandes novedades entre los nuevos rostros de la dirección de Junts son, en realidad, tres mujeres que van a adquirir una parte importante del peso político en el partido independentistas. Saben los posconvergentes que una parte muy importante del electorado femenino se ha desconectado de las aventuras de Puigdemont y, por tanto, es necesario que la dirección de Junts tenga rostro de mujer y no solo de un expresident que, por momentos, parece amortizado.
Así que tres mujeres asumirán desde este fin de semana el reto de recuperar la confianza de las ciudadanas. La menos conocida y, a la vez, la que asume un cargo más destacado en la maquinaria del partido como secretaria de Organización es Judith Toronjo (Tordera, 1990), una política surgida de la Juventud Nacionalista de Catalunya (JNC) que concurrió como número ocho en las últimas elecciones al Parlament. Toronjo ya ejerció un cargo orgánico en la JNC como secretaria general y ahora tendrá por misión engrasar las estructuras de un partido demasiado heterogéneo que está recuperando formas de Convergència.
Cuatro vicepresidencias en Junts
Otra de las políticas que se incorpora a la dirección como vicepresidenta (habrá un total de cuatro vicepresidencias) es Mònica Sales (Tortosa, 1983), que de esta manera ve reflejado en el partido el peso que ha ganado dentro del grupo parlamentario como portavoz. Sales fue la cabeza de lista de Junts por Tarragona y ha trabajado codo con codo con uno de los hombres de mayor confianza de Puigdemont, el ahora presidente del grupo parlamentario, Albert Batet. Pese a su juventud, tiene ADN Convergència puesto que militó en el histórico partido y también en el Pdecat alumbrado por Artur Mas.
Míriam Nogueras (Dosrius, 1980) es la tercera mujer que ocupará un puesto destacado en la dirección en otra de las vicepresidencias. Su perfil es el más conocido, puesto que en las dos últimas legislaturas se ha convertido en el rostro más reconocible de Junts en el Congreso de los Diputados como portavoz de su grupo y ha protagonizado las principales negociaciones y amenazas del partido respecto al PSOE.
Con el ascenso a la dirección de Toronjo, Sales y Nogueras, Junts también completa un relevo generacional para rejuvenecer un partido cuyos principales dirigentes ya llevan más de dos décadas en la primera línea política.
Las otras dos vicepresidencias de Junts quedarán en manos de Antoni Castellà (ex de Unió Democràtica y fundador de Demòcrates —integrado ya en el partido de Puigdemont) y Josep Rius, portavoz del partido y jefe de gabinete de Puigdemont cuando era presidente de la Generalitat.