El juez Juan Carlos Peinado está decidido a atar hasta el último detalle del nombramiento de Cristina Álvarez, amiga de Begoña Gómez y su asesora personal desde que Pedro Sánchez llegó al palacio de la Moncloa. Ahora, ante “la estupefacción” de todas las partes del caso y fuentes destacadas del Gobierno, llama a un careo entre Álvarez y el responsable de Moncloa de su contratación, Alfredo González, quien fuera número dos de Félix Bolaños, actual hombre fuerte de Moncloa
Dicho careo será programado para el próximo 14 de mayo y su intención es contraponer las dos versiones sobre cómo se produjo el nombramiento. Algo que ha descolocado a la defensa de Álvarez, que pide una aclaración a Peinado porque no entiende la finalidad de esta nueva diligencia.
En concreto, aseguran que la ley dispone los careos en caso de que los procesados muestren versiones “discordantes”, pero “lo manifestado por uno y por otro son relatos coincidentes”. De ahí que soliciten a Peinado los puntos que, a su juicio, son “contradictorios o discordantes”.
Tampoco entienden este movimiento de Peinado las partes personadas en el caso. “¿Qué sentido tiene un careo entre investigada y testigo cuando uno puede decir verdad y otro mentir?”, se preguntan las fuentes consultadas por este periódico, que dudan de la finalidad de este cara a cara.
Cabe recordar que ambos se sentaron ante el juez el pasado 26 de febrero. González en calidad de testigo y Álvarez como investigada. A priori, sus declaraciones no fueron contrapuestas, de ahí la estupefacción de las partes.
Álvarez relató que conocía a Begoña Gómez antes de que Sánchez llegara a la presidencia del Gobierno y que, cuando este ganó la moción de censura, se puso en contacto con ella por teléfono porque “le habían comentado que podía tener una persona de confianza” y que podría ser ella. Álvarez aceptó la propuesta y empezó, según declaró, el 16 de julio de 2018 en su nuevo puesto que aún hoy ocupa. Añadió que no dio ningún currículum porque era un puesto eventual, ser la persona de confianza de la mujer del presidente.
Versión parecida de los hechos dio Alfredo González, que aseguró que no conocía de nada a Álvarez. Reconoció que plasmó su firma en el nombramiento porque era su obligación en 2018, cuando ocupaba la vicesecretaría general de la Presidencia del Gobierno. Pero aseguró no haber visto su currículum. Explicó que en ese tiempo, en 2018, con el cambio de Gobierno, se hicieron muchas contrataciones en la Moncloa de personal eventual que no necesita de un currículum ni formación específica. Dijo que su superior jerárquico en ese tiempo era Félix Bolaños, secretario general de la presidencia del gobierno.
Todo esto despertó la “sorpresa” de Peinado, que interrumpió la declaración para decir: “Llama poderosamente la atención a quienes tenemos algún tipo de vinculación con la administración pública. Esto no es lo habitual, sino todo lo contrario, se exigen unos procesos bastante rígidos y selectivos para nombrar a alguien que va a recibir cantidades con cargo a los Presupuestos Generales del Estado”.
Por todo ello, la testifical de González metió en el caso al actual ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, que declaró el pasado 16 de abril como testigo ante Peinado. También se desvinculó de la contratación de la asesora. Dijo que no conocía a Álvarez con anterioridad a su nombramiento y que tampoco fue su responsable directo ni su jefe. Pero aseguró que todo se hizo “por los cauces legales”.
Preguntado por quién fue el responsable directo, el ministro tuvo que salir de la sala para conseguir información. Fue ahí cuando Bolaños dio un nuevo nombre: Raúl Díaz Silva, responsable de personal del complejo presidencial. Motivo suficiente para que Peinado haya citado también a testificar a este cargo de la Moncloa el próximo 14 de mayo. Otra diligencia de la que las partes se muestran escépticos.
Unas maniobras del magistrado que continúan generando malestar en el Ejecutivo. “Está estirando el chicle sin sentido”, afirman fuentes gubernamentales. “No hay caso”, repiten en la Moncloa, parafraseando al propio Pedro Sánchez.
Todas estas novedades suceden justo cuando se va a cumplir un año de la apertura de diligencias contra Gómez. En este tiempo, Peinado ha buscado irregularidades en las cartas de recomendación que firmó para que su compañero de máster, Juan Carlos Barrabés, consiguiera adjudicaciones públicas para su empresa. También está detrás de un presunto delito de tráfico de influencias en la presunta mediación de Gómez para que Air Europa consiguiera un rescate millonario tras la pandemia. Por otro lado, ha puesto bajo la lupa las cátedras que impartía Gómez en la Complutense y si se apropió indebidamente de un software que desarrollaron empresas privadas para su máster. Ahora, está centrado en llegar al fondo del nombramiento de la asesora y si esta ayudó a Gómez en tareas que se excedían de su agenda oficial.