En la actualidad política catalana, el nombre de Jaume Duch ha salido a la palestra tras su designación como conseller de Unión Europea y Acción Exterior en el gobierno de Salvador Illa. Este nombramiento supone un punto de inflexión en la estrategia del nuevo presidente de la Generalitat para fortalecer la proyección internacional de Cataluña dentro de un marco federalista en España.
El perfil de Jaume Duch, un político europeo
Nacido en Barcelona en 1962, Jaume Duch ha desarrollado una carrera profesional destacada en el Parlamento Europeo, donde ha ejercido como portavoz y director de Comunicación durante casi dos décadas. Su profundo conocimiento de las instituciones europeas y su amplia red de contactos le otorgan un perfil idóneo para liderar la estrategia exterior de la Generalitat. A diferencia de sus predecesores, Duch no proviene de las filas independentistas. Lo que ha generado reacciones mixtas entre los partidos soberanistas.
Jaume Duch ha sido un defensor del marco constitucional y de los tratados de la Unión Europea, mostrando siempre un compromiso firme con el Estado de derecho. Esta postura lo aleja de los planteamientos más radicales del independentismo catalán. No obstante, lo posiciona como una figura clave para impulsar la agenda internacional de Cataluña bajo un enfoque que respeta el orden constitucional español.
El plan de Salvador Illa: presenta a Cataluña como una ‘nación federada’
Salvador Illa ha diseñado una estrategia que busca internacionalizar Cataluña sin romper con el Estado español. El pacto de investidura firmado con ERC incluye el reconocimiento de Cataluña como una nación, la ampliación de la red de embajadas de la Generalitat y la creación de un cuerpo de funcionarios de Acción Exterior.
Sin embargo, este plan se enfrenta a desafíos significativos. El Tribunal Constitucional ha dejado claro en repetidas ocasiones que la política internacional es competencia exclusiva del Gobierno central. Eso limita las funciones de las oficinas de la Generalitat en el exterior a la promoción económica y cultural. A pesar de estas restricciones, Salvador Illa y Jaume Duch van a intentar redefinir el papel de estas oficinas, orientándolas hacia la captación de inversiones y la promoción de la cultura catalana en un contexto internacional.
¿Qué opinan el independentismo y el Gobierno de Pedro Sánchez sobre el ministro de Exteriores catalán?
El nombramiento de Jame Duch como ministro de Exteriores de Cataluña ha sido recibido con escepticismo en algunos sectores del independentismo. ERC, que históricamente ha defendido las estructuras de Estado como parte fundamental de la hoja de ruta independentista, ve con desconfianza la figura de Duch, a quien consideran un “hombre de Borrell” y cercano a las posiciones del Partido Popular. Sin embargo, la elección de Salvador Illa también refleja un intento de desactivar las tensiones entre Cataluña y el Gobierno central, apostando por un perfil más técnico y menos politizado.
Por otro lado, en Madrid, el presidente Pedro Sánchez ha respaldado la estrategia de Illa. La describe como “un paso hacia la federalización del Estado”. No obstante, es consciente de que la implementación de un modelo federal requiere de una reforma constitucional que, por ahora, parece lejana debido a la falta de consensos en el Congreso.
¿Qué tiene de especial Jaume Duch para ocupar este puesto?
La trayectoria de Jaume Duch en el Parlamento Europeo le ha proporcionado una comprensión profunda de los mecanismos de comunicación política a nivel internacional. Durante su gestión, ha liderado las campañas de las últimas elecciones europeas, destacando por su capacidad para adaptarse a las diferentes realidades políticas y culturales de los Estados miembros.
Ahora, Duch se enfrenta al reto de trasladar su experiencia en Bruselas a la Generalitat, donde deberá equilibrar las expectativas de los partidos catalanes con las limitaciones impuestas por la legalidad española. Su nombramiento es un indicativo de la voluntad de Salvador Illa de proyectar una imagen de Cataluña más cercana a las instituciones europeas, pero sin renunciar al marco legal español.