Mertxe Aizpurua (nacida en Usurbil, en Guipuzcoa, en 1960) es periodista de formación y portavoz de EH Bildu en el Congreso desde 2019. Siendo una joven periodista de la revista semanal Punto y Hora de Euskal Herria fue condenada en el año 1983 por apología del terrorismo después de un número que dedicaba el editorial, publicado bajo su responsabilidad, a Los gudaris de ayer y de hoy.
En realidad, el editorial quedó libre de condena de apología por terrorismo. No así otro artículo de ese mismo número dedicado a varios miembros de ETA, “testimonios que solo pretenden ser una muestra, muy pequeña, por supuesto, del sentir de todos los revolucionarios que en su convicción de que esta lucha merecía la pena lo dieron todo, hasta la vida”. Según la sentencia, el artículo constituía “una proclama revolucionaria en defensa de la lucha de la organización armada, y un homenaje a sus militantes desaparecidos, lo que integra una clara defensa y alabanza de la organización terrorista“.
El hito de la Moncloa
Según Aizpurua, aquellos eran tiempos terribles. Ciertamente, en aquellos años de plomo la ambigüedad no tenía premio, a diferencia de hoy en día. A EH Bildu, a través de su dirigente en el Congreso, se le han abierto las puertas del Palacio de la Moncloa por primera vez en la historia para abordar la seguridad en Europa y el incremento del gasto en defensa con motivo de la ronda llevada a cabo por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Las víctimas de ETA han interpretado este acceso al Palacio de la Moncloa como “una traición” puesto que EH Bildu jamás ha querido “condenar” —usando esta palabra— los actos de terrorismo de ETA. El lenguaje de la formación abertzale es otro: “Si alguien quiere interpretar que rechazar no es condenar… EH Bildu va a todas las convocatorias en favor de las víctimas, sean cuales sean”. Y, ciertamente, por primera vez se prestó a ir a una convocatoria en memoria al asesinado ministro Ernest Lluch.
ETA, el sujeto elíptico
Ese es el perímetro político trazado por la formación dirigida por Arnaldo Otegi, que ha modificado el discurso histórico de Batasuna para abanderar un discurso genérico contra la violencia que en todas las ocasiones elude el sujeto ETA. Un ejemplo —aunque hay muchos— de discurso dirigido a las víctimas del terrorismo etarra: “Trasladarles nuestro pesar y dolor por el sufrimiento padecido. Sentimos su dolor, y desde ese sentimiento sincero afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido, que a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo”.
Aizpurua personifica el discurso abertzale posterior al comunicado de ETA de 2018 anunciando “el final de su trayectoria” y el desmantelamiento total sus estructuras. En ese discurso, los conocidos como ongi etorris “no son homenajes, sino recibimientos” y no se dirigen a los presos de ETA, sino “a los presos”. “No dejan de ser algo legal —y creo que hay que recordarlo— que la Audiencia Nacional dice que es algo legal“; esta es su postura.
La portavoz de EH Bildu, exalcaldesa de su municipio natal de Usurbil entre 2011 y 2015, sigue rompiendo barreras tras descubrir ya hace años que la ambigüedad escondía un premio muy cuantioso y que valía la pena protestar en el Congreso porque su formación no quiere ser etiquetada como “heredera de ETA”. Porque ETA, simplemente, no existe.