A la secretaria general de ERC, Marta Rovira, le ha quedado un terreno de juego muy estrecho para las negociaciones de la nueva Mesa del Parlament de Cataluña y ha optado por apurar los límites del campo. El pleno de la XV legislatura catalana debe constituirse, a más tardar, el 10 de junio y esa es exactamente la fecha en que se celebrará el trámite parlamentario. El porqué de esa fecha límite del 10-J hay que buscarlo en otra fecha, la del 9 de junio, jornada en que se celebran las elecciones europeas, las cuales Esquerra no quiere contaminar con sus conversaciones con el PSC sobre la composición de la Mesa del Parlament.
Los republicanos han salido escarmentados de su alianza con los socialistas en el último ciclo electoral (municipales en mayo de 2023, generales en julio de 2023 y las autonómicas en mayo de 2024) y temen un nuevo castigo en estas europeas. A lo largo del último año se han acumulado evidencias sobre lo contraproducentes (en términos electorales) que resultan los pactos con el PSOE para ERC y Rovira, que pilota el rumbo de su partido desde Ginebra (Suiza), intenta ahora aliviar el próximo golpe.
No tienen escapatoria los republicanos, en realidad, respecto a entablar conversaciones con el PSC, puesto que no hay negociación alguna de la Mesa del Parlament (presidencia, dos vicepresidencias y cuatro secretarías) que pueda orillar a los socialistas, pero Esquerra quiere poner sordina a los contactos que debe abrir con los de Salvador Illa en los próximos días.
Ceder la presidencia del Parlament
El PSC, por supuesto, no piensa boicotear estos deseos de discreción de ERC porque, en síntesis, lo que van a hacer los socialistas es complacer tanto como puedan a los republicanos con la idea de contar con ellos durante la legislatura. En realidad, la Mesa del Parlament es lo menos importante dentro de todo lo importante. El PSC no tendría inconveniente incluso en ceder a Esquerra la presidencia de la Cámara catalana, siempre y cuando el acuerdo fuera acompañado de la investidura de Illa como presidente de la Generalitat.
Pero ninguna formación quiere mostrar ahora sus verdaderas cartas. En estos momentos solo hay espacio para los faroles y las manos cubiertas sin grandes apuestas. Nadie desea arriesgar ni molestar más de la cuenta. Los socialistas harán el muerto con ERC hasta las europeas y negociarán detrás de arbustos si es necesario para firmar un pacto.
De hecho, el PSC tiene por consigna no irritar a nadie (ni al PP) con la negociación de la Mesa del Parlament. Están completamente dispuestos los socialistas a mercadear la presidencia, las vicepresidencias y las secretarías con tal de que se respeten las mayorías surgidas de las elecciones y, sobre todo, con tal de que se permita la elección del president Illa. En el horizonte no solo está lograr el beneplácito de Rovira, sino también el de las bases de Esquerra, que deben ratificar en última instancia los eventuales acuerdos de investidura que comiencen a cristalizar el 10 de junio en el Parlament.