La reunión del pasado viernes entre el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y Carles Puigdemont en Suiza pudo ser la última. El prófugo aceptó a regañadientes recibir al emisario habitual de Pedro Sánchez a petición del secretario general de Junts, Jordi Turull. Considera que ha dejado de ser un interlocutor válido, según fuentes del entorno más próximo del catalán.
“Es un cadáver político”, señalan en el círculo de Waterloo donde dan por hecho que el llamado “caso Koldo”-que afecta al asesor del ex ministro de Transportes, José Luis Ábalos, – acabará salpicando de lleno al número tres de Ferraz.
Este argumento sirve para apuntalar la nueva estrategia de Puigdemont, que pasa por que sea el propio Sánchez el que baje al barro de la negociación. El prófugo necesita una “victoria clara” para levantar el pulgar y que los siete diputados de Junts en el Congreso vuelvan a votar con los socialistas.
El jueves el techo de gasto llega a la Cámara Baja y, salvo sorpresa mayúscula, los de Puigdemont volverán a asestar un golpe a la mayoría de investidura. Según trasladó el expresidente catalán a Cerdán, no tiene intención de favorecer la aprobación de los Presupuestos.
¿Qué puede hacer cambiar a Puigdemont? A priori, la respuesta de los suyos es “nada”. Se siente “traicionado” por Sánchez. Su plan pasaría por dejar en evidencia la inviabilidad de la legislatura y forzar un adelanto electoral en 2025. En sus cálculos, Junts saldría reforzada si hubiese elecciones generales, y su capacidad de presión sobre Sánchez sería aún mayor.
Frente a esta postura de máximos, el líder de Junts traslada que estaría dispuesto a “colaborar” si Moncloa cede posiciones tanto con “gestos como con hechos”. Desde las conversaciones para la investidura de Sánchez en noviembre, Puigdemont ha venido reclamando interlocución directa con el presidente del Gobierno.
Conversación telefónica con Junqueras
No olvida el prófugo que Sánchez hizo pública una conversación telefónica con Oriol Junqueras para oficializar el pacto con ERC. A Puigdemont se le prometió una reunión en Bruselas que nunca se produjo. De hecho, Sánchez estuvo a escasos metros en el Parlamento Europeo y no hubo ni saludo.
Ahora Puigdemont quiere que se retome ese compromiso. Busca “doblegar” al presidente del Gobierno. La excusa de que era inviable un encuentro antes de la amnistía también ha decaído para el líder de Junts que da por válida a efectos políticos su aprobación en el Congreso.
La segunda exigencia, al margen de las plasmadas en los documentos de los últimos acuerdos como la delegación de las competencias de inmigración, es un órdago en toda regla.
El catalán plantea que los socialistas favorezcan que Junts gobierne en una de las tres instituciones clave de Cataluña: la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona o la diputación. Puigdemont necesita trasladar a sus bases una “victoria clara” ante Sánchez. En el socialismo esto suena a “política-ficción”.
Puigdemont espera arrasar en el congreso que Junts celebrará en octubre. Su mensaje a las bases es el ya famoso “hacer mear sangre” a Sánchez. Su fuerza está en la capacidad de chantaje a La Moncloa. En el cónclave reforzará a la portavoz en el Congreso, Miriam Nogueras, que se ha convertido en su mejor voz en Madrid.
En el equipo del presidente hay quienes dan ya por perdido a Junts como socio parlamentario. La ansiada “moderación” de los posts convergentes se truncó en el momento en que Puigdemont ha decidido seguir en el exilio. La vía del ex conseller de Economía, Jaume Giró, como sucesor está muerta.
Los más optimistas siguen viendo margen para pactar con los junteros incluso si ahora tumban los Presupuestos. En Moncloa el mensaje a trasladar por los ministros en los próximos días es que se puede seguir gobernando con las cuentas prorrogadas.
Sánchez está dispuesto a resistir y hará movimientos. El Consejo de ministros está pendiente de renovación con la próxima salida de Teresa Ribera. Habrá ajustes. En el PSOE se esperan cambios de mayor calado para agitar el partido. Más allá de los barones críticos, hay quienes colocan de salida a Santos Cerdán. El PNV coincide con Puigdemont: “Cerdán está acabado”.