Núria Parlon no va a tener un debut soñado como consellera de Interior. La todavía alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, llamada a liderar la seguridad en Cataluña desde que Salvador Illa así lo anunció en campaña, se va a encontrar un enorme incendio dentro del cuerpo de Mossos d’Esquadra. Ya existía porque el malestar con el todavía conseller de Interior en funciones, Joan Ignasi Elena (ERC), viene de lejos pero este jueves se descontroló por completo tras el ruborizante dispositivo que la policía catalana organizó para detener a Carles Puigdemont, que se esfumó en presencia de más de 300 agentes.
La dirección de comunicación de los Mossos d’Esquadra desmintió la existencia tanto de un acuerdo como de una conversación previa con el entorno de Puigdemont para pactar su arresto y aseguró que su objetivo era proceder a una detención “de forma proporcional” y “en el momento más oportuno para no generar desórdenes públicos”. Es decir, que la idea de los Mossos era permitir al líder independentista sus minutos de gloria en el escenario del Arco de Triunfo y luego capturarlo.
Pero el dispositivo hizo aguas y la policía catalana dio una pobre explicación de lo que sucedió al término de sus seis minutos de mitin en el Arco de Triunfo. “Protegido por diversas autoridades y rodeado de las personas concentradas, ha iniciado la marcha hacia la puerta principal de acceso al Parque de la Ciutadella. En el transcurso de esta marcha y aprovechando el número de personas que le rodeaban ha huido del lugar en un vehículo que los mossos han intentado detener, pero no lo han logrado“.
A partir de la fuga de Puigdemont, los Mossos activaron la Operación Jaula para impedir que saliera de Barcelona, pero el dispositivo no dio frutos después de cuatro horas. Solo propició enormes atascos en varios accesos de la capital catalana y la policía autonómica acabó por levantar la medida excepcional. Los únicos resultados tangibles de su actuación consistieron en la detención de un mosso d’esquadra, que no era otro que el titular del vehículo utilizado para la fuga de Puigdemont. Horas después detuvieron a un segundo mosso, también por colaboración en la huida.
La amargura de los policías
“Tanta incompetencia hace daño”, dijo sin tapujos el Sindicato Autónomo de Policía (SAP – Fepol) de los Mossos d’Esquadra, el mayoritario dentro del cuerpo. En un comunicado de gran dureza, el sindicato habló “del peor momento organizativo de la historia” de los Mossos y deploró la sensación generalizada de “improvisación constante y de falta de previsión en el diseño del dispositivo policial”.
“Nadie salió a dar explicaciones y a proteger el prestigio del Cuerpo de Mossos. Por el contrario, esta falta de previsión, ha provocado cambios constantes en las decisiones operativas que han motivado el cierre de Barcelona con las consecuentes molestias generadas a la ciudadanía y la movilización innecesaria de efectivos para poder hacer frente a la llamada Operación Jaula“, lamentó el sindicato mayoritario, harto del “oportunismo político” en la policía autonómica.
“Por qué ha salido todo tan mal”
Ese es el ambiente que Nuria Parlon se va a encontrar en los Mossos, donde los agentes han señalado sin ambigüedades a la dirección política como “única responsable de los hechos que se han producido”. “Que los responsables actuales del departamento de Interior y de la Jefatura del Cuerpo de Mossos d’Esquadra den explicaciones de por qué ha salido todo tan mal“, añadió el SAP – Fepol.
La futura consellera de Interior, según los planes de Illa, contará c0n el mayor Josep Lluís Trapero como director general de los Mossos d’Esquadra. Trapero fue destituido al frente de la policía autonómica en diciembre de 2021, después de que en 2017 liderase el dispositivo policial para tratar de impedir el referéndum el 1-O. Luego fue apartado tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, juzgado por sedición y finalmente absuelto.