El PP ha llamado a declarar en el Senado a la nueva comisaria europea y exministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera; a la ministra de Defensa, Margarita Robles; y a la exministra de Justicia, Dolores Delgado, y a quien fuera jefe de Gabinete de la ministra Montero, Carlos Moreno, tras las declaraciones ante el juez el pasado jueves de Víctor de Aldama, el presunto cabecilla de la trama de corrupción en el “caso Koldo”.
Se suma así la lista de nombres que tendrán que declarar en el Senado, donde el PP tiene la mayoría absoluta. «Es imprescindible ampliar el listado de comparecientes tras las revelaciones de Aldama y las últimas noticias que hemos conocido», afirmó Alicia García, portavoz popular en la Cámara Alta.
Según el empresario, Koldo García, quien fuera asesor del entonces ministro José Luis Ábalos, después que el avión en el que viajaba Delcy Rodríguez, la número dos del presidente venezolano, Nicolás Maduro, aterrizara en el aeropuerto de Barajas, la prioridad era que Delcy regresara lo antes posible. La vicepresidenta tenía prohibida su entrada a España por las sanciones de la Unión Europea, por lo que el tiempo corría en contra. Pero, al haber superado los pilotos las horas de vuelo, según la versión de Aldama, Koldo llamó a la ministra de Defensa para solicitar dos militares que hicieran el relevo, pero la ministra se negó.
El PP ha aprovechado estas declaraciones para solicitar la comparecencia de Robles en la Cámara Alta ya que, si esto fuera así, la ministra tendría información interesante que aportar al caso. Según informan desde Defensa, la ministra acudirá a la declaración, pero afirman que las declaraciones del empresario son infundadas.
No es la primera vez que la ministra se ve envuelta en una polémica proveniente de Venezuela. En la presentación de un libro, al hilo de la llegada del opositor venezolano Edmundo González a nuestro país tras las elecciones en el país latinoamericano, la ministra denunció la situación que se vive allí, en la que “los hombres y mujeres de Venezuela han tenido que salir de su país, precisamente por la dictadura que viven”. Era la palabra prohibida que nadie en el Ejecutivo osaba pronunciar por temor a las represalias, y que no tardaron en tener lugar, ya que la respuesta de Maduro fue llamar a consultas a la embajadora en Madrid, Gladys Gutiérrez, por las palabras “insolentes y groseras” de Robles.