Marlaska, el ministro que no arde aunque ponga en cuestión la palabra de Sánchez

Distintas voces atestiguan el enfado del presidente con el ministro del Interior, desautorizado por segunda vez en un mes. No se contempla hoy su cese pero tampoco se descarta su salida en una futura crisis de Gobierno

El ministro del Interior lleva sobre sus espaldas dos rectificaciones en dos cuestiones de peso en poco más de un mes. Primero fue la delegación de competencias en materia de inmigración a la Generalitat de Cataluña por exigencia de Junts. Y, después, el golpe sobre la mesa que dio el presidente del Gobierno el jueves, para deshacer la decisión de Interior sobre el contrato de compra de balas a una empresa israelí por valor de 6,6 millones de euros.

La hoja de servicios de Fernando Grande Maslaka recoge otros tantos capítulos en los que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le ha hecho tragarse sus palabras o le ha usado como parapeto con cuestiones más que espinosas. Este jueves le desautorizó públicamente, y distintas voces del Ejecutivo afirman que el enfado del presidente con su ministro es considerable.

Según estas voces, Sánchez no sabía que Marlaska había decidido seguir adelante con el contrato de la discordia, poniendo en riesgo la estabilidad de la coalición -IU amagó con reventarla-.Y, lo que es peor, poniendo en cuestión la palabra del presidente.

El Consejo de Ministros acordó dejar de comprar y vender armas a Israel y a sus empresas a raíz de la guerra de Benjamin Netanyahu en la franja de Gaza. El propio Sánchez afirmó en el Congreso, en abril de 2024, que desde el 7 de octubre España no ha realizado “ninguna operación” de compraventa de armas con Israel.

La posición de Sánchez al defender la solución de los dos Estados, Israel y Palestina, ha sido fuertemente criticada por dirigentes internacionales de peso. Como lo ha sido la condena del presidente y de distintos ministros a la destrucción generada por Israel en la franja. Es una de las posiciones de las que más presumen en su Gobierno. Por eso no entienden que el ministro tomara esta decisión. Marlaska es probablemente el ministro más “quemado” del Ejecutivo, como reconocen en sus filas y en el PSOE.

Pero no arde, o no arderá tampoco esta vez, según fuentes del Consejo de Ministros. El presidente no va a cesarlo. Supondría entregar una pieza de caza mayor al PP, que ya ha logrado su reprobación parlamentaria tres veces, dos en el Congreso y una en el Senado, donde goza de mayoría absoluta.

Y se leería como un gesto de debilidad después de que lo pidiera Izquierda Unida, que fue más allá que el resto de fuerzas integradas en Sumar.  La coalición de Antonio Maíllo lo reclamó el miércoles, antes de la intervención de Sánchez y de Yolanda Díaz, que se saldó con una rectificación mayúscula. La vicepresidenta no reclamó públicamente la dimisión del ministro del Interior en ningún momento.

“Eso no está encima de la mesa”; “Me extrañaría mucho”, sintetizan fuentes del Ejecutivo y del PSOE, respectivamente. Sí pueden contemplar que Marlaska abandone el Consejo de Ministros más adelante, en el contexto de una futurible crisis de Gobierno. Aquí todas las fuentes consultadas coinciden: Sánchez es “imprevisible” y estos planes están únicamente en su cabeza. “El que diga que lo sabe, miente”, abunda un ministro.

La legislatura, como la anterior, está marcada por la incertidumbre. Cuando el también líder del PSOE apostó por una Ejecutiva continuista en el 41 Congreso de su partido, en diciembre, la sombra de los casos de corrupción ya salpicaba a La Moncloa. Había habido rumores de crisis, pero el presidente ordenó aguantar posiciones. Su gran remodelación del Ejecutivo, en 2021, tuvo lugar en julio, sin que muchos de los principales perjudicados pudieran anticiparla.

Además, sus socios han aflojado la presión. La mantienen sobre la necesidad de anular todos los contratos armamentísticos con Israel y con sus empresas, pero no en lo que toca a la exigencia de la cabeza política de Marlaska.

Interior no aclara si Marlaska pedirá comparecer voluntariamente

Marlaska no tuvo agenda pública el jueves, tampoco el viernes. El ministro se resguarda de la tormenta y su equipo no aclara si está dispuesto a comparecer en el Congreso de los Diputados a petición propia. En el grupo parlamentario socialista dicen no conocer sus intenciones.

Si no lo hace motu proprio, los votos del PP, Sumar y los aliados parlamentarios del Gobierno garantizarían que se vea obligado a hacerlo. “Yo creo que un ministro o una ministra cuando rectificamos, ganamos”, afirmó Díaz el viernes, en una entrevista en RNE. Intentaba pasar página de la polémica, pero sí deslizó que “si uno comparece y da explicaciones, te ennoblece”. Sabe que IU no va a soltar ese hueso.

Al problema que supone cancelar los contratos ya tramitados se une otra derivada: las cuentas del Gobierno, que vende haber incrementado hasta el 1,43% del PIB el gasto en defensa en 2024, no cuadran con las de la OTAN, que sitúa lo que representan estas inversiones en el 1,24% del Producto Interior Bruto. El Gobierno ha explicado que los datos de la Alianza Atlántica aún no se han actualizado. Faltarían cerca de 3.000 millones por contabilizar. Y el clima con el socio minoritario ya está más que enrarecido.

Interior vs Moncloa: giro de 180 grados en 24 horas

El incremento del gasto en defensa por valor de 10.471 millones había generado marejada en Sumar, y el contrato de las 15 millones de balas fue la gota que colmó el vaso. El jueves, Díaz anunció ante los medios que estaba en contacto con el presidente y con el Ministro del Interior para buscar una salida a la crisis del contrato con la empresa israelí.

Pocos minutos después, fuentes del Gobierno informaron del nuevo viraje: “Tras haber agotado todas las vías negociadoras, la Presidencia del Gobierno, la Vicepresidencia Segunda y los ministerios competentes han decidido rescindir de forma unilateral el contrato de compra de munición a la empresa israelí IMI Systems”.

Unas horas antes, Interior seguía reafirmando sus posiciones. En el comunicado que difundieron el miércoles incluso afirmaban que “pese a este episodio”, su compromiso era “no vender o compra armamento al Estado israelí.

La decisión supone afrontar una disputa legal prácticamente asegurada, que previsiblemente supondrá un desembolso importante para las arcas públicas españolas, como advirtió la Abogacía del Estado. Israel está entre los 10 primeros exportadores armamentísticos del mundo, pero la masacre de más de 50.000 palestinos ha llevado al Gobierno a emprender este camino. Y el socio minoritario permanecerá atento a que no se salga de esta senda.

El ministro menos valorado

Marlaska es también el ministro peor valorado según el CIS, con una nota de apenas un 3,74. Y tiene el récord de reprobaciones en el Ejecutivo: el PP impulsó una en el Congreso y otra en el Senado hace un año, tras el asesinato de dos guardias civiles en Barbate (Cádiz), que fueron embestidos por una narcolancha. Los conservadores le achacaron la “escasez de medios de los agentes, y contaron con la abstención de Junts y Podemos.

En febrero de 2023, en la anterior legislatura, el Congreso lo reprobó por su gestión de la tragedia de Melilla de junio de 2022, cuando fallecieron 22 personas migrantes. Marlaska sobrevivió políticamente, en contra del criterio de muchos. Todo apunta a que en esta ocasión volverá a hacerlo.