Delegada del Gobierno en Valencia
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Pilar Bernabé: ensayo sobre la ceguera cuando todo se fue al carajo

Mujer de la semana, Pilar Bernabé

Semana intensa para la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé. El lunes declaró como testigo durante casi siete horas en el juzgado de Catarroja que investiga la gestión de la DANA criminal de octubre; el martes, fue proclamada nueva secretaria general de los socialistas valencianos para la capital del Turia, mientras la página web del PSOE corregía un currículum inflado. Según su entorno, tratose de un error del partido a la hora de trasladar la información. Curiosamente, este tipo de errores siempre ocurren por exceso, nunca por defecto. Será casualidad, guiño, guiño.

Bernabé, como hicieran previamente la exconsejera de Interior, autodenominada incompetente, Salomé Pradas, y el ex secretario de Emergencias de la Generalidad Valenciana, Emilio Argüeso, rehusó y rehuyó de la autocrítica y apostó por exculparse y atacar al adversario político. La delegada del Gobierno dijo que, aquel fatídico 29 de octubre, contactó con Pradas a las 12:23 para ofrecerle la Unidad Militar de Emergencias (UME): “Atendió mi llamada, me dijo que tomaba nota y que seguíamos en contacto”. La petición se hizo finalmente a las 14:53 en otra llamada; de forma oficial, a las 15:41. El SMS de alerta masivo fue enviado a las 20:11, con el apocalipsis desatado.

Además, Bernabé compartió a su pesar la tesis del apagón informativo que ondea el mercúreo Mazón desde que aconteciera la catástrofe: asumió el ensayo sobre la ceguera cuando todo se fue al carajo. Testificó que se enteró del desbordamiento del río Magro por los medios, y del desbordamiento del barranco del Poyo, alias bomba H, por la alcaldesa de Paiporta, que le pegó un telefonazo suplicándole auxilio pasadas las siete de la tarde. Por la alcaldesa de Paiporta, insisto, no por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), centrada en la posible rotura de la presa de Forata y a cuyo presidente, Miguel Polo, también presente en el CECOPI, Bernabé telefoneó para que le “explicara bien la posibilidad de rotura y las consecuencias” y se pusiera en contacto con alcaldes de la zona. Una de las acusaciones populares, la asociación Liberum, ha pedido la imputación de la delegada del Gobierno porque “de su declaración se deduce que no solicitó al ministro del Interior la declaración de emergencia nacional en el momento oportuno y, por tanto, por sus acciones u omisiones debe ser investigada”. Normal.

Con una posible imputación al acecho, Bernabé ha tomado el control del PSOE en Valencia –sin oposición: el plazo para presentar candidaturas al congreso comarcal de la ciudad se cerró el martes, a las tres de la tarde, con su única propuesta– y manifestó su intención de ser la próxima alcaldesa en el Complejo de la Petxina, arropada por la ministra Diana Morant y la secretaria local saliente, la eurodiputada Sandra Gómez. “Los bárbaros”, dijo, “que estaban al otro lado del muro, hoy están en los despachos y en los palacios”. Algo así como el muro de Sánchez, pero a 360 kilómetros del Congreso. Sobre su currículum ficticio e intermitente, ni mu. Ficticio porque en la web del PSOE se podía leer que era “licenciada en Filología Hispánica y Comunicación Audiovisual en la Universitat de València”. Intermitente porque en la web del Ministerio de Política Territorial había una coletilla: “Inició sus estudios en…”. Sus amiguis no se cansan de repetir que la delegada no ha mentido. Claro, de haberlo hecho, igual hubiera sido conducida al camino del ostracismo, o sea, al de la dimisión, y como que no es plan.