Isabel García, directora del Instituto de las Mujeres, está jodida. “No es grato que estén manchando tu nombre de esta manera”, ha dicho, casi entre sollozos, a su entorno más próximo. No entiende la que se ha —y se está— liando. Defiende ante los suyos que la mayoría de los contratos que su empresa consultora ha recibido por adjudicación de ayuntamientos del PSOE para gestionar puntos violetas se debe a que que son de los pocos que trabajan políticas de Igualdad. Y se justifica: “Es que si mi mujer —titular de la consultora desde que ella la traspasó el 6 de marzo— vendiera placas solares…”. Pero aquí la “mercancía” es otra. Y la lucha contra la violencia de género no es un negocio, y mucho menos, es un terreno exclusivo de Elig (el nombre de la consultora).
García asegura a su entorno que se defenderá de todo lo que salga e insiste en que hay contratos con ayuntamientos de todo signo político, aunque son la minoría. “El comunicado es claro”, reitera. Artículo14 se ha puesto en contacto con ella, pero no ha querido responder a nuestras preguntas: “Tengo prohibido hacer declaraciones por parte de la Secretaría de Estado y no quiero faltar a mi palabra”.
La lealtad es el primero de sus principios, dicen de ella quienes la conocen. “Es muy fiel a sus compromisos. Devuelve favores y ayuda a quien le demuestra lealtad. Ha dado trabajo a toda su gente”, cuenta una de sus colaboradoras. Esa lealtad le “obliga” ahora a mantener la boca cerrada ante los medios de comunicación: “Si fuera por mí, hablaría, pero el comunicado es claro”, insiste.
“Lo estábamos esperando”
“Isa es muy torpe en la gestión y algo burda. Sus habilidades son básicas. Es inteligente, pero no es lista”, afirma quien formó parte de uno de sus equipos. “¿Nos ha sorprendido? Lo estábamos esperando”, coinciden.
Lo que sí sorprende, y mucho, tanto a su equipo como a sus propios compañeros de partido, es que García siga aún en el cargo. En los chats internos de Ferraz reina el asombro, según relatan una fuente del PSOE. Y añade: “Nadie entiende cuál es la motivación para que esa persona siga ahí. A nivel de imagen es horrible, y por maquillaje político no debería seguir. ¿Qué pasa? ¿Por qué no la cesan? El daño que esto está haciendo a la percepción social del partido es tremendo”, afirman.
El puesto de la ministra
La sensación de incomprensión se extiende entre los trabajadores del ministerio de Igualdad. “A García le da igual el partido y el ministerio, porque lo único que quiere es mantener su silla. Y ojo, que no le cueste el puesto a la ministra”, alertan. “Se está defendiendo a una señora que nunca ha estado integrada en el ministerio. No estuvo en la manifestación del 8M”, apunta una concejala del ayuntamiento de Madrid.
Redondo ha mostrado en privado y en público su apoyo a García. “Isa se siente muy respaldada por la ministra”, aseguran desde su entorno más próximo. De momento, la ministra no coincidirá el próximo lunes con Carmen Calvo, la gran valedora de García, en un acto que estaba programado en el ministerio y que anularon ayer por la mañana. Aunque, por ahora, ni Redondo ni el partido se nutren de ninguna energía renovable y la mantienen en el cargo.