La consellera de Interior, Núria Parlon, ha optado por andarse con pies de plomo antes de acometer una amplía renovación de la cúpula de su departamento. El cuerpo de Mossos d’Esquadra atraviesa un momento particularmente delicado debido al fallido dispositivo policial que se organizó para capturar a Carles Puigdemont y Parlon quiere charlar con el paciente antes de intervenir. Los sentimientos de frustración y las críticas internas en el cuerpo por la gestión de sus mandos (policiales y políticos) están a la vista de toda la opinión pública y la consellera, siguiendo la petición de los propios agentes, ha preferido agendar este miércoles una visita al Complejo Central de los Mossos d’Esquadra en Sabadell, para encontrarse con la cúpula de los uniformados antes de proceder a la designación del nuevo equipo en Interior.
Es decir, que no se trata de un desplazamiento meramente protocolario, sino que se trata de una maniobra eminentemente política. Para empezar, porque la consellera acudirá con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, interesado en transmitir a los agentes su reconocimiento y sus ánimos por la profesionalidad de la policía catalana. Sabe el nuevo gobierno del PSC que la autoestima de los Mossos no es la mejor en estos instantes y sabe, por su lado, el cuerpo policial que el departamento de Interior va a sufrir una profunda remodelación. Así que ambas partes se tomarán mínimamente las medidas antes de poner en marcha una nueva era llena de interrogantes, el primero de ellos el del papel del antiguo mayor de los Mossos d’Esquadra Josep Lluís Trapero.
Illa quiso realizar una breve declaración institucional tras visitar el cuartel general de los Mossos y prometió trabajar para que “los hombres y mujeres que forman parte del cuerpo de Mossos d’Esquadra puedan desarrollar su tarea alejados de la confrontación política“. Dijo, en este sentido, que su gobierno se basará en tres puntos clave, los servicios públicos, la seguridad y el progreso. Y comentó que, aunque Cataluña tiene una buena policía, “siempre se puede hacer mejor” y se comprometió a llegar a los 22.000 agentes en 2030.
Un cargo con traje y corbata
Durante la campaña electoral, Illa anunció el nombre de Trapero —vecino de Santa Coloma de Gramanet, igual que la consellera— como futuro director general de la Policía catalana, un cargo más político que policial que históricamente ha ocupado alguien con traje y corbata, no con uniforme. Esta circunstancia ha levantado algunas dudas en el Govern y, por eso, tanto el president como la consellera quieren compartir sus argumentos con los Mossos antes de materializar un nombramiento que, en principio, es firme.
Así que, movida por la prudencia, la portavoz de la Generalitat, Sílvia Paneque, evitó confirmar este martes, al término de la primera reunión del nuevo gobierno catalán, que Trapero va a convertirse en director de la Policía catalana. “Nos tienen que permitir unos días. La consellera informará puntualmente cuando las decisiones estén tomadas”, dijo Paneque, que quiso centrar el mensaje del Govern en el “reconocimiento y apoyo” a los Mossos d’Esquadra en esta crisis del cuerpo.
Los que no merecen el uniforme
Uno de los asuntos más espinosos a nivel interno es que el todavía comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, arremetió con dureza, tras la fallida detención de Puigdemont, contra los policías que presuntamente ayudaron a huir al líder independentista. “No merecen vestir nuestro uniforme”, dijo Sallent, dejando un reguero de dudas respecto a la cantidad de agentes que han colaborado durante los últimos años con Puigdemont y con su entorno al margen de su labor en los Mossos. La portavoz del Govern quiso orillar este tema al estar judicializado y únicamente concedió que existen vías para “depurar” responsabilidades, pero evitó precipitar conclusión alguna mientras la investigación judicial no se dé por cerrada.
Tampoco dio detalles respecto a si los Mossos ya han entregado al magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, el informe requerido sobre el dispositivo del pasado jueves, aunque en este caso aseguró no tener conocimiento. Todo ello a las pocas horas de conocerse el informe remitido por el Ministerio del Interior al juez instructor del ‘procés’ en el que se afirma que “no se detectó en momento alguno” a Puigdemont en controles fronterizos ni de la Policía Nacional ni de la Guardia Civil y que, aunque el Ministerio ofreció cooperación a los Mossos, los apoyos no fueron requeridos.