Carles Puigdemont se ha salido con la suya una vez más en su regreso a Barcelona. El expresidente de la Generalitat, huido de la justicia española desde hace casi siete años, apareció en la calle Trafalgar de la capital catalana rodeado de un cordón humano de dirigentes de Junts y jaleado por simpatizantes al grito de “independencia” cuando faltaban muy pocos minutos para las 9.00 horas de la mañana. Subió a un escenario, al pie del Arco de Triunfo, con el puño al aire en señal de victoria, dio un mitin de seis minutos y desapareció. Todo ello sin ser detenido, mientras los Mossos se veían obligados a activar al cabo de poco la Operación Jaula para evitar una nueva fuga del líder independentista. Cuatro horas después, a las 13.30h, desactivó este dispositivo.
Puigdemont logró plantarse ante la multitud reunida en el Arco de Triunfo, a unos 500 metros del Palau del Parlament, donde hoy se está celebrando la sesión de investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Estas fueron sus palabras en su insólito regreso a España tras cruzar la frontera sin problemas policiales.
“Muy buenos días, queridos compatriotas. Hace siete años que nos persiguen por querer escuchar la voz del pueblo de Cataluña. Hace siete años que iniciaron una durísima represión que nos ha llevado a la prisión y al exilio, que ha afectado la vida de miles de personas por ser independentistas, a veces solo por el mero hecho de hablar catalán. Han convertido el ser catalán en una cosa sospechosa. En estos siete años la represión ha hecho muchos estragos y los continuará haciendo mientras no se frene la politización de la Justicia, mientras cuatro jueces manden más que un parlamento, mientras se permita al PP controlar la sala segunda del Tribunal Supremo por la puerta de atrás, mientras se permita a Vox ejercer la acusación popular para perseguir a disidentes políticos. Pero a pesar de sus esfuerzos, a pesar de que nos han querido hacer mucho daño, a pesar de que les hemos visto su cara de represores, hoy he venido aquí para recordarles que todavía estamos aquí. ¡Y todavía estamos aquí porque no tenemos derecho a renunciar!”, dijo, a voz en grito, en un clima de gran exaltación de sus seguidores.
“Hoy piensan festejar que yo sea detenido”
#ÚltimaHora Carles Puigdemont arriba al passeig Lluís Companys a peu i envoltat d’un cordó humà després de 7 anys d’exili #investidura3Cathttps://t.co/pym7uRMaKJ pic.twitter.com/zBIYjGr1HH
— Catalunya Informació (@Catinformacio) August 8, 2024
Y siguió: “¿Sabéis por qué no tenemos derecho a renunciar? Porque el derecho a la autodeterminación pertenece a los pueblos, pertenece a la que gente que vive en ellos y nadie tiene derecho a renunciar a un derecho que es colectivo, que es el de Cataluña a decidir su futuro. Hoy piensan festejar que yo sea detenido. Pensarán que el escarnio nos y os disuadirá, que para escarmentar vale la pena incluso incumplir una ley aprobada por su propio Parlamento. Se equivocan. Y en su error arrastrarán una vez más la credibilidad de la democracia española, aunque les importa bien poco. No nos dejemos confundir: ni era, ni es, ni será nunca un delito hacer un referéndum ni obedecer un mandato del Parlament de Cataluña. El mismo Parlament que hoy está convocado para elegir al presidente de Cataluña, que no siempre lo ha podido escoger con libertad y normalidad”.
A continuación, Puigdemont arremetió contra la decisión del Supremo de no amnistiarlo del delito de malversación de caudales públicos. “2,3 millones de personas votaron hace siete años —en alusión al 1-O— y respondieron la pregunta del Govern que yo presidía, lo cual fue posible gracias a una ley aprobada por el Parlament de Cataluña. Y de aquella victoria surgió una represión feroz que ha interfiriendo en nuestras vidas y en nuestras instituciones. La ley de Amnistía debía servir para devolver a la política lo que nunca debió salir de la política. Pero a unos cuantos señores del Supremo no les gusta o no les conviene. De manera que en un país donde las leyes de Amnistía no amnistían no nos interesa estar y tiene un problema de naturaleza democrática”.
Cuando se cumplían cinco minutos de discurso, Puigdemont dijo sus últimas palabras: “Queridos compatriotas. De aquí a un rato tenemos una sesión importante en el Parlament. Nosotros somos de los que respetamos lo que aprueba un Parlament, nos guste o no nos guste. Tenemos que hacer la nuestra y en los días difíciles tenemos que apoyarnos como nunca y tenemos que saber preparar nuevas oportunidades. Las tendremos y nos las ganaremos. No sé cuándo volveremos a vernos, pero pase lo que pase espero que podamos volver a gritar juntos y bien fuerte lo que yo voy a gritar ahora: ¡Viva Cataluña libre!”.
Cortina de humo y desaparición
Acabado su breve mitin de seis minutos, se oyó una voz en la megafonía del acto: “A continuación, acompañaremos al presidente Puigdemont al Parlament”. En ese instante, Puigdemont desapareció tras el escenario y los medios no lograron captar más imágenes debido al baño de multitudes que rodeaba al líder independentista. En apenas unos instantes desapareció de todo tiro de cámara y lo siguiente que pudo captarse fue a la comitiva de Junts avanzando hacia el Parlament de Cataluña sin rastro de su presencia.
La presencia de su abogado Gonzalo Boye, uno de los que escoltó su llegada al Arco de Triunfo, fue uno de los principales señuelos para despistar a medios y a los mossos de paisano que, en principio, debían encargarse de su detención. La policía catalana activó la Operación Jaula y la ciudad de Barcelona no tardó en colapsarse.