La Reina Letizia ha presidido la décima convocatoria “Euros de tu nómina” que organiza el Banco Santander. En la ciudad financiera de la entidad, Ángel Expósito ha llevado el hilo conductor del acto, en el que ha afirmado que “los bancos también tienen corazón”.
El objetivo de dicha convocatoria es que los empleados del banco presenten sus proyectos enfocados a ayudar a los más vulnerables, y los ganadores se financien con la aportación de la propia nómina de los empleados del banco, 695.788 euros. De 28 finalistas, 3176 empleados del grupo han elegido por votación online.
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, ha destacado la importancia de construir “un banco cercano”, y ha mencionado las más de 300 ongs que han colaborado para presentar proyectos como el de la Fundación Querer, para fomentar la investigación en las enfermedades raras.
“Sé que salvo un milagro la ELA acabará conmigo”
Ha llamado la atención el testimonio de Ángel, a quien en 2019, de pronto, al llevar una vida normal, le diagnosticaron ELA, que le ha dejado en una silla de ruedas. Asegura que 1 de cada 400 personas acabarán diagnosticados con esta enfermedad, que dan una esperanza de vida de 4 ó 5 años. “Sé que salvo un milagro la ELA acabará conmigo”, ha dicho Ángel, que no pierde la sonrisa ni cuando se escucha este testimonio desgarrador a través de su video de presentación. Porque de este tiempo que asegura le queda, lo ha dedicado a crear la fundación “Dale Candela” para fomentar la investigación.
“Te quedas con ganas de morir”
También el testimonio de Pilar Reinoso, una chica de 26 años, que ha contado cómo a los 12 años, ella y amigos suyos empezaron a consumir las drogas y lo que empezó como un juego acabó como una adicción en la que no veía la salida, y salió adelante al apuntarse a la fundación “Hay salida”. Las drogas la llevaron a tener relaciones tóxicas, sufrió acoso en el instituto y tenía desconfianza para tejer amistades con mujeres. “Ahora no tengo ganas de morirme y creo que me merezco un futuro”. Quiere estudiar psicología para ayudar a personas en su situación.
José Luis Oropella, de la fundación Dilaya, ha narrado la dura realidad que viven familias enteras en Kenia. Niños que no pueden bañarse porque la escasa agua del que disponen lo utilizan las madres para cocinar. O cómo niños buscan ratas entre las basuras para poder comer.
Tras la entrega de los premios, que Doña Letizia no ha entregado, la Reina ha dirigido un discurso sin papeles, como viene siendo habitual. “Gracias a los que os ponéis en marcha para que el cambio sea real para quien padece ELA, que haya esperanza para un niño con una enfermedad neurológica y tenga todo el apoyo que necesita en el colegio, o para que una madre o una cuidadora tenga un respiro, o que un anciano no sienta que no está solo”.
“Admiración y respeto para todas las personas que empleáis mucho tiempo para que todo esto sea posible”, ha remarcado, y ha traído a la palestra como ejemplo de la importancia del trabajo de cooperación su reciente viaje de cooperación a Guatemala. “Mire, Reina, yo no sé cómo estoy viva”, ha recordado el testimonio de una mujer indígena que sufrió violencia. “Yo vivía por inercia como una zombie, hasta que la cooperación me ayudó y pensé que por primera vez había una oportunidad para mí”.