El desembarco de María Jesús Montero en Andalucía no ha provocado un cambio de tendencia electoral. Así se desprende de los estudios demoscópicos, públicos y privados, con los que trabaja el Partido Popular. Si nada cambia, Juan Manuel Moreno tiene previsto convocar elecciones en junio de 2026. Y las variaciones en intención de voto desde enero, cuando la vicepresidenta se hizo con las riendas del PSOE en la comunidad, no se han traducido “ni en más escaños ni en una mayor movilización”, según las fuentes consultadas.
Según estos sondeos, el PP mantiene “un voto estable” y muy por encima del PSOE. Esto es, en caso de celebrarse elecciones hoy, Moreno revalidaría su mayoría absoluta. El registro de las últimas diez encuestas publicadas y su promedio -como la de CENTRA, Sociométrica o Metroscopia- arroja un saldo negativo para Montero. Su media de estimación se sitúa en el 23,6% -en las autonómicas del 2022 obtuvo un 24,09% de voto- mientras que la media de estimación para el PP-A es del 43,7%.
En el equipo de Montero están vigilantes, conscientes de que los comicios -incluso en calendario- están a la vuelta de la esquina. De hecho, el presidente andaluz trabaja con la idea de reforzar su perfil nacional en próximo curso político, según las fuentes consultadas. Aunque, hoy por hoy, “no suenan las alarmas” ante el golpe de efecto de situar a Montero al frente de la estructura socialista andaluza, manteniendo en paralelo todo su poder en el Gobierno central.

“El relevo en la secretaría general del PSOE no ha reactivado a su electorado”, aseguran las fuentes consultadas en el PP andaluz, acogiéndose a sus datos demoscópicos. Aún más, la valoración de Montero sigue siendo baja, sin mejora tras los congresos provinciales de su partido. Su nota no supera el cuatro, por debajo incluso de su antecesor, Juan Espadas, que siempre se situó por encima y en un 4,6 como tope, según los cálculos del PP.
Reprobación en el Senado
Sin despegar en Andalucía, Montero también acusa el marcaje del PP a nivel nacional. De hecho, Alberto Núñez Feijóo ha dado orden de poner en la diana a la vicepresidenta. Este mismo miércoles, el PP la reprobará en el Senado, donde tiene mayoría absoluta, por “sus numerosos incumplimientos” en materia presupuestaria así como por “sus descalificaciones públicas a la labor de los jueces”.
“Qué vergüenza que todavía se cuestione el testimonio de una víctima y se diga que la presunción de inocencia está por delante”, afirmó Montero, en relación a la sentencia del jugador Dani Alves, provocando tal tormenta política y judicial que primero matizó y después tuvo que acabar pidiendo disculpas. Las alarmas llegaron a sonar en Moncloa. “Estamos llenos de patos cojos”, lamentaron algunas voces del Ejecutivo.

La ausencia de Presupuestos esta legislatura merece también un capítulo aparte, según el PP. Más aún, a tenor del contexto internacional actual, con el compromiso de Pedro Sánchez de aumentar el gasto en Defensa y la crisis arancelaria provocada por Donald Trump. El alto al fuego entre Moncloa y Génova sobre esta última cuestión no aplica en el caso de Montero, y de ahí que se le vaya interpelará en el Congreso sobre “los planes del Gobierno para afrontar sin Presupuestos los retos y amenazas de enorme impacto económico en España”.
“Está sobrepasada y no acierta en ninguno de sus cometidos. Ni como vicepresidenta responsable de la cartera de Hacienda ni como virtual candidata en Andalucía”, resumen en el Partido Popular. Quizá por ello, sugieren en el equipo de Feijóo, “Sánchez ha decidido apearla” de las negociaciones sobre la crisis arancelaria, que ha decaído en Carlos Cuerpo, el ministro de Economía.
“Respaldamos la decisión del presidente del Gobierno de apartarla de cualquier negociación con el PP. Sánchez acierta al mandarla al rincón de pensar y al asumir que no es una interlocutora razonable para afrontar políticas de Estado”, apuntan en el entorno del jefe de la oposición.