La secretaria general, Marta Rovira, continúa quemando etapas a toda velocidad. En apenas tres meses ha tenido tiempo para forzar a Oriol Junqueras a apartarse de la presidencia de ERC, para sellar un pacto con Junts a fin de controlar la Mesa del Parlament, para precipitar su regreso de Ginebra después de seis años y medio en Suiza, para cerrar un pacto de investidura con el PSC y para poner las bases de una candidatura que tratará de tomar el control de ERC en el congreso del próximo 30 de noviembre.
Hasta ahora, Rovira se ha salido con la suya en todas y cada una de las negociaciones, y ahora pretende su golpe de gracia, su última victoria. Y en este caso será el duelo definitivo porque todo lo mencionado lo ha hecho con resistencias internas de la militancia pero sin la feroz oposición de Junqueras, que desde que dimitió el 10 de junio ha optado por abrir un proceso de “escucha activa” con las bases o, lo que es lo mismo, por peinar todas las estructuras del partido con el propósito de que los afiliados vuelvan a auparlo como presidente en el congreso del 30 de noviembre.
Una mujer, no; varias
Pero la secretaria general tiene un plan para impedir que Junqueras vuelva y para lograr que los suyos o, mejor dicho, las suyas se hagan con la dirección del partido. Rovira prepara desde hace días una candidatura para dirigir ERC que se presentará en pocos días y las mujeres serán absolutamente protagonistas de una lista donde desea que sobresalgan varias figuras (hasta cinco, según Nació).
El sector afín a Marta Rovira es sobradamente conocido, así que estos nombres están en todas las quinielas: la exvicepresidenta de la Generalitat Laura Vilagrà; las exconselleras Ester Capella, Natàlia Mas y Natàlia Garriga; la vicesecretaria general de ERC de derechos, libertades y lucha antirrepresiva, Marta Vilaret; la exsecretaria general de la Presidencia, Núria Cuenca. Hay otros nombres que serían también previsibles en esta candidatura debido a la proximidad que mantienen con Rovira como los del presidente del grupo parlamentario de Esquerra, Josep Maria Jové, y el del exconseller de Empresa Roger Torrent.
Un golpe de efecto con Forcadell
Al margen de todos ellos, Rovira ha querido trabajar en algún golpe de efecto y ya ha tentado a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, una figura muy simbólica porque fue la máxima autoridad de la Cámara catalana en el apogeo del procés y acabó encarcelada. Forcadell, que antes de dirigir el Parlament fue presidenta de la ANC, siempre ha mantenido la condición de independiente (sin carnet de partido) pero en todo momento se la ha ubicado en la órbita ideológica de ERC.
La secretaria general de ERC continúa dándole vueltas a cómo encajar a Forcadell, símbolo de “la represión”, y también contempla el nombre de otra dirigente que fue encarcelada, la exconsellera Dolors Bassa.
Con estos mimbres, la candidatura rovirista no tardará más de dos semanas en dar un paso al frente en público para evitar que Junqueras, volcado en recorrer todos los rincones territoriales de ERC, adquiera ventaja en una cuenta atrás de 3 meses que comenzará a la vuelta de las vacaciones de agosto.