CISMA ENTRE VICEPRESIDENTAS

María Jesús Montero: un poder “sin cortapisas” en Moncloa

Su batalla contra Yolanda Díaz por el IRPF es explicada por algunas voces del Gobierno como un error por la ausencia de perfiles que le hagan sombra. Le llegan golpes desde Andalucía, con Susana Díaz pidiéndole que rectifique

En los planes de Pedro Sánchez para recuperar poder autonómico y local, María Jesús Montero tiene un papel imprescindible; revitalizar al que fuera el PSOE más poderoso de todo el territorio nacional. Y eso lo simultanea con su puesto como número dos del partido a nivel estatal; con la Vicepresidencia Primera y con el Ministerio de Hacienda, crucial para cualquier ejecutivo, y más a las puertas de negociar los Presupuestos, o la asunción de parte de la deuda de las comunidades autónomas.

La batalla abierta esta semana en el Gobierno de coalición, escenificada en directo por Yolanda Díaz (Sumar) y Pilar Alegría (PSOE), acapara los focos. Fue Hacienda quien comunicó que no modificaría el umbral de exención en el IRPF para las personas que cobran el salario mínimo (SMI), a pesar de que la nueva subida obligaría a tributar a un 20%. Y es Montero quien permanece fuera de cámara desde el lunes. Su equipo explicó el miércoles que estaba enferma, y por eso no pudo acudir a la sesión de control en el Congreso.

Tampoco tuvo intervenciones públicas el jueves, ni aparece en la agenda oficial del Gobierno para este viernes. Sí lo hacía en la agenda del PSOE andaluz, y compareció en rueda de prensa para reforzar posiciones: sostuvo que el SMI debe tributar en el IRPF cuando no haya mayores o menores a cargo, porque tras el incremento del 61% desde 2019, ya no es “una renta de subsistencia”.

Sumar le reclamó el jueves una reunión para buscar un acuerdo que acabe con la “intranquilidad” de esa parte de los perceptores del SMI que tendrán que cotizar por IRPF. Verónica Barbero, portavoz en el Congreso, reclamó un encuentro que los suyos quieren que sirva como “salida política” de la crisis para la vicepresidenta primera, a la que culpan de haber tomado la decisión sin zanjar el debate a la interna, y sin avisar.

Hubo nuevos mensajes cruzados de Díaz, los ministros Óscar López y Carlos Cuerpo, pero Moncloa mantuvo un día más que no se moverán, pese a las presiones de sus socios, del PP, y hasta de algunas voces dentro del Partido Socialista.

Hay varias proposiciones de ley ya registradas en el Congreso que, de aprobarse (teóricamente suman mayoría), servirían para que el 20% de quienes cobran el SMI, cerca de medio millón de personas sin cargas familiares, no tengan que pagar IRPF. Enma López, de la Ejecutiva federal del partido, consideró “deseable” el acuerdo, aunque advirtió de que “ahora o en el futuro”, tendrán que tributar. “Si no corrigen, se lo encontrarán en el Congreso”, alertaron desde Sumar.

Se trata del conflicto -público- de mayor rango para la coalición, que hace sólo una semana aún se lamía las heridas tras la batalla a cuenta de la reducción de la jornada laboral, que venció Díaz. En las últimas semanas, el pulso tuvo al ministro de Economía como protagonista -la vicepresidenta llegó a deslizar que era “mala persona”-, pero distintos dirigentes de Sumar no dejaron de señalar a Montero.

Hoy la señalan de nuevo, y hay voces en el PSOE que hacen lo propio. Como hicieron, con más disimulo, cuando fracasó la negociación del decreto ómnibus, que encalló en el Congreso en enero, y después se ha visto recuperado -en parte- en el pleno de este miércoles.

Mucho poder “sin contrapesos”, y muchos frentes

La vicepresidenta segunda tiene muchos frentes abiertos, asumen desde los dos partidos. También mucho poder. Y nadie que le haga sombra. “No hay un perfil que pueda servir de contrapeso al poder de María Jesús”, admite un dirigente socialista con galones. Una figura del Gobierno reconoce que la situación era distinta cuando Montero compartía Consejo de Ministros -y focos- con las anteriores vicepresidentas, también mujeres de gran peso político.

No está en cuestión la capacidad de trabajo o la valía de la ministra de Hacienda, para ninguno de los socios, pero sí hay quienes perciben esa ausencia de “contrapesos” en ambos lados. Tanto Nadia Calviño (Economía, hoy en el Banco Europeo de Inversiones) como Teresa Ribera (Transición Ecológica, hoy vicepresidenta primera de la Comisión Europea) eran voces muy escuchadas, influyentes.

La exvicepresidenta primera dejó el Ejecutivo en diciembre de 2023, y ahí fue cuando Sánchez premió a Montero con la Vicepresidencia Primera, situándola por delante de Díaz en el escalafón. En noviembre, Ribera entregó su cartera de vicepresidenta a Sara Aagesen, actual titular de su departamento y antes secretaria de Estado. Un perfil más técnico, que apenas lleva tres meses como vicepresidenta.

Montero es, como Félix Bolaños, primera espada en las negociaciones de mayor alcurnia.  Y, desde su ascenso a número dos del PSOE, en julio de 2022, no ha dejado de ganar nuevas tareas. “Tenía cortapisas con Teresa y Calviño, eran tres mujeres duras”. “Ahora no tiene”,  apuntan fuentes del socio minoritario en el Ejecutivo.

Que Montero apostara por “meter mano en el Algarrobico” el lunes, en una comparecencia ante el hotel en ruinas, en Andalucía, tampoco tiene mucho sentido para el socio minoritario. Todo, para que el Consejo de Ministros anunciara el martes que asumirá los 7 millones de euros que costará su demolición. Con todas las noticias opacadas por la decisión sobre el SMI, que Díaz enmendó desde la rueda de prensa.

Las acusaciones del empresario Víctor de Aldama sobre su mano derecha, Carlos Moreno, tampoco han sido plato de buen gusto para la vicepresidenta. Montero ha reiterado en varias ocasiones que pone la mano en el fuego por su jefe de Gabinete, y siempre ha vendido que las acusaciones del conseguidor del caso Koldo acabarán probándose falsas.

Son muchos frentes, concede un dirigente territorial del PSOE, aunque sostiene que Montero tiene la capacidad para encararlos.

Fuego desde Andalucía

Más allá de sus responsabilidades de Gobierno, el reto de Montero en Andalucía es colosal. Y Juanma Moreno, presidente de la Junta, ha aprovechado la última polémica del Gobierno para erosionarla. Está entre las regiones que concentran un mayor número de perceptores del SMI, y el barón socialista ha criticado la “falta de diálogo” y la “improvisación” del Ejecutivo.

Los disparos llegaban a Montero, incluso, desde sus propias posiciones. Susana Díaz, expresidenta andaluza con la que ejerció como consejera de Hacienda, reclamaba el jueves una rectificación sobre el IRPF del SMI. Moncloa se mantenía en silencio, y Montero volvía a escena para reafirmar sus posiciones.