Era el 2 de marzo del año 2020. Siendo COVID un término aún desconocido por la sociedad, miles de personas y los principales partidos políticos -PP, PSOE, Podemos o Ciudadanos- estaban preparando su participación en la manifestación del 8M.
Desde un punto de vista político, aquel era un momento clave para la formación que entonces lideraba Pablo Iglesias. Y es que, a pesar de disminuir el número de diputados que Podemos obtuvo tras las elecciones generales de noviembre del 2019, el partido morado contaba con un notable poder en el nuevo Ejecutivo de coalición: ostentaba la vicepresidencia segunda y cinco ministerios. La organización, seis años después de su nacimiento, se asentó en la política española. Gracias, en gran parte, a su ferviente defensa de un inusitado discurso feminista, el cual se fundamentó en lemas como el “Hermana, yo sí te creo”.
En este contexto Podemos publicó el día 2 de marzo su Plan de Igualdad. Un documento que, como informó Artículo14, caducó en 2021, y sobre el cual se desconoce si actualmente hay un escrito que lo remplazara. A pesar de ello, en el mencionado Plan se desvelaron varias cuestiones que ahora toman especial relevancia tras las denuncias internas interpuestas contra el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero por acoso sexual. Y es que, pese a tener más de un lustro de vida, la formación advirtió en marzo del 2020 de su “evidente masculinización jerárquica”. Una situación que, en resumen, beneficiaba a los hombres y era injusta para las mujeres, según describió el partido.
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Un fragmento del Plan de Igualdad de Podemos, ahora caducado. Artículo14
A dichas palabras, contenidas en un análisis laboral, las continuó lo siguiente: “Esta (en referencia a la masculinización jerárquica) tiene una consecuencia lógica en materia salarial: si un porcentaje mayor de los trabajadores en términos relativos accede a los puestos más altos y, por lo tanto, a los mejor retribuidos, eso se traducirá, necesariamente, en cierta brecha salarial a favor de la plantilla masculina“.
Y así lo constató la formación, que analizó la remuneración económica y la diferencia que había entre hombres y mujeres. Por ejemplo, un 41% de las mujeres cobraban más de 27.000 euros al año. Por su parte, un 51% de los varones estaban por encima de esa cifra. Es más, el partido hizo los cálculos y determinó que existía una brecha salarial. Un 3,12%, concretamente. “Si bien este valor es muy inferior a la media nacional, sigue siendo insuficiente”, concretó Podemos.
El partido morado señaló que de los 185 trabajadores consultados para realizar el estudio del cual se desprenden estos datos el 54,6% eran hombres y el 45,4% eran mujeres. A su vez, la investigación también subrayó que los empleados que se incorporaron en los últimos doces meses eran mayoritariamente varones: 21 por 9 mujeres. Unas cifras que la organización política calificó como “preocupantes”. “Lejos de mejorar o mantenerse, la organización se ha masculinizado llamativamente y con cierta rapidez a lo largo del último año”, reflejó el partido en el Plan de Igualdad.
En este contexto cabe destacar que uno de los objetivos del Plan de Igualdad era la “despatriarcalización de la organización”. Aquel compromiso, proseguía, “parte de asumir que las prácticas interiorizadas llevan consigo un importante sesgo de género, y que, por lo tanto, es necesario hacer un esfuerzo proactivo por revertir dinámicas que colocan a las mujeres en una situación desfavorable respecto a los hombres”.
Artículo14 ha intentado contactar, sin éxito, con Podemos para saber si se creó un documento que sustituyó al Plan de Igualdad una vez caducó. Debido a que este periódico no ha podido conocer si, como se estipulaba en el propio documento, fue revisado, se desconocen las medidas que la formación tomó para atajar esta “preocupante” situación.
Un proceso “frío” para denunciar
Uno de los principales problemas detectados dentro de Podemos fue el conocimiento real del Protocolo de sensibilización, prevención y actuación frente a conductas machistas y LGTBIfóbicas, como refleja el Plan de Igualdad. “Muchas de las personas reconocen no haberlo leído o no saber cómo acceder a él”, aunque su existencia si era conocida por la gran mayoría de la plantilla. En relación con el Protocolo se señaló que “no es todo lo accesible que debiera, y que correspondería a las áreas de Gerencia y Recursos Humanos darle mayor difusión y facilitar su acceso a través de vías como Telegram, su colocación en un tablón o incorporando una cláusula en los contratos que informe al respecto”.
Otra de las críticas de los trabajadores del partido fue referente al canal de denuncia de violencias machistas. “La plantilla considera que la vía del formulario prevista por el Protocolo para iniciar el proceso es fría y poco personal, y, para contrarrestar esta cuestión, preferirían […] poder informar también a sus respectivos coordinadores”.
Una de las conclusiones que Podemos expuso en el Plan de Igualdad caducado es que los empleados no solo percibían “ciertas carencias informativas”, pues también notaban “carencias formativas”. Como se describió en el texto, consideraron “adecuado” que se impartieran formaciones específicas en materia de violencias machistas y LGTBIfóbicas con un carácter “informativo y preventivo”. Dicho aprendizaje, opinó la plantilla, debería ir destinado a los “trabajadores y trabajadoras”. Para ellos: que conocieran el “verdadero” alcance del concepto de violencias machistas y LGBTIfóbicas; para ellas: que supieran identificar este tipo de conductas.