Los cambios en la sala de máquinas del Palacio de La Moncloa aún no han concluido. Según ha podido saber Artículo 14, el director adjunto del Gabinete de Pedro Sánchez, Antonio Hernando, planea dejar el cargo que ostenta desde octubre de 2021 en el corazón del poder del Gobierno.
Pedro Sánchez rehabilitó políticamente a Hernando apenas tres meses después de fichar a Óscar López como jefe de Gabinete, en un movimiento que mandaba un mensaje de reconciliación a la interna. Su salida de La Moncloa se produciría poco después del salto de López al Ministerio de Transformación Digital y Función Pública. Con una relación que se remonta a hace más de 20 años, Sánchez, López y Hernando han trabajado juntos durante algo menos de tres años, la mitad del periodo de gobierno del PSOE.
El presidente comunicó esta semana su decisión de impulsar a su hasta ahora director de Gabinete hasta el Ministerio de Transformación Digital y Función Pública. López ha tomado el relevo de José Luis Escrivá, flamante gobernador del Banco de España. Y Hernando, como el nuevo director de Gabinete, Diego Rubio, estuvo presente en el traspaso de carteras, este viernes.
La relación personal y profesional entre los tres políticos socialistas ha pasado por casi todas las etapas. De hecho, una figura de peso en uno de los ministerios mostraba esta semana su sorpresa por que fuera el académico Rubio, y no el veterano Hernando, quien tomara el testigo de López. El exportavoz parlamentario del PSOE llevaba un tiempo trabajando en Acento, la consultora de José Blanco, y fue López quien le abrió las puertas del núcleo de poder del presidente.
Más allá del rol de Hernando, está por ver el alcance de los cambios en el equipo que pilota La Moncloa. El tercer jefe de Gabinete cuenta con un perfil profesional muy distinto a quienes le precedieron, el propio López e Iván Redondo, y esto puede apuntar a nuevas modificaciones en el organigrama.
De encumbrar a un consultor político que había trabajado con figuras del PP como José Antonio Monago o Xavier García Albiol, Sánchez pasó a contar con un político veterano, que cuenta con una importante experiencia en lo orgánico. Es conocedor de los equilibrios territoriales (fue secretario de Organización con Alfredo Pérez Rubalcaba), y tiene también un importante bagaje parlamentario. Ahora, el presidente ha escogido un perfil más académico, un historiador que no llega a los 40, desconocido para la opinión pública y con menos experiencia política que sus predecesores.
Sánchez, Blanco y Hernando; tres carreras ligadas
La historia de los tres políticos ha discurrido por carriles casi paralelos durante años, pero también ha llegado a hacerlo por vías perpendiculares. Sánchez, Blanco y Hernando fueron apodados en su día “los chicos de Blanco”, en referencia al dirigente socialista José Blanco, que les incluyó en su equipo como secretario de Organización en el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. Hernando y López llegaron al Congreso como diputados en 2004, antes que un Sánchez que entonces aterrizaría en el grupo socialista del Ayuntamiento de Madrid. López ascendería a secretario general en Castilla y León poco después, y Hernando lograría un asiento en la Ejecutiva, pero Sánchez no se haría con el escaño hasta la renuncia de Pedro Solbes, en 2009.
Cinco años después, el actual jefe del Ejecutivo sorprendió conquistando la secretaría general. Aupó a Hernando hasta la portavocía en el Congreso, y a López a la del Senado (aunque le arrebató la secretaría de Organización). Después de dos elecciones generales, y de que el PSOE tocará su suelo parlamentario con 85 escaños, la resistencia de Sánchez a investir a Mariano Rajoy desembocó en la rebelión de los barones, que acabaron forzando su salida. Con el partido en manos de una gestora, los “chicos de Blanco” tomaron caminos separados.
Sánchez se lanzó a la carretera para recuperar el cetro de mando en Ferraz y López empezó a trabajar para la candidatura de Patxi López a las primarias. Hernando se mantuvo como portavoz y llegó a defender la abstención de los suyos en la investidura de Rajoy, en lo que Sánchez acusó como una traición en toda regla. Los puentes estaban rotos. Sánchez volvió a hacerse con la secretaría general; Hernando dimitió como portavoz y quedó fuera de las listas para las siguientes elecciones generales (2019). López fue nombrado presidente de Paradores tras el aterrizaje de Sánchez en La Moncloa.
Ahora, entre tensiones con los territorios críticos a cuenta del pacto con Cataluña, a las puertas de un Comité Federal que permitirá reforzar a Sánchez como secretario general, el presidente del Gobierno saca de la tramoya a un político que conoce como pocos el aparato del PSOE y lo premia con un Ministerio. Lo hace, además, en una legislatura marcada por la debilidad parlamentaria del Ejecutivo, en la que cada votación está siendo una batalla, a veces acabada en derrota. El futuro de Hernando fuera de La Moncloa todavía está por aclarar.