La paz en materia de fiscalidad entre el PSOE y su socio minoritario es uno de los “animales mitológicos” favoritos de un veterano dirigente de izquierdas. Las vicepresidentas María Jesús Montero y Yolanda Díaz protagonizaron este miércoles un cruce de reproches televisado que generó sorpresa incluso entre sus filas, toda vez que tuvo lugar cuando no habían pasado ni 24 horas desde que las dos almas del Gobierno vendieran que enterraban el hacha de guerra a cuenta de la reducción de la jornada laboral.
Mientras Díaz presumía de “paciencia” en una entrevista radiofónica en Onda Cero con Carlos Alsina y afirmaba que sí hay “neoliberales” en el Ejecutivo, Montero consideraba “populista” su discurso a favor de que las personas que cobran el salario mínimo interprofesional sigan sin pagar IRPF tras el incremento ya pactado del SMI.
La titular de Hacienda pedía huir del planteamiento que “demoniza” que los ciudadanos contribuyan a las arcas públicas, y reclamaba “pedagogía”. Y la ministra de Trabajo respondía que lo populista es desgravar el 100% del IRPF a los arrendadores de viviendas. “Quien cambia de posición parece que es el PSOE, no nosotros”, zanjó.
Esta discusión es la punta del iceberg de las diferencias en materia fiscal entre ambos socios, que afectan a muy diversas cuestiones: desde al derogado gravamen a las energéticas a las desgravaciones para los arrendadores de viviendas, o hasta al impuesto al diésel, que sigue hoy en vía muerta.
Lo que afloró este miércoles es una disputa que, formalmente, en el Ministerio de Trabajo dan por perdida de antemano, toda vez que es competencia de Montero decidir si la subida del SMI irá acompañada de una modificación del umbral que establece quiénes tienen que pagar IRPF.
Así se ha hecho en los últimos años, así lo ha defendido hasta ahora la ministra de Hacienda, pero hoy no ha aclarado cómo actuarán ante esta última subida. Fuentes del ala socialista afirman que el incremento del salario mínimo llegará pronto al Consejo de Ministros, pero no se pillan los dedos con la fecha. “No puede tardar mucho”, esgrimen.
El SMI pasará de 1.134 a 1.184 euros en 14 pagas, y a juicio de Sumar supondría una “subida fake” que este incremento se viera absorbido al imponerles a sus perceptores la obligación de tributar por IRPF. Ni en Hacienda ni en la Vicepresidencia han querido explicar o dar alas a este cruce de dardos.
Fuentes del PSOE restan importancia a la polémica, y destacan el foco que prestan estos desencuentros a la vicepresidenta segunda: “Tenemos que reforzar a Sumar de alguna manera”. Destacan que estas fricciones ya no pasan “factura” a la coalición. “Yolanda Díaz es la persona que lleva la tarta al cumpleaños”, abundan, en referencia a que la ministra de Trabajo acaba capitalizando las medidas que se aprueban tras estas disputas.
Por su parte, fuentes de Sumar consideraban “un error” que “no beneficia nada” a Montero, dejar siquiera abierta la puerta a que los trabajadores que cobran el SMI tengan que tributar por IRPF. “Es una losa difícil con la cual cargar siendo ella declarada futura candidata a las andaluzas”, abundan.
El pulso sobre fiscalidad
Entre las filas del socio minoritario aludían a la medida criticada por Díaz, la bonificación del 100% del IRPF a los caseros que alquilen en base al índice de precios aprobado por el Ejecutivo hace un año. Es una de las medidas anunciadas por Sánchez con su batería de iniciativas sobre vivienda (13 de enero), y en este marco compró algunas recetas de Sumar, como la que afecta a la reducción de ventajas fiscales para las socimis.
Pero hay otras muchas medidas en materia de fiscalidad que les separan. Les ocurre con el impuesto al diésel, que el ala socialista dice estar decidida a aprobar, y que supone una exigencia de Bruselas a cambio del desembolso de nuevos fondos Next Generation.
Y que se ha ido retrasando por las dificultades de los socios para pactar. “Sin limitación por renta”, afirma un dirigente de la izquierda a la izquierda del PSOE, penalizaría a los trabajadores “de ingresos medio-bajos”. “O se hacía todo o no había mayoría”, incidió.
Podemos también rechaza este gravamen si no va acompañado de un impuesto a las empresas energéticas. El gravamen excepcional que ha estado en vigor durante dos años ya fue derogado, para enfado de los morados, de otros aliados parlamentarios de izquierdas y de Sumar.
Sumar ya señaló a Montero por el bloqueo de la jornada laboral
“Miráis solo a [Carlos] Cuerpo”, pero hay otras personas del Gobierno que “también” bloquean la reducción de la jornada laboral. Fuentes de Sumar en el Ejecutivo se expresaban así escasas semanas antes del acuerdo con el PSOE para aprobar el anteproyecto de ley de la reducción de la jornada laboral. Indirectamente, señalaban a Montero.
Este pulso lo ganó Díaz, pero la tensión les acompañó hasta el Consejo de Ministros de este martes. Inmediatamente después, la vicepresidenta segunda y el ministro de Economía salieron a vender que enterraban el hacha de guerra. Con Sánchez de viaje en Zaragoza, el Consejo lo presidió Montero. Más allá de previsibles futuros tiras y aflojas con los plazos, las dos partes dan por superada esta pantalla. Otra cosa son el resto de frentes.
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