El pasado miércoles, los quioscos abrieron con una portada que exigía la dimisión de Carlos Mazón, el presidente de la Comunidad Valenciana. “Mazón debe irse ya” titulaba el editorial del ABC. Un periódico que no es una cabecera cualquiera para los cargos del PP, tampoco de la estructura valenciana. La presión ha llegado a máximos para un barón que, de momento, resiste los envites internos y externos. “No se va a ir”, defienden los suyos. “Se ciñe a lo pactado con Génova, está a la recuperación”, añaden.
La opinión de ABC viene inducida por el auto de la jueza de Catarroja que investiga las responsabilidades por las 228 muertes que se produjeron en la dana del 29 de octubre en Valencia. La magistrada Nuria Ruiz imputó a Salomé Pradas, la entonces consejera de Interior y Justicia, así como a su número dos de Emergencias, Emilio Argüeso. Para el rotativo, la relación de los hechos hace “inviable políticamente” la continuidad de Carlos Mazón al frente de la Comunitat Valenciana.
El jefe del Consell se ha librado de la imputación, pero los diarios siguen llenando sus páginas de informaciones y editoriales que le ponen contra las cuerdas. El País, por ejemplo, abrió portada el martes con una frase de la resolución judicial: “Correspondía a las autoridades autonómicas alertar a la población”. La Razón añadía: “La juez ofrece al presidente Mazón declarar voluntariamente”. O El Mundo: “La jueza tumba los cuatro argumentos de defensa del Consejo de Mazón”.
El periodista Àlex Guttiérrez hace una observación pertinente sobre la soledad del político valenciano. Según su análisis, esta aparente unanimidad en la prensa no es solo una muestra de rechazo, sino también un síntoma “preocupante”: “La sumisión de cualquier política autonómica a las dinámicas del Estado”. Desde su perspectiva, el aislamiento de Mazón responde a su distancia con Madrid. “Como se le ve como un lastre para el PP en unas generales, le dejan abandonado en la primera gasolinera. El rodillo del centralismo todo lo arrasa. Incluso los suyos”.
Javier Alfonso, director de Valencia Plaza, habla de “la falta de responsabilidad política, que se suele ligar erróneamente a la judicial”, y permite a Mazón mantenerse en el cargo. Si bien es cierto que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana sí podría imputarle previo informe razonado de la instructora.
Internamente, los apoyos también han ido menguando. Mazón monopoliza la actualidad y los portavoces huyen de los periodistas. Las palabras en defensa del alicantino han ido enfriándose hasta el “todo a su debido tiempo” de Feijoo ayer, jueves 13 de marzo. La defensa del líder de los populares deja un sabor agridulce para los populares valencianos, conscientes de la enorme incomodidad de Génova.
Aunque no se haya corroborado una operación oficial para destituir a Mazón y públicamente se insista en que, por ahora, no hay tomada ninguna decisión, las fuentes internas aseguran que el auto de la jueza de Catarroja “lo ha cambiado todo”. “Así no se puede seguir”, se exaspera un presidente autonómico del PP. “Es una pesadilla”.
Una de las posibilidades que en privado se plantea en el partido es la posibilidad de forzar la dimisión de Mazón y que sea nombrado un president de transición, ante lo que se plantea otra problemática, la falta de perfiles en el grupo parlamentario popular valenciano, aunque los rumores ya van cargados de varios nombres que podrían asumir esta dirección, como el de la alcaldesa María José Catalá, tal y como informó este periódico.
Entre todo el caos, la agenda del mandatario valenciano sigue su curso, incluido el congreso del Partido Popular Europeo (PPE), que pese a los intentos de Génova de cambiar su localización, Bruselas ha fijado su permanencia en Valencia. Feijóo intentó desplazar el cónclave fuera de la Comunitat Valenciana para evitar que fuera eclipsado por la crisis en torno a la gestión de la dana de Mazón. Además, se celebrará el 28, 29 y 30 de abril en la capital valenciana, justo seis meses después de la tragedia.
Valencia fue elegida sede del congreso antes del barro, cuando era considerada una “ciudad abierta y un referente de la buena gestión”. Ahora, la capital acoge el evento del PPE con un escenario de máxima pulsión interna y en medio del debate sobre la continuidad del su president. El Partido Popular español asumirá el riesgo que supone el emplazamiento tras cinco manifestaciones y el proceso judicial en plena ebullición.