PSC y ERC no solo trabajan en el contenido del pacto de investidura en Cataluña, sino también en su calendario. Y en este calendario había una fecha que había que sobrepasar sin cerrar el acuerdo: la de hoy, sábado, 27 de julio. Es el día en que Carles Puigdemont ha protagonizado un acto político en Amélie-les-Bains-Palalda, un pueblo francés cerca de la frontera española. Era una de sus últimas oportunidades, probablemente la penúltima, para agitar los ánimos del independentismo con el propósito de torpedear el acuerdo de investidura que, presumiblemente, socialistas y republicanos anunciarán en breve.
El expresidente de la Generalitat empleó una de sus últimas bazas para desestabilizar el escenario: su regreso y (posible) detención. “Volveré cueste lo que cueste”, prometió de nuevo revalidando así su compromiso de asistir presencialmente a la sesión de investidura en el Parlament de Cataluña. Se manifestó en esos términos (“cueste lo que cueste”) porque la orden de detención contra él sigue vigente y no se le ha aplicado la ley de Amnistía. El expresident afirmó que, si es encarcelado, sería un “golpe de estado” de los magistrados porque sería “ilegal y arbitrario”.
Si hay una figura que preocupa a los negociadores esa es la de Puigdemont, quien desde que se abrieron las conversaciones en busca de un presidente de la Generalitat se ha ofrecido para el cargo pese a la insólita aritmética que requería. Exigía, nada más y nada menos, que la abstención del PSC (ganador con claridad de las elecciones) para abrirle el paso a Junts. En ningún momento, el candidato a presidente de la Generalitat se ha dispuesto a ninguna otra cosa que no fuera llevarse la elección. Pero Puigdemont ha seguido erre que erre.
Todos localizables
El asunto es exactamente de qué manera piensa llevar a cabo su prometido regreso. Tanto PSC como ERC dan por hecho que el retorno sacudirá el panorama y lo que temen es que produzca algún tipo de influencia sobre el proceso de investidura, con particular atención a la votación que la militancia de ERC debe celebrar para ratificar el inminente acuerdo entre socialistas y republicanos.
La fruta se da por tan madura que el grupo de Junts ha activado a todos sus dirigentes para que estén localizables en la semana que comienza el 4 de agosto, la cual es ahora misma la gran señalada para celebrar la sesión de investidura. Según publicó Nació Digital, esta es una de las consignas que han recibido en las últimas horas los dirigentes de Junts, grupo parlamentario incluido, de cara a un regreso de Carles Puigdemont.
El compromiso de Rull
“Nos tenemos que movilizar para sacar a Cataluña del encarcelamiento de su democracia y sus recursos. Nos tenemos que cargar de energía, acabaremos el trabajo”, dijo Puigdemont ante las 1.500 personas que asistieron al acto político en Amélie-les-Bains-Palalda y en presencia, entre otros, del presidente del Parlament, Josep Rull, quien tras ser escogido para el cargo dijo: “La policía, mientras yo sea presidente del Parlament, no entrará a detener o retener a nadie. Y si lo tiene que hacer, al primero que tendrán que detener es a mí mismo”.