“Falta más presupuesto contra la pobreza, la violencia de género… Y sobra el Ministerio de Defensa“. Es una declaración del mes de octubre de 2014 y fue pronunciada solo unos meses después de que Podemos irrumpiera con 1 millón de votos en las elecciones europeas de mayo. Pero la afirmación no corresponde, en realidad, a un dirigente de Podemos. En breve sabrán a quién.
Vale la pena fijarse antes en la España del momento y en su viaje demoscópico. Desde el año 1986, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) constata que la mayoría de la población responde que el gasto militar es excesivo. Esta respuesta ha sido particularmente homogénea en el electorado de izquierdas durante 35 años, pero las cosas han cambiado. La tendencia se ha invertido y ahora, aunque por poca diferencia, son más quienes responden que el presupuesto en Defensa debería aumentar.
¿Cómo se explica? “Por primera vez en muchos años, hay una mayoría que responde que el gasto en Defensa es inferior al necesario. La proporción entre quienes opinan que hay gastar más y hay que gastar menos es prácticamente de 1:1, pero ahora hay una ligera mayoría favorable a incrementar el presupuesto militar. Nunca había ocurrido hasta ahora”, describe el analista Andrés Medina.
El cambio de las mujeres
El cambio de tendencia se ha producido en todos los segmentos analizables: por ideología, por edad y por sexo. “El único grupo de mujeres que mantiene la opinión de que el gasto militar es excesivo es el de las menores de 30 años; el resto se ha dirigido a la otra posición porque cada vez observa como más prudente el despliegue militar en el sentido de favorecer la estabilidad. El bloque de la izquierda, por su parte, ha ido matizando su opinión en este tema”, explica Medina.
Para comprender esta nueva realidad no solo hay que observar los conflictos bélicos en Ucrania y en Oriente Medio, a 4.000 y 5.000 kilómetros de territorio español. Hay que rebobinar hasta 2021, hasta la salida de la pandemia. Por entonces, existían ciertas sospechas de que el mundo se dirigía hacia unos Felices 20 después de muchos meses de restricciones. Abundaba el pronóstico de que la sociedad iba a desatarse después de un confinamiento duro, semiduro y semisuave. Pero ocurrió lo contrario.
Después de una crisis sanitaria nunca vista, la incertidumbre se instaló en la sociedad y la prudencia se convirtió en moda. No hubo una era del descontrol y el despilfarro, sino que el sentir mayoritario pasó a ser que no hay nada garantizado en un mundo cambiante ni tampoco hay prosperidad a salvo. “Se produjo un giro pragmático”, concluye Andrés Medina.
Las contradicciones de PSOE y Sumar
Y en este contexto postpandémico y bélico en territorio europeo, el gasto militar comenzó a dispararse en España, aunque el Gobierno de coalición lo hizo tratando de resolver sus contradicciones internas, entre dos socios con opiniones enfrentadas. Producto de ellas, el gasto público real en Defensa suele ser muy superior al presupuestado inicialmente (con incrementos en los dos últimos años que oscilan entre el 20% y el 30% por encima de lo previsto). En 2023, el Gobierno adjudicó 12.825 millones a gasto militar y al final los desembolsos rondaron los 15.000 millones.
El truco siempre es parecido. El Gobierno recurre a créditos extraordinarios, al Fondo de Contingencia (diseñado para afrontar emergencias) o a créditos del Ministerio de Industria. De igual manera, se aprueban ayudas a las industrias militares para producir armas, que salen del Ministerio de Industria. Y, así, el presupuesto de Defensa permanece inalterable y los equilibrios de la coalición se mantienen.
El compromiso del 2% ante la OTAN
En paralelo, España asume ante la OTAN el compromiso de elevar el gasto en Defensa hasta el 2% del PIB y el Gobierno lo ratifica ante sus socios de la Alianza Atlántica. Pero los datos de la OTAN dicen que España ocupa un lugar muy rezagado entre los 32 países de la alianza militar: es el último de la clasificación en términos relativos, con un gasto del 1,28% del PIB, pese a haber aumentado un 50% el gasto militar en los últimos cuatro años.
Así que el gasto se multiplica y el Gobierno compromete ayudas, por ejemplo, a Ucrania por valor de 1.000 millones de euros para enviar un lote nada despreciable de misiles Patriot, sistemas antidrones, carros de combate, sistemas antidrones, vehículos tácticos, equipos optrónicos de vigilancia y lanzacohetes portátiles, entre otros equipos.
A todo ello se comprometió el presidente Pedro Sánchez hace el mes de mayo, cuando casi se cumplían diez años de la declaración que da inicio a este artículo: “Sobra el ministerio de Defensa”.
Os dejo mi entrevista en la contraportada de @elmundoes http://t.co/ZckEDFeQJK vía @elmundoes
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) October 4, 2014