La gran semana de Carles Puigdemont con el momento estrella de su regreso a Cataluña ya está aquí. El hombre que aseguró por activa y por pasiva que no se fugó en un maletero tiene que volver en breve, según ha prometido él mismo, su abogado y todos la dirigencia de Junts. Falta por conocer el truco final de su vuelta, pero hay algo con lo que todos cuentan: la complicidad total que hallará por parte del presidente del Parlament, Josep Rull. Y algo más. Falta por ver cómo ejecuta su último golpe de efecto, que puede incluir un encierro en la Cámara catalana.
A la secuencia de los hechos le falta, sin embargo, un desencadenante, el que se producirá esta tarde de lunes con la reunión de las juventudes de ERC. Si el guion se cumple, la rama juvenil aprobará de forma aparatosa el pacto para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat. La aprobación de las juventudes de ERC es crucial porque controlan un acta de diputada del Parlament (la de Mar Besses) y los números de la investidura de Illa son muy justos: se necesitan los 42 diputados del PSC, los 6 de los Comuns y los 20 de ERC (es decir, no bastan 19 de ERC si se descuenta el voto de la diputada de las juventudes).
“Cueste lo que cueste”
Con la luz verde de las JERC a la investidura, el presidente del Parlament, Josep Rull, llevará a cabo a lo largo de todo el martes la preceptiva ronda de contactos con todos los líderes de los grupos parlamentarios y, a partir de ahí, dará paso a que la Diputación Permanente del Parlament pueda reunirse el miércoles para convocar el pleno de investidura este jueves 8 de agosto.
En algún momento de ese jueves 8 de agosto se espera la aparición de Puigdemont porque esa ha sido exactamente su repetida promesa: la de volver “cueste lo que cueste” para asistir presencialmente a la sesión de investidura. El Tribunal Supremo, es importante recordarlo, declaró no amnistiado el delito de malversación de caudales públicos en la causa del ‘procés’ o, lo que es lo mismo, mantiene la orden nacionales de detención de Puigdemont.
Diputados “intocables”
Ahora bien, si el expresidente de la Generalitat lograr aparecer en el Parlament sin ser captado antes, hallará la protección necesaria del presidente de la Cámara. “El Parlament debe ser el templo del respeto democrático y de la expresión democrática del pueblo de Catalunya. Y por tanto, los diputados y las diputadas dentro del Parlament deben ser intocables”, ha dicho Rull en varias ocasiones. La declaración de intenciones de Rull es de una gran relevancia porque el Estatut de Cataluña recoge que el Parlament es un lugar inviolable, lo que significa que cualquier acción policial dentro del Parlament tiene que tener la autorización del presidente de la Cámara.
La intención de Puigdemont, según fuentes consultadas por Artículo14, es aprovechar la inmunidad parlamentaria y el blindaje que le prestará Rull para centrar todos los focos y protagonizar un encierro en el Palau del Parlament que convertirá el hemiciclo en una olla a presión. En este contexto deberá demostrar ERC que no le tiemblan las piernas para cumplir su acuerdo con el PSC e investir a Illa president. No va a ser precisamente sencillo para Esquerra, a quien Puigdemont acusó tras firmar con los socialistas de que “la detención sea una posibilidad real en muy pocos días”.